La Edad Oscura 28: Lágrimas en la Lluvia

 

El árbol mundo de los simbiontes amenaza la existencia misma de la humanidad en el Imperio pues no puede haber paz entre las estrellas entre ambas especies. La llegada de Theafana y sus hermanos de batalla a Stigmata trae esperanza de refuerzos y nuevos conocimientos que puedan cambiar la guerra. Pero, abriéndose paso entre los civiles que una vez fueron sus vasallos, la llegada se produce demasiado tarde. Porque, en el más sagrado de los monasterios de los Brothers Battle en Stigmata la Orden se ha entregado a la Oscuridad como única manera de defenderse contra un enemigo abrumador y proteger al Imperio y a la fe. Y hermano contra hermano, la sangre de los que debieron luchar juntos casi cubre la sala capitular.

Mientras tanto, a años luz de distancia, de Sutek sale una expedición en busca de un milagro. Dejar las cosas bien atadas en casa por poco implica la corrupción de Laureana a la Oscuridad para poder acompañar a su marido a la batalla. Pero el viaje/peregrinaje a la Sagrada Urth, sede de la Iglesia, abre un nuevo frente, pues la sede de la fe ha caído en manos de los extremistas y los conservadores. En manos de los Li Halan y los inquisidores que han reinstaurado al duro y antiguo Syneculla y han lanzado contra los Talebringers a la Inquisición. Y Lisandro sabe que cuenta con la fuerza para tomar Urth por la violencia, pues las naves de la Casa Hazat son capaces fácilmente de sobreponerse a la débil armada eclesiástica... pero no sin que el universo arda tras la excomunión. 

No, la batalla por el alma del Imperio se lucha con otras armas. Y, mientras Lisandro viaja a Urth lo que surge es un plan más aventuroso y sutil, un engaño, un caballo de troya. De manos de sus aliados y su Príncipe, el Duque de Ptah-Seker se prepara para infiltrarse en el antiguo bunker donde, entre las vergüenzas de los Charioteers, se esconde la llave que puede llevarle al oscuro mundo donde San Lextius desapareció. Al mundo donde pueda encontrar su espada y regresar con ella, un símbolo de esperanza para un Imperio que la necesita de modo desesperado. Pues el tiempo se agota.

Seth, lejos de allí, lucha otra batalla desesperada. Porque en Leagueheim, los Gremios y sus juegos de poder y conflictos se alimentan desde siglos. Y conseguir el apoyo de los distintos Gremios al cambio de Emperador y de gobierno se convierte en una tarea titánica. Desde asegurar el apoyo de la Suprema Orden de Ingenieros tras lidiar con quien se considera un Dios Autoforjado que se ha deshecho de la carne, a negociar con el Muster y los Charioteer. Pero el Leaguemeister no está dispuesto a apoyar ninguna decisión que divida a la Liga en dos, y la oposición frontal de la Dama Winters a Seth se nutre no de la razón sino de la ira. Y con ella, el Cetro y los votos de los Reeves. 

La confrontación directa revela la Oscuridad, pues Winters ha cedido ante el demonio de la Avaricia tras el miedo de ser atacada por la gárgola de Seth. Y el choque solo revela que ella sí piensa de un modo más grande y ambicioso, pero fruto de la ira del momento. Lo cual arroja a Seth contra las cuerdas de planear su propio pacto para contrarrestar el movimiento de la poderosa banquera. Es en la discusión con los otros Guildmeister cuando surge el plan alternativo de la gárgola, pues es cuando trabajan con los demás cuando los héroes encuentran la verdadera fuerza. Y ese plan arrincona a la Dama Winters en la sala de reuniones privada de la Liga, donde enfurecida reconoce las verdades y se encuentra con que el Muster está dispuesto a lanzarle la Inquisición encima. Y, doblegada por la impotencia, abandona la cámara dejando una votación trascendental, pues la Liga decide aprobar la propuesta de cambio institucional.

Y es que el camino al trono requiere de sacrificios infinitos. De arriesgar el propio alma, dinero, vida y posición. De sentir la llama de la Inquisición en tu espalda si te desvías, y el frío dinero en el frente si quieres moralidad. Pues Leaguheim está corrupta, la Sagrada Urth está en manos de los extremistas y la capital imperial se desmorona mientras el poder escapa del trono. Y es que, en los últimos días del reinado de Alexius Hawkwood en el trono del Fénix, los sacrificios se producen de un extremo a otro de la galaxia. Pero para una guerra que no tendrá lugar durante esta generación, una Prueba que ninguno verá; el tiempo se llevará todas las pérdidas, todas las caídas, todos los sacrificios al olvido, como lágrimas vertidas en la lluvia, ocultas bajo el peso de la Historia y la Leyenda...