Edad Oscura 25: Las Ruinas del Empíreo

 

Nacimos a la vez y Te lo dimos todo. Nuestro amor, nuestro arte, nuestra fe, nuestra entrega. Y Tú nos abandonaste, desapareciste y nos respondiste con el silencio. Te buscamos. Rogamos que regresases. Pero ya habías entregado Tu amor a los primitivos seres que habías creado, descartándonos como juguetes rotos. Y mis hermanos lloraron, y mis hermanas se quitaron la vida ante Tu ausencia. Y mientras Lucifer maquina y Azazel juega sus juegos, yo me he cansado. Un mundo será destruido por cada una de las lágrimas que derramaron mis hermanas, un millón de almas por cada suspiro volcado de sus bocas. Y al final, cuanto todo el universo esté tan en ruinas como Tu reino, regresarás y suplicarás nuestro perdón. Y será demasiado tarde.

Porque Lisandro marcha ya contra los Vuldrok de las Star Nations, mi espada de oscuridad elegida para traer la ruina a Tus mundos. Y Seth se entrega a los juegos de la corte de Leagueheim, cortejando el favor de los Charioteer y planeando su conflicto con la Dama Winters. Porque él también es nuestro agente, y en ruinas deja Tu universo. Y por mucho que Lisandro marchase a una guerra perdida contra los Vuldrok que le superaban en número, y Seth marchase a otra batalla perdida contra mis hermanos pequeños, yo todavía saboreo las ascuas de Yathrib, Tu mundo preferido y se que todo está como debe.

No hay perdón en mi libro. Y es necesario que Seth pacte con los demonios de la paz para que estos se retiren de Novgorod. Lo hace aprendiendo verdades que Tú hace tiempo que quieres ocultar y callar. Verdades sobre cómo es el universo, cómo somos nosotros... y cómo eres Tú, encerrado en tu silencio. Y su contacto hace que el Colmillo de Fenrir y numerosas otras naves dejen de perseguir a la flota imperial de Lisandro, que se da la vuelta para plantar cara a la decena de naves que todavía marchan contra ella. 

Él tiene tan poca piedad como yo y cuando la batalla se inicia, con pavor los Vuldrok y los imperiales ven las consecuencias de un general dispuesto a la guerra total. Uno que no se limita a tomar las naves en intercambios civilizados, sino que está dispuesto a la brutalidad, a la guerra y a la destrucción para obtener una victoria sin fisuras... cueste lo que cueste, como no ven los mundos desde hace siglos. Y entre los cascotes de las naves destruidas por el choque de sus cascos, entre los blindajes arrasados por los impactos de láser de los cañones, entre los cuerpos mutilados de los tripulantes fallecidos. Es entonces cuando Lisandro se erige como mi espada de destrucción, sobre el cuerpo de sus enemigos aplastados.

Porque Azazel jugará sus juegos y Seth jugará los suyos. Pero Lisandro habla mi idioma, y mi idioma es de fuego y ruina, destrucción y guerra. Ese es el único lenguaje que Tú entiendes, y Te lo gritaremos tan alto que no puedas ignorarlo. Porque nosotros seremos el Pecado a Tus ojos, pero Tú... Tú eres la Traición y esta solo se puede devolver con la más absoluta de las destrucciones. Sin cuartel. Sin tregua. 

Hasta que el Empíreo mismo esté en ruinas y Tú roto con él.