El Colapso del Mundo


El despacho era amplio y estaba bien iluminado. Las ventanas de colores mostraban la calle, estrecha y retorcida, de aquella parte de la capital. Pero las tres figuras, reunidas en torno a los papeles y mapas desplegados sobre la mesa de cedro no prestaban atención al exterior. Fu Jian se sentaba en el centro, sus ropajes elegantes dignos de la corte aunque él no fuese miembro de la Dinastía ni hijo del Dragón. No necesitaba serlo para cumplir sus labores para el Reino, pues él era uno de los oficiales del Ojo, el temido servicio secreto de la Emperatriz Escarlata. Igual que lo eran sus dos compañeros, de las cuales la dama Rethriss era la que estaba hablando en aquel momento.

-Los rumores indican que el conflicto entre los miembros de las distintas Casas de la Dinastía va a ir a más. El Reino no se diseñó para lidiar con una sucesión, no se contaba con que la Emperatriz pudiese morir...- sus palabras fueron interrumpidas por la voz dulce y suave del hombre, mundano y cotidiano, que se sentaba frente a ella, Iky Isso.

-No sabemos que esté muerta. Solo ha desaparecido. Bien podría reaparecer de modo igual de imprevisto que fue su desaparición durante la Calibración.-

-Hace cinco años de eso, Iky- respondió Rethriss con tranquilidad-, la posibilidad de que regrese nos es indiferente en este momento. Las Casas están incrementando las apuestas por heredar el trono y el conflicto se extiende. Y eso implica que van a volver a recortar el presupuesto para operaciones del Ojo.-

Fu Jian, en silencio, se acarició de modo distraído el bigote. Las once grandes Casas del Reino estaban todas emparentadas por sangre con la Emperatriz, eran sus descendientes a lo largo de los siglos. Y con políticas de matrimonios y alianzas, se habían ido repartiendo la influencia en los distintos aspectos del gobierno, al mismo que garantizaban generar la mayor cantidad posible de descendientes que fueran Vástagos del Dragón. Siempre habían conspirado y manipulado las unas contra las otras, pero la Emperatriz había mantenido bajo control sus disputas fratricidas. Ahora, sin ella, la situación se agravaba a marchas forzadas.

-¿Cual es la excusa en este caso para la reducción de nuestro presupuesto operativo? Necesitamos ese jade para poder mantener el Reino unido- respondió Iky.

-Las satrapías cada vez pagan menos. Aquí tenéis los informes que han conseguido los de contabilidad, a base de sobornar y manipular a miembros de las Escamas para obtener los números secretos de las Casas. Cojamos el sur, por ejemplo, el Tri-Khan de Chiaroscuro ha anunciado una reducción de sus pagos, supuestamente bajo la presión y acicate de su propio consejo de gobierno. An-Teng ha dicho lo mismo y el sátrapa de la ciudad, de la Casa Ragara, está viendo de cambiar eso para garantizar esos fondos para su Casa y no para el Reino.-

-Los Ragara no tienen problema, son de los pocos que están haciendo dinero en toda esta situación con sus bancos y negocios- intervino pausadamente Fu Jian-. Pero entiendo el punto. Si la situación se está extendiendo, satrapías como la de Harborhead, de la Casa Cathak, harán lo mismo, y los Cathak sí que precisan de ese jade para pagar sus Legiones personales.-

-En efecto, Maestro Jian. Y no es una situación específica de las tierras del fuego tampoco. Las Casas de la Dinastía han devuelto a muchos de sus representantes desde las satrapías a la Isla Bendita para participar en sus juegos por el trono, y están gastando ingentes cantidades de recursos en sobornar aliados, mover peones, y avanzar sus agendas. Las satrapías ven esto como debilidad del Reino, ofrecemos menos de lo que solíamos ofrecer y tenemos menor capacidad para obligarles a pagar, de modo que se retraen y cortan el flujo de jade que mantiene al Reino funcionando.-

-No solo eso, Rethriss, ese vacío está creando oportunidades para nuevos desafíos. Los Lintha han atacado un nuevo envío de jade desde las islas del oeste, así que aún las satrapías que pagan sus tributos tienen problemas para hacérnoslos llegar con la aparición de amenazas, de tribus de salvajes de los bordes del Umbral, señores de la guerra locales...-

Fu Jian escuchaba el intercambio en silencio, sus manos cruzadas sobre la mesa, sus ojos cerrados mientras analizaba todo lo que se decía. Las cifras del informe que acababa de leer eran claras y corroboraban lo que sus aliados estaban diciendo. El Reino se estaba fragmentando. Con el centro vuelto sobre si mismo, la periferia buscaba independencia y libertad y, una a una, las satrapías irían rebelándose. Y las satrapías eran las que mantenía el Reino poderoso y fuerte, sin ellas no era más que una isla llena de recuerdos y un gobierno endogámico, pero poco más.

-Haría falta movilizar las Legiones para garantizar la lealtad de las satrapías que están dudando, y someter a aquellas que se han rebelado- no le faltaba razón a las palabras de Iky.

-Las treinta Legiones están desplegadas ya, pero sus esfuerzos no están dirigidos al bien del Reino sino a defender los intereses particulares de los Generales al mando de cada una de ellas. Y, tras los desastres recientes de las Legiones de la Casa Tepet en el norte, dependemos de las Legiones del Senado y las de la Casa Cathak. Y están todas más preocupadas de defender sus centros de poder que en garantizar lo que el Reino necesita.-

-Por no hablar del crecimiento de los Reinos Carroñeros en el este. Sin Legiones suficientes, la región de ríos seguirá gravitando hacia sus señores locales y poderes como el Gremio, y seguirá oponiéndose activamente al Reino. Por no mencionar la pérdida de Thorns, la única ciudad de la región que pagaba tributos como satrapía.-

Tanto Fu Jian como Rethriss asintieron a las palabras de Iky. El centro se miraba el ombligo, olvidando el resto del mundo en la persecución del trono. Dilapidarían fortunas y ejércitos intentando ocuparlo y, el que lo lograse, obtendría un bonito asiento en un mundo que le ha dado la espalda. Y el Ojo, entre cortes y recortes, no tenía los recursos necesarios para evitarlo, por no mencionar la gran cantidad de miembros del mismo que vendían su información y recursos a las Casas a cambio de poder, nombramientos, ascensos o mero jade. Pues la corrupción y decadencia del sistema era estructural, sin la Emperatriz, la entropía resultaba inevitable. Si ella no regresaba pronto, no tendría Reino al que retornar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un mundo de tinieblas

El poder de los nombres

Tiempo de Anatemas 27: La senda de la tinta y la sombra