Cronicas de las Tierras de la Bruma 47: Una Era de Refinamiento y Decadencia

Cuanto más brilla una luz, más oscuras son las sombras que produce. Si Nueva Catan era como nuestra hoguera, aquí calentándonos, el mundo antiguo era como el sol: abrasador, brillante e inapelable. Un lugar donde el poder conseguía cualquier cosa, la imaginación no tenía límites y la libertad llegaba hasta donde alguien tuviese la capacidad de parar a otro. Una tierra de maravillas y horrores, de refinamiento y decadencia como nunca ha habido ni, probablemente, vuelva a haber jamás. 

Y sus secretos se abrirían de par en par con el día del resultado de las elecciones en que los gremios descendiesen a la cripta del cementerio. Pero no solo esos, pues otros se movían entre las sombras de Nueva Catan, pues sus callejones proporcionaban refugio a toda clase de personas. Una de ellas, vigilaba al grupo casi invisible, de no ser por la percepción y atención de Shana que identificó su figura en el callejón. Rastrear a la sombra huidiza por la ciudad les llevó a las zonas en construcción del puerto, donde en uno de los futuros almacenes la sombra se había refugiado. Zarel y Milia llegaron primero y confrontaron a Sarena Tirsana, encerrándola en una jaula mágica de la cual la pirata no podía escapar. Y, con la llegada de los demás, la capitana del Concilio demostró ser una fanática religiosa enfrentada a la herejía de Zarel que estaba vigilando lo que el gremio hacía. O, acaso más que ella, una influencia mágica que controlaba su mente, pues la capitana no era capaz de conjurar el hechizo de protección mental que impedía que fuese controlada por la magia de Aurora. La encerraron temporalmente en un demiplano creado en el momento como prisión, como modo de asegurarse de que los hechizos se consumían y posteriormente podrían descubrir lo ocurrido. 

Solo entonces descendieron a la cripta, pero no imagines nada como los mausoleos que nos rodean en esta tierra. Al contrario, el lujo llenaba el lugar, la elegancia de la antigua ciudad con toda su belleza y decadencia. Ahí fue cuando de nuevo habló la piedra mágica que tenían desde que derrotaron al Hierofante, intentando evitar que descendiesen en el ascensor pues el alma encerrada en la piedra era la de un poderoso hechicero esclavizado por el Arcanista para ejercer como su sirviente y cumplir su deseo de abrir el refugio cuando llegase el momento. El primero de los secretos que aquellos antiguos pasillos revelarían, especialmente una vez que descendieron a las profundidades del lugar usando su ascensor mecánico.

Allí abajo había un laboratorio mágico y alquímico, dedicado a entendimiento y la comprensión, a la forja de palabras en la Antigua Lengua. El idioma era un ejercicio de conocimiento, pues requería la absoluta percepción del elemento y su absorción por la persona, así como la voluntad de hacerlo ser. Y, con experimentos sobre la vida y la muerte, sobre los límites del cuerpo y lo que ocurre cuando el hálito se marcha de él, el Arcanista buscaba formar una nueva Palabra: "lich". El más poderoso de los hechiceros no muertos, capaz de perdurar durante eones y alcanzar con ello la perfección sin mácula. 

Los laboratorios de experimentación sobre la vida y la energía y la magia, el Poder, formaban un complejo ritual articulado por grimorios interconectados y sujetos a la voluntad del laboratorio, un mero asistente para los experimentos dementes del Arcanista. Fue esta voluntad sintética la que les reveló el nombre de la piedra, Conciencia, capaz de alterar las mentes y voluntades. Solo entonces fue que la misma reconoció que los cambios que había sufrido Hans eran por su influencia, pero que nada tenía que ver con lo ocurrido a Sarena Tirsana. El primero era un mente débil, la segunda en cambio no adolecía de ese problema. Pero había sido Conciencia, junto con sus hermanas pétreas, las que habían retorcido la voluntad del Hierofante cuando llegó el momento, para regresar al continente sagrado y abrir el encierro del Arcanista, despertándolo de su inmortal descanso. 

El acceso a la sala del Oráculo estaba guardado por tres poderosos espectros en armaduras, guerreros no muertos creados para proteger los secretos de la sala y los que había más allá, subproductos errados del aprendizaje requerido para trascender la muerte. Lo que siguió fue una batalla encarnizada aunque de resultados previsibles, pues no había fuerza capaz de detener al Nuevo Cisne cuando los conjuros volaban y los aceros danzaban. Pero los cuatro miembros del oráculo, Decanos de la Universidad antigua todos ellos, observaron lo ocurrido, tomando sus notas tras sus mágicos cristales con sus fantasmagóricas manos. Podría contarte en esta noche estrellada que hablaron largo y tendido con los oráculos, averiguando los secretos de la antigua magia y el proceso de usarla, de obtener revelaciones sobre el proceso de derrotar a la muerte o de tantas cosas que los integrantes del oráculo sabían... pero sería mentirte, pues las aburridas y estiradas personalidades de los sabios fantasmas resultaron rápidamente aburridas para las aventureras que procedieron a la última sala.

El sancta sanctorum mágico del bunker era esa sala, lugar de refugio de sueños y pesadillas. El lugar donde, entre macabras máquinas de autotortura, el Arcanista se había desprendido de su mortalidad como quien abandona una piel suelta. El centro de la sala lo ocupaba un orbe de poder inmenso, una máquina mágica de objeto y función desconocidos hasta que Aurora la tocó y perdió el conocimiento. No parecía dañada y, dado el nombre de la sala, sus hermanas pronto se unieron a ella tocando la esfera y adentrándose en el mundo de los sueños de la ciudad. Como era de mañana, no había muchos durmientes soñando en aquel momento, pero todas sus fantasías y esperanzas, sus temores y pesadillas, estaban abiertos a la observación y la manipulación. Pensarías que sería la archimaga la más dada a modificarlos pero, en realidad, ella y las demás abandonaron el lugar con cierta prontitud... con la excepción de Milia, más conocedora que nadie del poder de los sueños. Ella se adentró en las mentes de los durmientes, como el Arcanista había estado haciendo durante meses, retorciendo sus sueños para que viesen con malos ojos a Quinto Severo, peón manipulado por unos Adelantados y Luz Reveladora rodeados de oscuridad contra los que solo el Nuevo Cisne se mostraba iluminado. Sueños que acompañarían a esos durmientes cuando despertasen, horas más tarde.

Pero un gran poder como ese, conllevaba también una gran responsabilidad. Larga fue la discusión posterior entre Shana, decidida a destruir la máquina de control de sueños, y Milia, defensora de utilizarla para el bien de la ciudad. O lo que ella consideraba el bien de la misma. Al final, ante la posibilidad de que siguiese siendo usada por el Arcanista, la decisión fue tomada para destruirla, ordenando a Conciencia que acabase con su propia existencia para terminar con la del orbe. 

En el sancta sanctorum se encontraron también los diarios del propio Arcanista, de los tiempos del conflicto entre él mismo y los Exoditas, de la guerra entre ambas facciones. Pero sobretodo, del alzamiento del culto y la llegada de un mono con un palo, un idiota incapaz de escribir su propio nombre, que se había enfrentado de cara con el Arcanista en la antigua forja bajo la ciudad. Un ignorante cuya mente pequeña estaba llena con la pureza de su corazón y la firmeza de su fe, un hombre a quien en aquel entonces conocían como San Ragnar. Ante los ojos del todopoderoso Arcanista, el héroe había hecho trampas al ir de frente, al conjurar el arcano y misterioso poder de las leyendas e historias para, guiado por una mente maestra doblegar al destino para forzar a su victoria contra el Arcanista. El poderoso maestro de la Antigua Lengua se refugió en el bunker, donde esperar a la caída de la secta levantisca... una caída que no se produjo, el bastón nunca llegó a abrir las puertas y el encierro se prolongo meses, años, décadas y siglos. Durante los cuales, maquinando su regreso, el Arcanista se entregó a la búsqueda de la palabra más poderosa sobre la nomuerte, y después, ya transformado en lich, durmió y descansó sin soñar pues los nomuertos no pueden hacerlo. No sería hasta el regreso del bastón, durante el desembarco del Hierofante y el Día de la Apostasía, que el yaciente despertaría y prepararía su retorno inevitable al poder sobre los monos y gusanos que ahora ocupaban su ciudad. Pero la ironía, que no se le escapaba, era que aquellos gremios que había por todos lados estaban siguiendo sus propias gestas y sendas del héroe, manufacturando poderosos destinos como otrora hiciera el mono de la espada.

Regresar a la superficie dejó el bunker en silencio, oscuro y apagado, pues no quedaban más piedras capaces de activarlo tras haber usado los tres gremios las suyas aquella misma mañana. Si no hubieran ido a la vez, ¿quien sabe qué hubiese ocurrido? Pero no fue el caso y, cada uno, encontraría algunas respuestas que comentarían por cartas y emisarios, compartiendo los hallazgos y las teorías, las certezas y las hipótesis. Pues muchos temían que pronto se acercaría, como en efecto ocurrió, el intento final del Arcanista por retomar el control de su ciudad. Y mucho dolor y sufrimiento vendría con él, pues el Ciclo de la Oscuridad se aproximaba noche a noche y esos nunca son tiempos felices.

Pero el Ciclo del Fuego aún guardaba unas cuantas sorpresas en sus postreros actos. Y las siguientes llegarían con el viaje al norte, a la fortaleza de la Orden en lo que otrora fueron las ruinas de Detroit. Iban en busca de Jorel, que llevaba semanas allí desplegado y no respondía a cartas ni misivas de Zarel. La Orden allí, la parte ortodoxa que se alejaba de las herejías de Quinto siguiendo a Mattias, estaba preparándose para el combate e incluso el joven elegido del Aeon estaba asustado aunque decidido para la batalla que se aproximaba. Pues la Orden se preparaba para enfrentarse con los Adelantados, culpables de todos sus males desde que defendieron a la Hegemonía meses atrás, sino incluso antes. El gremio era poderoso, y muchos sabían que no volverían con vida de la batalla, aún si creían que el Aeon les protegería y guiaría en la misma. Y, por amor, Jorel aceptó el plan de clonarlo para poder regresar a la vida tras su muerte, renunciando así a su descanso con Dios. Mattias, el líder de aquella unidad de la Orden, estaba fuera de sus cabales, enfadado ante el extremo ante los abusos y demencias de los Adelantados, causantes de todos los males que sufría la Orden. Incluso la corrupción y herejía de Quinto Severo a manos de Lady Paqueret y la ruptura de sus votos al tener una hija eran menos graves que las prolongadas y abusivas afrentas de los Adelantados.

Ya de regreso en Nueva Catan, accedieron al plano de bolsillo donde Sarena Tirsana se encontraba retenida. Habían pasado tres días desde su encuentro anterior, pero allí el tiempo discurría monótono y sin cambios pues nada había creado Aurora en el interior de aquel espacio. Sarena estaba aterrada, aunque hizo lo posible por mostrar su entereza y firmeza habituales, pues la presencia en su mente se había marchado y solo quedaba una mujer que lo último que recordaba era desayunar con su tripulación. Tras ello, cobrar conciencia en aquel plano infinito y monótono, sin saber ni cómo ni por qué ni por quien. El miedo y la confusión anidaban dentro de ella y, por primera vez, se mostró colaborativa incluso, llegando a aceptar vigilar si acaso otros extraños eventos se movían a su alrededor o si alguno de sus allegados mostraba señales inesperadas de fanatismo religioso. Zarel no estaba seguro de todo ello y, por precaución, solicitó después a uno de sus allegados que se encargase de seguir a la capitana y ver qué acontecía.

Finalmente, Aurora acudió a su Círculo de Magos, donde uno de los hechiceros de los Adelantados, llamado Copper, había mostrado interés en participar. Él se convertiría en el bibliotecario de la misma, una colaboración entre gremios al margen de los mismos. También Milia y Zarel se unieron al Círculo de Nueva Catan, y también lo hizo un joven hechicero llegado del Concilio de las Diez Monedas en busca de aprendizaje y mejores oportunidades, llamado Vertariss. Y, con ellos, más los miembros ya pertenecientes al mismo como Savirie y el aprendiz Jorge, lentamente la torre fue cobrando de nuevo vida. Irónicamente apropiado ya que, como la Archimaga descubriría ese mismo día al lograr acceder al corazón de la misma, esta había sido la vivienda y torre de la Decana de la Escuela de la Vida en la Universidad de la antigua ciudad. Una poderosísima hechicera, encadenada más allá de la muerte para formar parte del Oráculo del Arcanista, cuyo dominio y hogar pasó a estar en manos de Aurora desde entonces. Capas y emblemas de colores formarían pronto las señas de los integrantes del Círculo de Nueva Catan que, con el tiempo, se volvería el más importante y legendario de todos.

Pero de todo eso y de más hablaremos mañana, la noche ya se encuentra avanzada y es hora de descansar. Cuando anochezca de nuevo, bajo otras estrellas, te hablaré de la batalla por el Árbol de la Vida, del último de los grandes tiranos de los contempladores llegados a este mundo después de que Gnaven y Vivenna hubieran derrotado al tercero estos mismos días. Y te contaré lo que ocurrió con el árbol que era el centro de la sociedad y la forma de entender el mundo de los elfos, y de los planes y tratos con los ilícidos. De magos y sombras. Y más. Pero será mañana, bajo estas mismas estrellas y luna, cuando se revelen esos secretos. De momento, duerme, pero ten cuidado con lo que sueñas, no vaya a ser que acaben siendo manipulados como hiciera el Arcanista tantas veces.

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