A Ciegas a la Oscuridad

 

Del Códice de San Trasuldo, condenado a la hoguera por la Inquisición en el mundo de Pyre en el año 3993:

En la noche del final, cuando el Profeta a solas marchó a la Puerta del Infinito, el tiempo se detuvo. Su Inmaculada Muerte bendijo toda la red estelar, tan antigua cual Polvo de Estrellas. Su Irradiante Beatitud purgó la Sombra que Mora entre las Estrellas y la expulsó para siempre de los Mundos Conocidos. Pues el Profeta era Santo, y nada puede resistir a su Absoluta Pureza. 

Pero en esa noche, un hombre perdió su fe. Uno de los seguidores más cercanos al Profeta se encontró perdido y culpable. Y sus pasos se pierden para siempre en el rastro de esa noche, pues la culpa de su interior lo condenó por siempre. Por eso su nombre no será mencionado y su existencia debería ser borrada de todos los libros y textos sagrados. Así me ha sido Revelado, pues aquello que ocurrió hace más de mil años debe ser olvidado.


Diario de bitácora, supuestamente perdido y apócrifo, de la Tu Puta Madre, nave comercial de tiempos de la Diáspora, entrada del año 2851:

He visto mierda de muchas clases en mis viajes por todos los planetas que conocemos. Los he pisado todos o casitodos, llevando mercancías y personas de un lado a otro. Y en todos encuentro lo mismo: misterios raros, y personas ambiciosas, colonos esperanzados y necesidad. Humanidad, en último caso, pues repartidos por todas las estrellas seguimos siendo nosotros, sea calentados al fuego de la hoguera o con la energía de un motor de fusión Starbuild X.3223A como es mi caso. 

Pero lo que acaba de pasar no tiene sentido. No lo comprendo. No me cabe en la puta cabeza.

Recogí a un pasajero, un monje de alguna clase, que se llamaba Lextius. Quería hacer un salto desde Earth hacia un sitio en el que yo nunca había estado pero él tenía la llave. Nada raro, hay millones de planetas ahí fuera y no es raro que se encuentren nuevas rutas entre las estrellas. Así que accedí, cobré su pasaje porque quería la nave en exclusiva y allí lo llevé.

Y cuando saltamos dimos a un mundo... incomprensible. Por las enseñanzas del puto Sathra y la gloria del espacio, ¿qué clase de mierda era aquella? Un mundo sin estrella, un anillo de un tamaño que envolvería cualquier planeta, rodeando una bola mortecina, más ascua que objeto estelar. Conocemos de sobra el ciclo de vida de las estrellas y ascua no es una de las putas formas que toman. No señor. Pero parecía drenada, absorbida, devorada. Y todo sumido en la oscuridad por todos lados. Había algo profundamente impío en todo ello. 

Me negué a llevar a Lextius al anillo. Yo no tocaré esa mierda. Y cuando me quise dar cuenta, había desaparecido de mi nave. Como si nunca hubiese estado en ella. Di media vuelta y regresé a Earth y lo que allí vi aún me persigue en pesadillas. 


El Ojo de la Noche, apócrifo de la Bruja de Ravenna, año 2893:

Lextius cayó en la duda. Lextius cayó en la culpa. Lextius cayó en el pecado que aborrecía. Dejando a su escudero con sus textos sagrados, vagó solo hacia su muerte. A su disolución. A la nada. Más allá de Earth, más allá de la luz. Solo. Con sus dudas. Con su mente. Con su culpa. ¿Por qué le abandonó? ¿Por qué le dejó ir solo? Porque la Oscuridad le había susurrado eso. Porque le había seducido. Porque se lo había llevado. Y así quedó solo. Ciego. Perdido. Buscando la muerte. Buscando la disolución. Buscando el olvido. Deshonrado. Desmoralizado. Corrupto. Lextius cayó en todo lo que había juramentado nunca ser.


Análisis de San Ertius, escudero de San Lextius, por el Sabio Gu'said ur'Satur, quemado en la hoguera por herejía en el año 3632:

Su maestro, según todas las indicaciones, sabía que era un viaje sin retorno. Se culpaba por haberle fallado al Profeta en su hora final y no haber estado a su lado durante la Purificación y la Ascensión. Y buscaba enfrentarse al núcleo de la Oscuridad como modo de darle sentido a su propia vida, existencia, al hecho de que no hubiese acabado cuando debía haberlo hecho. Los mundos mismos susurraban su fallo y fracaso, desde los vientos duros a las charcas tranquilas sabían de la culpa que cargaba.

Por eso dejó sus textos y enseñanzas con su escudero, dejándolo atrás antes de marchar a la Frontera Cercana. Nunca se lo volvió a ver, habiendo encontrado la muerte que buscaba personalmente, como auguraban las estrellas. Y fue su escudero el que extendió su palabra por las estrellas, guiando a seguidores que le doblaban en edad y sabiduría. Y destruyendo paso a paso las otras interpretaciones de las enseñanzas del Profeta, hasta que solo la versión corrupta de San Lextius permaneció, codificada en los Evangelios Omega. 

Pero la verdadera enseñanza, las verdaderas sabidurías de Ven-Lohji la Indispensable que nos enseña a valorar el conocimiento y la sabiduría, la magia y la mística de cada piedra y cada estrella. Esa fue anegada, ocultada, declarada herejía. Mancillada por ser ur-Obun como nosotros. Acallada bajo los santos humanos. Y la comprensión de los Annunaki oculta para siempre.


Sin Perdón, texto apócrifo del siglo XXIX, autora desconocida:

Cometiste el más oscuro pecado de la duda, la inseguridad y la soberbia. Pensaste que sabías más y ahora estás solo. Y en la soledad tu mente te tortura. Lo abandonaste. Le diste la espalda en su momento de necesidad. Caíste en la trampa. 

Busca la redención entre estrellas perdidas, entre sombras ocultas, entre enseñanzas olvidadas. Busca lo que has rechazado toda tu vida. Localiza lo que te hace humano y no santo. Y llora por lo que has perdido, lo que tu orgullo nos ha costado a todos. ¡Corrupto y desecrable! Caminas ciego en la oscuridad sin las manos de La Que Llora por el Mundo para guiarte de vuelta a la luz, para sanar tus heridas.

Y ciego como caballero sin señor, cabalgas hacia la única salida que tu pecado te permite entender: la muerte honorable en una gran gesta que redima todos tus fallos, toda tu mácula. Con ello, solo creas más oscuridad, pues es tu orgullo el que te guía en la noche. Es tu distancia con el Empíreo lo que vas a sentir en tu corazón. Y es la soledad en el Mundo Inconexo la que guiará tu espada. Pues eres pecado. Y tu oscuridad no encontrará perdón.

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