Acero para Humanos II 3: Nana de Aflicción

Con la llegada de la Conjunción de las Esferas, numerosos monstruos llegaron al Norte. El vampiro que aterrorizaba a Novigrado solo era uno de ellos, pues entre valles y montañas el cielo era surcado por dragones, los espíritus habitaban los claros del bosque y kikimoras y nekkers amenazaban a los vivos. Como reza la nana infantil:

Los lobos duermen entre los árboles
los murciélagos vuelan en la brisa
pero un alma yace ansiosa y muy despierta
temiendo toda clase de ghouls, brujas y espectros.
Pues para tu muñequita el sueño ha volado
no dejes que ella tiemble sola.
Mi querida muñequita cierra los ojos
yace quieta, silenciosa, no hagas ruido.
Pues el Brujo, valiente y osado,
pagado en moneda de oro
te troceará y cortará
y te devorará entera.

Pero ningún monstruo es tan terrible como el vecino, como la verdulera, como el guardia, como la muchacha que canta en la plaza. Su odio, su envidia, su miedo, su ambición, su ira forman el más terrible de los enemigos. Y en aquel oscuro año de 1264, con tres reyes muertos, el monstruo había despertado con sabor de sangre. Desataría su ira con garras de espada, dentelladas de lanzas, protegido con escamas de armadura y con ojos llameando de odio. Hasta que poblado a poblado, reino a reino, fuera devorando todo el Norte.

Mientras tanto, nuestros protagonistas habían llegado a la tienda de variedades y objetos mágicos, ungüentos y pociones de la hechicera Isolde Vrinhorn. Kazmar esperaba conseguir que le dejase usar su megascope para comunicarse con su maestro Lifaberg de Troy en Ban Ard. La hechicera accedió tras darles la bienvenida en la tienda y tratarles con cordialidad. Parecía algo preocupada por el ascenso del Fuego Eterno en la ciudad, pero su intención de mantenerse neutral en los asuntos de política de la ciudad no cambió. Pero sí que permitió que Kazmar emplease el artefacto mágico para comunicarse con su maestro, que rápidamente le contactó con Gerhart de Aelle, el Rector de la escuela de hechicería. Y el venerable hechicero, preocupado por el devenir de la situación en Kaedwen con su rey local, reafirmó la intención de investigar la extensión del Fuego Eterno pues suponían una amenaza potencial para toda la Hermandad. Una agravada por el descubrimiento del vampiro y el potencial necromante entre los causantes de la situación. 

Reafirmado en la importancia de investigar al culto ígneo, y con el vínculo del mismo a las víctimas de las desapariciones, Morgo fue quien incentivó la idea de entrar en la catedral del Fuego Eterno a investigar. El templo estaba protegido por dos caballeros de la que, con el tiempo, se convertiría en la Orden de la Rosa Llameante, aunque por entonces la orden de caballería aún no había sido constituida como tal. No fue una conversación placentera, y de hecho al borde estuvo de terminar en violencia, pero las palabras severas de Risko y Kazmar lograron imponerse a la ira que había desatado la ofensa que Thorgar había proferido tras varios insultos de los guardias.

En el interior del atrio se produjo el inesperado encuentro entre enemigos que descubren que comparten otro enemigo común. Pues, manejando la conversación con sutileza, Morgo Palis logró convencer al exaltado Hermann Eislig de que poseían una causa común en descubrir lo que acontecía con los miembros del culto desaparecidos. El enano logró sonsacar información de todos los desaparecidos y la cronología de eventos, a cambio de muy poco que le dio al clérigo. Y, para cuando empezaba el atardecer abandonaron la catedral con dirección a hablar con Vieresyn Potężnaprzyprawa, el ilustre líder del gremio de mercaderes de especias y el hombre más importante de la ciudad. Quien, esa misma mañana, había encargado la investigación a Morgo para proteger los intereses de la ciudad.

La artrosis y los dolores aquejaban al anciano desde hacía años, pero eso no cambiaba su talante. Su mente estaba tan despierta como siempre, y se encontraba preocupado por las consecuencias que la situación tenía en la negociación de los fueros de la ciudad con el Rey. Y las posibles retaliaciones que su Majestad podía tomar si no quedaba satisfecho con los resultados de la desaparición de la dama Weiss. La conversación fue fluida y honesta, pues Vieresyn temía que esa noche sería suya la vida que se cobrase el vampiro, conclusión a la que había llegado erróneamente, en base a la información más que notable que el anciano tenía a su disposición. Pero que se equivocase era algo que, en aquel momento, nadie tenía la certeza. De su conversación salió el nombre del otro miembro del consejo de la ciudad que era miembro del culto del Fuego Eterno, Olaf Bartosz, líder del influyente gremio de constructores de barcos. Y aquí el grupo se dividió, pues los intereses de los distintos miembros y sus preocupaciones divergían y, por separado, podían tratar de proteger a ambos de los ataques del vampiro. Risko y Thorgar permanecieron con Vieresyn, asegurando las habitaciones y preparándose para una guardia por la noche que les llevase a detener cualquier ataque contra el gremial.

Mientras tanto, Morgo guió a Kazmar por las calles en busca del brujo Connor, que se había separado después de comer para seguir sus propias pesquisas. Sin embargo, a quien encontraron fue a Erevard, el brujo de la escuela del Gato con quien el Oso había tenido un encontronazo la noche anterior. El encuentro no fue sencillo, con amenazas y violencia, negociaciones y pullas, pues el brujo era una corriente emocional complicada de contener. Pero consiguieron llegar a un acuerdo para cazar a la criatura, si bien si se trataba de un Alto Vampiro el brujo se negaba a involucrarse, pues valoraba más su vida que el pago. Juntos los tres montaron guardia frente a la puerta de la mansión de Olaf Bartosz, pues la ama de llaves se negó a permitirles la entrada a un enano, un hechicero y un brujo en un hogar de creyentes del Fuego Eterno.

No tuvieron mucho que aguardar antes de que el vampiro hiciese su presencia conocida con la llegada de una niebla sobrenatural al hogar de Olaf. El brujo, como había prometido, abandonó el lugar, no dispuesto a luchar con un vampiro en plena noche y sin óleos adecuados. Morgo hizo la señal para avisar a Risko y Thorgar de que la amenaza se encontraba en la otra casa, y estos rápidamente hicieron su camino hasta allí, después de que el mercenario garantizase el bienestar de Vieresyn. Y juntos, en la húmeda niebla, vieron llegar la elegante figura del vampiro, cuyo nombre no fue revelado. 

Fue una conversación extraña, pues con criaturas como aquella es difícil establecer dónde se encuentra la verdad, donde la mentira, donde la exageración. El monstruo no reveló demasiado de si mismo o el por qué, pero acaso en un error o en un detalle deliberado, dejó caer que la destrucción de esos seguidores del Fuego Eterno era una cuestión de venganza. Y que de su sangre obtenía los recuerdos y experiencias que necesitaba, aunque aún a día de hoy desconozco si eso es siquiera posible para una criatura así. Un pacto con el diablo se forjó esa noche, pues los intereses del vampiro en destruir al Fuego Eterno en cierto sentido se alineaban con los de nuestros protagonistas. Y si le entregaban a los líderes del culto ígneo que, habitando en el templo estaban protegidos de la amenaza vampírica, él se comprometía a buscar la información necesaria sobre lo ocurrido con el espectro y el asesinato de la dama Weiss. 

Y así es que nuestros amigos se separaron para descansar. Menos Thorgar, que pasó buena parte de la noche investigando las pistas posibles sobre el origen de la venganza del vampiro, llegando a descubrir un evento unos días antes del comienzo de las desapariciones que quizás estuviese conectado. 

Pero esa noche, mientras el sueño se cernía sobre Novigrado, Olaf Bartosz desapareció de su dormitorio como si nunca hubiese existido. Con el cariño y cuidado de un amante cruel, como el Norte, y el deseo de la tumba, abandonó su cama y nadie más lo volvió a ver con vida. Pero de muertos el mundo se estaba llenando con rapidez, desde la Liga de Hengefors en el norte a las batallas por Sodden en el sur. Y nadie recordará un mercader más, desaparecido en su hogar en Novigrado, en un año que tantos fantasmas y espectros creó, tantos recuerdos destruyó y tanta amargura dejó en aquellos que lo vivimos. 

Ahora, ya nadie queda para danzar con esos recuerdos y espectros, amados y odiados, pues ese es el precio de que el terrible monstruo finalmente hubiese despertado.

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