Crónicas de las Tierras de la Bruma 17: Guerras del Pasado

 

Como el Archipiélago, el antiguo continente no había sido ajeno al derramamiento de sangre y la guerra en estos mil años de aislamiento, eso te lo garantizo. Ya te conté la última guerra, cuando el Avatar de la Sangre dirigió a los gnolls contra el Pueblo de las Llanuras. Pero, tiempo atrás, las huestes de los elfos se habían enfrentado a las fuerzas de las brujas en la Isla del Sol, expulsándolas y dividiéndolas pero pagando altos costes. Y, cuando Sirain Thaalor, el Príncipe de la Oscuridad se aproximó cojeando al espejo maldito e intentó destruirlo, lo único que consiguió fue partir la torre en dos anclada en el tiempo por el poder de la magia corrupta de las brujas.

Porque, escucha lo que digo, la magia de las brujas se basa en la corrupción de la vida a su alrededor en ambiciones oscuras y retorcidas como ellas mismas. Pero en la ciudad estaban pasando cosas, pues otras formas de corrupción permanecían igual que dos de sus agentes. Los Piratas se movían, llevando a investigaciones de parte del Nuevo Cisne sobre lo que ocurría y la decisión de combatir más activamente el crecimiento de las facciones cuyos designios más oscuros lentamente se extendían por la ciudad. Por eso acudieron de vuelta a Ragnarr, que les encomendó la búsqueda del poderoso espíritu del lago que acaso pudiese saber algo de la ancestral espada Caladbolg del Reino, cuyo destino permanecía vinculado al de otras espadas pasadas y futuras. Serían los Barbaslargas los encargados de resolver esa cuestión, pues el Nuevo Cisne partiría ese mismo día en busca de su mayor batalla hasta el momento.

¿Ves chisporrotear las llamas de la hoguera, verdad? Parece que lo hacen al azar, siguiendo su propia voluntad, libres como solo la destrucción puede serlo. Pero la realidad es que obedece a antiguos patrones, designios que nosotros no podemos comprender, se llamen la voluntad del Aeon o la de Mulsha'ara. Y algunos son sensibles a esas cosas, como la hechicera élfica Savirie Valsush, que se encontró con el Nuevo Cisne con información, consejos y ayudas. Y la Princesa del Viento, Falandra Nitain, que obedeciendo a la voz que solo ella puede escuchar les dio los tres regalos que necesitarían. Mientras gritos de cambio social sacuden Asur Na'assib, con una heredera del Principe de la Oscuridad exigiendo cambios, innovación y salir del estancamiento de un pasado esteril, el Nuevo Cisne viaja hasta las profundidades en busca de la primera de las brujas.

Pues el destino de Audarasa Mistwalker, la poderosa Maestra de la Carne de entre las brujas, se aproximaba con cada paso de nuestras heroínas. Pero para destruirla en su horrible cabaña, sería necesario enfrentarse a los horrores que ella misma había creado. Carente de amor durante su vida con los elfos la bruja había retorcido la misma definición del amor en abominaciones que unían carne putrefacta, huesos, engranajes, cristales de hielo, barroy vísceras. Amalgamas monstruosas creadas con magias oscuras, animadas por su oscura voluntad que solo anhelaba una palabra de cariño, un gesto de bondad o ternura.

Pero no iba a encontrar ninguna de ellas en el Nuevo Cisne. El Aliento del Dragón para pudrir la fuente de agua pura y prístina, guardada por los golems que trabajaban en la cadena de construcción de aberraciones. El Ascua Eterna para derretir la catarata de hielo, protegida por los golems encargados de destilar la esencia de la magia . Y, finalmente, el Cristal de la Verdad para abrir la senda entre restos de cadáveres, por un suelo de ojos vivos, hasta el refugio final de la bruja. Ninguna de esas batallas fue sencilla, Ossom mismo había caído bajo los impactos de uno de los golems e incluso la estrategia acertada para emboscar al primer grupo había requerido evitar trampas y tensiones. 

El combate final probaría ser de otra materia. Pues la bruja, que a nivel individual era débil y patética, estaba protegida por sus dos mayores creaciones, en un campo de batalla ultraterreno donde la luz de la linterna de Gnaven era la que delimitaba el único espacio seguro. Más allá, como violentamente descubrieron Hotane y Milia, solo estaba la demencia, la muerte, la destrucción mientras las mismas fuerzas del lugar trataban de desmembrarte para convertirte en un golem en la oscuridad. Por fortuna, ambas encontraron el camino de regreso a la luz entre los cadáveres y restos, donde el campo de batalla se encontraba cubierto de sangre y dolor. Imagina esta misma noche si apagásemos la hoguera, trata de elucubrar los males infernales que nos acecharían en la oscuridad, y empezarás a entender lo que era abandonar ese círculo bajo el violento impacto de los ataques del golem. 

Pero por cada uno de sus golpes, el destello de la hoja de Shana de los Cien Filos cortaba la noche. Por cada una de sus agujas ardían los fuegos creados por Zarel el Bendito. Por cada herida, una de las curaciones de Hotane la Guardiana. Por cada gruñido bestial uno de los encantamientos de Aurora la Ilustrada. Por cada paso al frente de las monstruosidades, uno de los virotes de Gnaven el Forjador de Destinos. Y por cada una de sus heridas supurantes, un rayo purificador de Milia de los Mil Deseos. Porque por cada herida que la bruja cosía surgían veinte más, por cada golpe de las monstruosidades una docena recibían... y, estocada a estocada, embrujo a embrujo, virote a virote, las dos terribles monstruosidades finalmente cayeron, dejando a una bruja desprotegida.

Ella solo había querido amor, aunque fuera de sus propias creaciones, pero sus súplicas de piedad cayeron en oídos empáticos pero resistentes. Sus peticiones de misericordia fueron respondidas con el acero y el fuego, el rayo y la garra. Y con su muerte, la misma cabaña se desplomó sobre nuestras heroínas que a duras penas lograron escapar. Los antiguos textos mencionan algo de un demonio para ayudarlas a levantar los maderos, pero estoy convencido de que es meramente un intento de desprestigiarlas.

No fue hasta que los troncos y vigas fueron hechos a los lados que encontraron el descenso a la cámara de torturas donde la hermana de Elvenstar, Shiolai, permanecía siendo desangrada eternamente para nutrir la horrible cabaña de los horrores y alimentar sus retorcidas maquinarias. Sus heridas eran profundas, pero a diferencia del cobarde de su hermano, que vive aterrado de su propia sombra, Shiolai reaccionó con entereza y aplomo a la situación. Y juntos, fueron devueltos a una ciudad élfica que recibió al Nuevo Cisne como heroínas de leyenda, pues es justo lo que eran, pues no solo festejaban la muerte de una de las terribles brujas que las habían acosado durante muchísimo tiempo, sino la restitución de la Casa Auteri'i y el retorno del equilibrio al estar de nuevo los seis tronos de los elfos ocupados. ¿Y cómo se produjo eso, preguntas? Pues fácil, joder, ¡cuando ambos unicornios volvieron a estar juntos se rompió la maldición que les obligaba a estra distantes! Si es que no prestas atención cuando hablo...

Ala, ya me has puesto de mal humor, con tus preguntas inútiles. Date la vuelta y duerme, si eres capaz, recordando que en la oscuridad a veces se mueven horrores de otros planos y esencias que buscan descuartizarte...

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