Acero para Humanos 16: Dulces Sueños

 

Los sueños son lo que nos guía en la noche, lo que nos pone en marcha y mantiene en movimiento. Es lo que hace que un campesino madrugue para trabajar los campos, que un mercader haga buenos negocios para enriquecerse, que los señores marchen a la guerra para ganar tierras y títulos. Nuestras ambiciones, anhelos y deseos, que tan terriblemente tejen los djinn, nos guían y mueven en esta tierra deshonesta que es el Norte. Creédme, si algo se como bardo es de los sueños...

Los dulces sueños están hechos de esto
¿y quien soy yo para contradecirlos?
He recorrido el mundo y sus siete mares
y todo el mundo busca algo:
Algunos quieren usarte
otros quieren ser usados por ti.
Algunos quieren abusar de ti
otros quieren ser abusados.

Y os he de decir que lo que a continuación viene no es algo de lo que yo esté orgulloso, pero era algo que alguien tenía que hacer. Alguien tenía que conseguir que Henselt, rey de Kaedwen, acabase a varios metros bajo tierra. Solo así podríamos parar a Nilfgaard y, con suerte, habría paz en el Norte. Así que, con cuidado, comencé a disponer todo para su muerte. Mientras tanto, Xandria investigaba el rastro en su pasado, encontrando cartas que había recibido cuando estudiaba en Aretuza, que le dieron un primer vistazo en la vida de ese hombre que no recordaba pero estaba obsesionada por encontrar. Su propia vida. ¿Y Teos y Chloe? Ellos decidieron que había que rescatar a los skelligenses perseguidos por los nilfgaardianos en Sodden y con magia y valentía consiguieron en efecto llevar muchos a salvo de vuelta a Kaer Trolde, incluidos el propio Crach an Craite, a Mousesack y a nuestro amigo Sturmrik. Y allí, por primera vez, escucharon hablar de los gigantes que le habían quitado el control de la isla de Undvik al Clan Tordarroch.

Pero todo eso, esas buenas acciones y esos planes, se pararían al día siguiente, cuando tuvo lugar el encuentro entre el Rey Szymeon y el Rey Niedamir. El primero iba a entregarle la corona al segundo, pacíficamente, y el segundo le aplastó la misma en su cara, acabando con su vida. Y Derathor, a su lado, desató la demencia y la sangre cubrió los campos cuando uno de cada tres nobles y uno de cada diez campesinos perdían la vida. Porque el Norte está lleno de mierda, no hay otra forma de verlo o imaginarlo, y cada buena acción se paga con amargura, bilis y sangre. Ningún buen acto sin castigo debería ser el lema de nuestros Reinos. Me reencontré allí con Trinde que había sido víctima de los embrujos y, traumatizada por lo visto, buscaba ya venganza contra Stregobor, aunque logré tranquilizarla porque había cosas más urgentes.

Y es que decidimos que se había acabado. Que Derathor era un monstruo y que su existencia debia terminar, porque un poder oscuro como ese no se podía liberar en el mundo. Como el flautista de los cuentos de la abuela, su historia debía llegar a su final definitivo. El brujo Cöen se nos unió para ello, pues llevaba tiempo siguiendo el rastro del Duque de Yspaden. También conseguimos el beneplácito de un Rey Esterad sobrepasado por la situación y nos reunimos en la torre de Chloe para terminar con todo aquello. El cuadro se encontraba en las montañas del norte, en medio de la ventisca, el viento, el hielo. Protegido por la esposa del monstruo, la espíritu del invierno a la cual traté de calentarle el corazón... y otras cosas, ya me entendéis. Pero, aunque lo hubiera podido hacer, recordé que era una mujer casada y que esas no eran formas de solucionarlo. Así que los demás la atacaron e intentaron recuperar el cuadro, pero ella resistió a sus envites convirtiéndose en una tormenta de granizo y el cuadro cantó hasta dejarlos aturdidos y escaparse. Finalmente, al borde de la congelación, regresaron y planeamos con mayor cuidado el siguiente paso. 

Los brujos, que de monstruos saben, dictaminaron que un espíritu así estaría vinculado a las montañas nevadas, a un sitio de poder. Derrotada la criatura podríamos encontrar el cuadro y terminar con él también. La batalla en la cumbre fue breve, pero casi acaba en tragedia según me la contaron, cuando el viento huracanado invocado por el espíritu les arrojó por el borde de la montaña hasta casi despeñarse a la muerte, cientos de metros más abajo. Pero Trinde resistió su embite mientras los rayos de luz de Chloe hacían daño en el espíritu hasta que su existencia se terminó. Así, mientras los brujos trepaban de regreso a la palte alta de la montaña y Xandria regresaba por medios mágicos, la tranquilidad descendió de nuevo y la nieve empezó a posarse mientras el viento amainaba. Ya no corrían riesgo de congelarse hasta la muerte, pero aún faltaba por aparecer el cuadro maldito. En buena hora lo rescatamos del horror de su propio pasado.

No sabíamos donde encontrar el retrato en unas montañas tan grandes y no teníamos suficiente queso para las adivinaciones correspondientes, pero Teos, no se si por casualidad o por su conocimiento de monstruos, sugirió que probablemente estuviese en el hogar que había construido con su esposa ahora difunta. Si es que un espíritu realmente puede morir, que es algo que no se. El caso es que el instinto del brujo tuvo razón y yo, por primera vez (y juré y perjuré que también la última) me vería involucrado en la batalla a vida y muerte que esa cabaña vio.

Pues el retrato se encontraba protegido por cuatro goethia de enorme poder y sus propios encantamientos y cantos amenazaban con robar la cordura de los presentes. La plata danzó en arcos blancos de las espadas, mientras rayos, fuego y hielo surcaban el aire moldeando el caos. Un caos tan desatado que Xandria perdió el control de su propia magia y lo pagó con dolor. Yo he de reconocer que fui el que acabó con el primero de los demonios, seguro que todos habéis escuchado la balada, mientras el Caballero Mudo se nos unía para el combate. ¿Cómo llegó allí? Escucha, amigo, yo solo cuento la historia, ¿quien soy para juzgar las vueltas del Destino? 

El combate fue feroz, un combate como yo no había visto jamás y esperaba no volver a ver. Irónico, ¿verdad? Teos se batió con los demonios con fuerza mientras las estalactitas de hielo de Chloe los golpeaban, Xandria lanzaba poderosos rayos y las señales de Cöen evitaban que los demonios pudiesen luchar con eficacia. ¿Y Trinde? Ella fue la primera que perdió el control a medida que los cantos se introdujeron en su mente y una ira homicida la llevo a lanzarse contra el de Exeter, que se había perforado sus propios tímpanos con tal de no escuchar el malvado canto de sirena del cuadro. Pues sus oscuros poderes mostraban aproximarse a una mujer que no os puedo describir porque solo recordarla... eso, una diosa oscura y poderosa, Lilit misma, capaz de ordenar a Xandria que se sometiese en el suelo, capaz de robarle la voluntad de vivir a Chloe. Pero los demonios fueron cayendo, uno a uno, bajo los golpes del Caballero Silencioso y los espadazo de Teos, los conjuros de Chloe y de Xandria, las señales de Cöen. Y cuando los cuatro hubieron sido devueltos al infierno del cual nunca deberían haber salido, Teos partió el cuadro en dos con su arma de plata y todo terminó. 

Bueno, casi terminó, pues mientras regresábamos el portal de Chloe se interrumpió dejando al brujo a solas del otro lado, donde recibió una visita de su difunta esposa Pola. Un espectro que, con unos gestos y un beso íntimo y cariñoso en la frente, lo dejó reunirse de vuelta con nosotros. Yo he de reconocer que había abandonado el combate y regresado a la torre de Chloe antes del final y fue allí donde vi el eclipse que tan oscuro augurio fue para todos en el Norte, y eso que no sabían lo cerca que todos habíamos estado del borde del abismo. Tiemblo de pensar qué hubiera pasado si tan solo hubieran tardado unos segundos más en acabar con el retrato...

El resto, como se dice habitualmente, es historia. Acudimos a informar al rey Esterad de lo ocurrido y a celebrar haber sobrevivido a esa ordalía, que no era precisamente poca cosa. Pero la sombra todavía danzaba a nuestro alrededor y la ominosa sensación de que aquel final no era el final del todo, que Stregobor permanecía refugiado en Ban Ard y Lilit aun maquinaba en la oscuridad de los valles y campos, en las profundidades de la noche. Una noche donde yo, cuando todos dormían, por primera vez intenté tomar la vida de Henselt, pero no habría de ser pues se encontraba reunido con sus hechiceros para entender el portento astrológico. Y es que, en el plazo de menos de un año, tres de los reyes del Norte habían perdido la vida y la sangre y la sombra que proyectaban sus caídas no serían las últimas que se viesen en aquellos tiempos. Pero, antes de continuar, ¿quien me invita a un trago, que tengo el gaznate seco?

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