Crónicas de las Tierras de la Bruma 58: Las Barreras entre Mundos

En el momento en que la palabra de Verdad se pronunció en las Tierras de las Sombras, vastos mecanismos se pusieron en marcha. No solo porque se hubiese dicho, sino por el verdadero mensaje que transmitían esas palabras de cambio en el reino sin sol, que todos los muertos escucharon e incluso lo hicieron las tres que son una. Y en su torre, los sirvientes del Rey de los Muertos se pusieron en marcha para defender la corona que estaba siendo usurpada. Y, se dice, que ecos de lo ocurrido viajaron más allá, a los oscuros bosques donde reina Stradh, al negro palacio del espectro Lord Soth, e incluso a la calavera desértica donde se encuentra el tuerto y manco Vecna. Reyes, a su manera, de sus propios dominios de los muertos, que escucharon la palabra que anunciaba el nacimiento de uno nuevo.

Porque igual que esta sopa magra que tenemos no se termina cuando echas el agua en la olla, el cambio del mundo de los no-muertos no terminó con ese anuncio de la Verdad. Sino que fue seguido por la palabra de Nomuerte, pronunciada por Talon, para crear un territorio, una ciudad, donde todos los muertos pudiesen permanecer en paz y sin miedo. Y la palabra de Transformación de Aurora, que modificó esa ciudad para convertirse en una serie de torres, arcos y espiras, completamente inexpugnable para las amenazas que pudiesen venir del exterior. Y finalmente llegó la Luz con Zarel, que dotó de brillo y colores a las tierras yermas e hizo que la torre, visible desde todas las Tierras de las Sombras, fuese un faro al que los muertos pudiesen llegar. El plan no estaba completo, faltaba la palabra de Hogar cuando la desarrollase Maribel, y la palabra de Olvido que esperaban que pudiese pronunciar Gishari, y quizás otras más cuando llegase el momento.

Pero esas cuatro pronunciadas en sucesión hicieron que el mundo cambiase, como el agua hierve ahora que está lista para el siguiente paso. El reflejo oscuro de Talon, aquel al que había dado forma en el cementerio unas semanas antes sobre la materia del avatar de la Muerte, fue movido como en trance, encadenado por poderosas fuerzas al suelo del salón más alto de la torre. Esto fue la señal de que alguien venía y el Nuevo Cisne no iba a limitarse a esperar su llegada. Al contrario, tanto Talon como Zarel salieron al encuentro, mientras Aurora, Milia, Shana y Maribel preparaban una zona de batalla segura en las murallas de la ciudad.

La Dama y el Caballero fueron los primeros en llegar a la altura de Talon, cabalgando sus poderosos corceles muertos, y fueron desafiados por el campeón a batalla. Fue con un portal de Milia que las demás se unieron al combate y el fuego y el acero, el veneno y la muerte misma se entrecruzaron. Cuando la Dama cayó ante los ataques fue cuando aterrizó para el combate la Sacerdotisa y con ella el combate se recrudeció. Y con la caída de la Dama llegaron los Hermanos, dispuestos a continuar la lucha sin tregua. Pero fueron ellos los que se encontraron carentes de descanso, aislados, menguados, derrotados bajo los certeros ataques del gremio de aventureros. Y pronto, las cuatro entidades acabaron derrotadas a los pies del grupo, vencidas.

Talon les explicó a los vencidos que ahora él era el Rey de los Muertos, por mucho que fuese un vivo, pues era su otra mitad la que permanecería detrás. Pero sólo el Caballero y los Hermanos aceptaron en primer momento cambiar su servicio, las otras dos negándose a seguir a un vivo y traicionar así a su Rey. Solo cuando llevaron a los Cortesanos ante la sombra de Talon entendieron que su Rey había cambiado para siempre y, con ello, su servicio también lo haría. Pues las cuatro entidades pertenecían al plano de los muertos tanto como su Rey, que los había creado para tener compañía en su oscura torre en el centro del mundo de los muertos, una torre carente de vida o sentido fuera de ser un retorcido espejo de una vida que su anterior regente nunca había tenido. Pues, hasta la llegada de Talon, a diferencia de los Reyes de otras Tierras de las Sombras, no había ningún mortal que hubiese alcanzado ese rango y se sentase en el trono, sino que era el plano mismo el que se daba forma y reglas para sí mismo, sin haber jamás experimentado la vida.

Regresar a Nueva Catan lo hicieron a través de un portal que permanecería abierto a partir de entonces, conectando ambos mundos, en el lugar que hoy conocemos como la Herida de San Talon. Hans les informó entonces de la llegada de unos embajadores élficos, bajo cuya piel se movían los hilos de los ilícidos. Pero habían venido a despedirse y a agradecer la cooperación mutua, pues Skarsnik había Restaurado su nave y podían regresar a su mundo. Es la última vez que se verían ilícidos en este plano, al menos hasta el incidente siglos después, pero eso es una historia que ahora no nos importa, no me mires así que no tenemos tiempo para perder esta noche con esas tonterías. Pero sí es importante que fue poco después de eso que resonó la campada de la Torre del Silencio y, como bien adivinaron Talon y Zarel, habría más por llegar.

Te contaré en cambio como fueron a visitar el internado y orfanato y cómo esto llevó a la locura. Pues Lian se encontraba absorbida por los infinitos trabajos que requería cuidar de todos los niños y que el orfanato funcionase bien, no en poca medida debido al caos que siempre rodeaba a Valashir. Hablando con unos y otros, Milia y Zarel encontraron distintas estudiantes, desde la prometedora guerrera que quería ser como Shana de mayor, al chico con potenciales aptitudes mágicas y decidieron que lo necesario para animar a todos los menores en su camino era organizar un gran baile para ellos en el Nuevo Cisne. Para ello, organizaron cosas en la torre de hechicería, donde Aurora había estado dando clases antes de marchar a su encuentro con Va'alen, y ahora Jorge entrenaba con Amanecer lo aprendido; mandaron misivas a los amigos del gremio en las facciones y fuera de ellas y consiguieron una pequeña agrupación de gente afín con ganas de divertirse y pasarlo bien.

El baile, según cuentan las crónicas de la época, fue un pequeño y maravilloso caos. La gente bailó y bebió, los niños disfrutaron y rieron, ¡e incluso montaron en dragón! Se dice que Jorel se emborrachó y estaba diciendo a todo el mundo lo buenos amigos que eran, y lo buen profesor que iba a ser en el orfanato. Que Dracael y su hermana emboscaron a Ragnar y tuvieron una épica y divertida batalla entre caballero y dragones. Que el siempre pragmático Príncipe del Agua dejó atrás los fantasmas de su mente y el decoro y bailó con Milia en la pista a una música de canes que, en una de sus travesuras, pusieron Zarel y Valashir. Que incluso el tímido aprendiz de magia, Jorge, acabó bailando con Valashir por insistencia de Milia, mientras Aurora subía a su habitación en compañía tanto de Va'alen como de Savirie. Que solo estaba Vivenna melancólica, con sus lánguidas miradas, mientras el resto bailaban, bebían y reían. Hasta que, al final, los niños fueron quedando dormidos en las sillas y mesas y fueron Madrigal y Maribel las que los llevaron a los dormitorios de invitados, arropándolos en sus camas como los traviesos angelitos que eran. 

Y con ese buen recuerdo nos vamos a acostar nosotros también. Es hora de descansar que mañana nos queda mucho camino por delante, y las sombras del destino se proyectaban en el presente cada vez más cercano. No en vano, en sus exploraciones, Gnaven, Vivenna y Jorel ya habían avistado al norte el Laberinto.

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