Lluvia sobre tiempos perdidos (10)

Si ese había sido mi primer recuerdo de la novida, ¿cual había sido el más reciente? Mi mente danzó por los siglos que se desplazaban ágiles ante mis ojos, por encima de guerras, batallas, conflictos, sangre, embajadas y luchas... embajadas, si, sin duda mi recuerdo más actual correspondía a pocos años antes. Los alegres británicos que sonaron en ese momento sin duda sabían cómo era, aunque mi último viaje no había sido precisamente alegre como ellos. "Oh, flew in from Miami Beach B.O.A.C. Didn't get to bed last night..." Ni la última, ni ninguna otra, y esas sin dudas fueron noches de mucho trabajo y poco dormir.


-Si llevo mal cruzar el océano en barcos de vapor, peor llevo surcar los cielos en un aeroplano. Pero en estos tiempos es un medio rápido de viaje que puede permitir llegar a tiempo a los sitios y las prisas eran una pieza importante en mi última embajada. Año de Nuestro Señor de 1962 y el destino era Berlín, el mayor nido de espías, enemigos, sectas Cainitas enfrentadas, gente investigando lo sobrenatural... que había probablemente alumbrado la historia del mundo. Un lugar donde la Stasi buscaba enemigos y traidores en cada sombra, lo cual inevitablemente arrojaba luz sobre las actividades controvertidas de más de un miembro de la Estirpe de Caín. Y, del otro lado del Muro, la CIA y los servicios de inteligencia de los países de la OTAN no se quedaban cortos. En estas noches actuales, la tensión en torno al Muro ha bajado, pero por aquel entonces el muro era una construcción reciente y la tensión entre Oriente y Occidente era máxima.-

"...Back in the U.S.S.R. (Yeah)" porque, inevitablemente, la República Democrática de Alemania era la punta de lanza del titán que era entonces la Unión Soviética, por mucho que haya perdido lentamente fuelle a partir de entonces. El mundo que tan acertadamente retrataba en sus noveluchas John le Carré era uno de hombres tranquilos, de pitillos, de secretos susurrados en callejones y maletines que cruzaban los puestos que vigilaban la conexión entre ambos bloques. Un mundo donde una palabra equivocada acababa con una bala en la cabeza, un mordisco en el cuello o una bomba nuclear detonándose en alguna ciudad poblada. Un mundo, por tanto, donde no había espacio para el error.

-Fui enviado allí por petición de Alexius Giovanni, representante de su Clan en aquella cuestión, gracias a viejos contactos que yo tenía del lado del Muro. Debes entender que, en mis tiempos, cartearse con los iguales era una sana tradición que todavía mantengo, de ahí que a menudo esté escribiendo despachos en mi oficina, ya que permiten mantener viejas amistades y conexiones más allá del espacio y el tiempo. Ludwig von Hoff era un poderoso caballero de la Orden Teutónica que había luchado en cruzadas y batallas antes de que yo hubiera nacido, ayudado a llevar la palabra divina a las salvajes tierras del norte de la cristiandad y se había convertido en un poderoso Cainita en Polonia desde entonces. Hay que entender que, aunque Berlín era una ciudad de la Camarilla, su corazón estaba lleno de conflictos y problemas y mi misión requería discreción y cuidado.-

Si, en ocasiones no es el ir a las tierras del enemigo donde está el peligro, sino que puede residir en el espacio que en teoría comparten los aliados. Berlín es, y era, una ciudad Brujah en pleno centro del control Ventrue y, por tanto, una ciudad de cambio político y social acelerado, violento y apasionado como eran los Celotes que la controlaban, a menudo enemistados con los de mi sangre desde tiempos de Cartago. Viejas heridas y rencillas que nunca llegaban a sanar, de las que supuraba un odio y un enfrentamiento que los siglos habían continuado acrecentando a toda velocidad.

-Los Giovanni habían escuchado noticias alarmantes de Rusia acerca del posible despertar de Baba Yaga, una de las afamadas señales de la Gehenna por numerosos profetas y nodistas Cainitas. Una señal inequívoca de la proximidad del final de los tiempos para la cual había que estar preparado, y yo era el mejor para defender los intereses de un Clan Independiente como ellos, al ser yo mismo un Autarca. Además, siempre he tenido mucho interés por cuestiones nodistas y acerca del Fin de los Tiempos, de modo que a mi también me interesaba. Así que, por carta, concerté una cita con Ludwig para que él consultase a sus contactos en Kiev y Moscú y ver qué sabía el KGB de todo ello. Bueno, el KGB, el Sabbat, los Cainitas ferales y salvajes de las estepas... cualquiera que pudiera tener una idea sobre lo que ocurría.-

"Back in the U.S., back in the U.S., back in the U.S.S.R.!"

-Así que ahí estaba yo, en el aeropuerto de Berlín occidental, esperando al enviado del Príncipe con el que había de concretar el modo de cruzar el Muro. Debes entender que es un paso de aduanas que no está hecho para ser cruzado a la ligera y, sin visados sellados, incluso para los de nuestra Sangre es difícil pasar sin llamar la atención, pues hay quien puede detectar el uso de nuestros dones sobrenaturales. Amén de una barrera mágica que dificulta cualquier tipo de tránsito entre un lado y otro de la ciudad y que nadie tiene claro quien ha erigido. Por fortuna, Hinrich Eissen, el enviado del Príncipe, sabía manejar esos menesteres, y a media noche llegamos a un puesto de aduana donde todo estaba arreglado para el tránsito seguro del pequeño Volkswagen de un lado a otro del Muro. Los agentes que allí vigilaban ni miraron nuestros papeles, nos dejaron pasar tras comprobar quien conducía, y nos adentramos en el otro lado del mundo, en el llamado bloque comunista.-

Berlín Este era opresiva, poderosa, recia, clásica, dura... la severidad soviética imperaba en las gentes y los edificios, la desconfianza mutua teñía los ojos de los ciudadanos igual que el miedo o la inseguridad. La sombra de los enormes edificios soviéticos recientes, construidos sobre las ruinas en que Berlín había quedado tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, resultaban monumentales y faraónicas construcciones que hablaban del poderío de un aparato burocrático como el mundo nunca ha visto. Mortales endiosados, guiados por Cainitas paranoicos, una combinación peligrosa.

-Estuvimos tres noches en Berlín Este, esperando a que Ludwig pudiera reunirse con nosotros con lo que había averiguado. Noches en que fuimos vigilados e interrogados por los miembros de la Stasi en más de una ocasión, donde los encargados del hotel informaron de nuestros movimientos a autoridades que nosotros no podíamos ver, en que los antiguos alemanes vigilaban desde las sombras a través de sus poderosas redes de contacos y ghouls mortales. Pero Hinrich y yo aguantamos estoicamente los interrogatorios, eludiendo las preguntas complicadas y entregando secretos y respuestas menores cuando era menester, de modo que las noches fueron transcurriendo en una tensa espera.-

Aún recordaba la presión de aquellos momentos y la tensión. Aún cuando habían pasado ya varios años de aquellos hechos, eran lo suficientemente recientes como para recordar bien lo que había pasado y tener presente las implicaciones de todo ello. "...They leave the West behind..." no se si en materia de mujeres aquellas alemanas eran mejores que las occidentales, pero desde luego era innegable que la gente del otro lado del Telón de Acero era muy distinta.

-A la cuarta noche fue cuando Ludwig nos invitó a visitarlo a su castillo en Polonia, pues era imposible para él abandonar sus tierras en aquel momento. Así que, de nuevo en el pequeño automóvil alemán cruzamos el país hacia el amanecer y finalmente alcanzamos la fortaleza que él reclamaba como su refugio, en la agreste campiña polaca. Fueron unas noches de tranquilidad y asueto, de vuelta a antiguas tradiciones que pocos honraban ya, lejos de la vigilancia de la Stasi. Pero, pese a que el discurrir de las mismas iba tranquilo, las nuevas del teutón eran inquietantes en el menor de los casos. En efecto, según apuntaban los primeros informes, la mitad de los habitantes de varios pueblecitos cercanos a los Urales habían desaparecido misteriosamente en la noche, y en el lugar se habían visto las huellas de pata de gallo que se asocia al hogar móvil de la poderosa bruja inmortal. No había nada más concluyente, y hacía ya varios días que no había más incidentes, pero la amenaza de que se hubiera despertado Baba Yaga era muy real.-

Solo de pensarlo, un pequeño escalofrío me hubiera recorrido la columna si siguiese siendo mortal, pues es innegable que hay cosas que incluso a los antiguos entre los inmortales pueden amedrentarnos, y la poderosa Baba Yaga era más que capaz de quitarle el sueño al más recio Matusalén. "Let me hear your balalaika's ringing out, come and keep your comrade warm. I'm back in the U.S.S.R..." No, ciertamente, no era broma. Los rusos hacían bien en temer el invierno y la noche, pues cuando uno se alejaba del fuego y del sonido de la balalaika, la noche se volvía extremadamente oscura y peligrosa.

-Estuve casi medio mes en el castillo de Ludwig esperando a ver si había más novedades, entrevistando Cainitas de Polonia en busca de más información, creando contactos y tejiendo informantes, pero nada más ocurrió. Si Baba Yaga había despertado, había regresado a su Sueño de las Eras, sin duda. Pero, mientras regresaba a occidente con Hinrich, no podía dejar de sentir que los bosques y las noches del este eran más oscuras que nunca y que, si la bruja había despertado, lo volvería hacer. Y, la próxima vez, probablemente no serían solo unos pocos campesinos y Cainitas rurales los que sirviesen de alimento.-

"...Yeah, back in the U.S.S.R." No, sin duda, la música del cuarteto británico era demasiado alegre para la realidad oscura y terrible que acechaba bajo la protección de la Abuela Invierno.

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