Crónicas de las Tierras de la Bruma 55: Nieblas de Entre Mundos

A todos llega su hora, antes o después. Desde una pequeña rata al más poderoso de los dioses, eventualmente tienen un final. Puede que a una bella mariposa solo le lleve un día completar su tiempo, mientras que al pantano en el que nos encontramos le llevará miles desaparecer, pero ambos tendrán un final. La muerte es paciente, antes o después todos cruzaremos sus puertas de hueso y sombras para no regresar, pues por mucho que completemos este peregrinaje la última página siempre será Fin. 

Pero, mientras tanto, la vida continua, día tras día, con cada comida por magra que sea como en nuestro caso. Mañana tenemos que dedicar más tiempo a cazar que esto es una vergüenza. Aurora, Maestra de Magia, había creado regalos y guardianes para todas sus hermanas y demás miembros del gremio: un pequeño dragón para Shana, un hada para Zarel, una alfombra voladora para Milia, un cuervo de sombras para Talon, un gato para las hermanas Madrigal, y había animado del todo su propio libro. También para Skarsnik, de la Luz Reveladora, hubo un regalo, tal y como le había prometido a Shavi. Fue tras el desayuno que encontraron a Ragnar acompañando a uno de los ilícidos, ocupando un cuerpo élfico. La aberración había recorrido el camino desde Assur Na'filem para consultar con ellos, pues la aparición de la palabra de poder Restauración abría un camino para su regreso a otros planos más sencillo que el inicialmente planeado, pudiéndose reparar su nave. Sin embargo, ellos no tenían tratos con Skarsnik, el Reparador de Retazos, y sería necesario que fuese el Nuevo Cisne quien actuase de intermediaria en esa complicada situación.

Ragnar, mientras tanto, quería hablar con Milia de su orfanato, pero tuvo que esperar porque la Maestra de Deseos se encontraba durmiendo y digamos que el suave despertar del Maestro de la Nomuerte llevó a la demostración de la fogosidad y vitalidad de la juventud. Ragnar quería hablar con ella de la Dama Freyr, una joven y valiente guerrera, pero demasiado impetuosa e irreflexiva, que se había roto una pierna en una batalla. Y, para que aprendiese calma, paciencia y a pensar las cosas, el caballero había pensado que la joven podía instruir a los niños de la escuela de oficios en el arte de la espada, y al mismo tiempo empezar a valorar el pensar las cosas e ir con calma. Lo cual motivó una visita de Milia a la escuela del orfanato y a conocer a los primeros niños que, siguiendo las enseñanzas de Valashir, estaban aprendiendo a bailar, mientras Lian administraba y cuidaba del recinto y se encargaba de que todo funcionase. 

Shana y Talon acudieron a Atenogenes, para encontrar los pasos a seguir para desarrollar sus propias palabras de poder. Uno de los potenciales destinos de Shana se encontraba en las profundidades del bosque, aunque ella misma también propondría con el tiempo adentrarse en el extraño rombo volante de los ilícidos para desarrollar el entendimiento de la Supervivencia. Mientras tanto, Talon descubrió el lugar donde debería forjar aquello que ya existe y donde lo que carece de muerte debía morir. Pero ya llegaremos a eso, no te me pongas nervioso que aún tengo más cosas que contarte antes de eso. Porque, si bien Shana salió hacia el bosque para entrenar en enfrentarse a venenos y otros peligros junto con Dracaella y su hermano, el resto tenían que darle ganas de vivir a un miembro del club de fans de Zarel que había decidido quitarse la vida.

Así que el Maestro de lo Divino siguió al seguidor que le había hablado de la situación en compañía de la mayoría de los demás, pero al llegar ante la torre de hechicería encontraron un caos de niños pequeños haciendo cola y gritando y causando problemas. Pues Gnaven, Maestro de la Forja, había modificado al gigante oso mecánico que le había regalado Aurora y lo había cubierto con pieles de oso para que los niños jugasen. Y eso había traido a una pequeña agrupación de alborotadores que estaban desorganizando todo, ante las protestas de Savirie que quería seguir estudiando magia sin ruidos. Hubo numerosas discusiones en esa torre, entre los ruidos, la construcción de túneles de espionaje bajo la ciudad y las decisiones transformativas de Aurora. Al final todo se solucionó de modo positivo, y el grupo continuó camino de la casa del seguidor.

Jerrom lo había perdido todo: a su marido, a su fortuna, sus muebles, su casa y sus ganas de vivir. Sin futuro por el que valiese la pena luchar, quitarse del medio rondaba demasiado a menudo por su mente, y quizás esa fuese una carga para la que un muchacho de 13 años como Zarel no estaba preparado para gestionar. Pero el Maestro de la Fe sí que fue capaz de devolverle a Jerrom su marido muerto, el dinero necesario para cubrir sus deudas y, más importante, las ganas de vivir. Y Milia ganó dos nuevos profesores para los niños de su orfanato, pues Jerrom y su marido sabían sobre cuestiones de naturaleza, de plantas, animales, a rastrear, y otras habilidades que serían útiles para los niños que quisiesen ser aventureros en el futuro. 

Unos dignatarios de la Sexta República del Bien Supremo les estaban esperando a su regreso en el palacio del Nuevo Cisne. Buscaban entablar una nueva y próspera relación entre Nueva Catan y el nuevo gobierno del Archipiélago tras su última revolución y encontraron entre las aventureras el campo abonado para un buen entendimiento y apoyo mutuo. Una relación fructífera pues el gremio se encontraba alineado muy a menudo con la forma de ser de la República y su nuevo gobierno de chevaliers, si bien en política se encontrasen en extremos opuestos en muchas ocasiones. Pero incluso Le Lion, a quien la espada de Vivenna había identificado como un antagonista de las aventureras tanto tiempo atrás, había acabado desarrollando una relación positiva con las mismas, tal era su encanto y pasión. 

Pero dos días después, cuando Shana regresase a la ciudad y viajasen a las profundidades de la ciénaga, esa pasión sería puesta a prueba. Siguiendo las direcciones dadas por el adivino, viajaron más allá de Timisora y Nueva Rom, hasta las distantes tierras que se acercaban a los dominios del Miedo. Su inquina vocecilla siempre en la parte trasera de sus mentes, susurrando horrores y temores. Y allí encontraron un lugar donde la barrera entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos era más débil, donde casi la tierras de las sombras eran accesibles con un pequeño empujón.

Talon concentró sus energías en dividirse para siempre, como ya sabía que haría tras su paso por la muerte, para crear un reflejo de si mismo, un fragmento de su alma que para siempre permaneciese del otro lado del velo. Pero para forjarlo debía dar fin a la muerte misma y usar su materia para convertirse en el Maestro de Espectros. Y del otro lado de la barrera el avatar de la Muerte respondió a su desafío y las brumas regresaron al lugar con su retorno. Su poderosa guadaña segadora de almas se alzó y cayó, la vida de las heroínas siendo arrebatada con cada oscilar de su afilado borde. Pero las brumas fueron disipadas ante la llegada de la Luz del Maestro del Sol, y las armaduras y túnicas raídas de la entidad fueron hendidas por los virotes de fuego de las ballestas de la Maestra de la Invisibilidad, desintegradas por la espada transformada en haz de sol de la Maestra de la Transición, iluminada su forma montruosa por los deseos de la Maestra de los Ensueños. Y con cada vigoroso golpe de la lanza de Talon, la palabra de la nomuerte era pronunciada una y otra vez, primero fragmentada e incompleta, pero cada vez con más fuerza y precisión. Y fue con el último golpe, bajo el brillante poder radiante de Zarel, que se completó y transformó al avatar de la muerte en un fragmento de Talon, una parte de su alma que para siempre moraría del otro lado de la barrera.

Pero en el Ciclo de Oscuridad siempre hay pérdida, para poder obtener aquello que importa y defender lo que se quiere se impone sacrificios. Y siendo que las almas no se pueden mutar ni transformar, crear un reflejo real del otro lado del velo requería que un trozo de Talon se desgajase de si mismo y pasase al otro lado, dejando dos seres para siempre incompletos. Un reflejo de luz en sus ojos que ya nunca sería igual de brillante. 

Ya habrá tiempo de hablar otra noche de lo que vino después. De los ilícidos y su nave, de la palabra de la Supervivencia, de la búsqueda de Milia de su propia palabra o de entre todas alcanzar el Testamento de la Certeza. Cosas para las que esta noche, sin duda y con toda seguridad, no tenemos tiempo. Así que abrígate bien con tu manta que estas serán unas horas muy frías, mañana seguiremos caminando y hablando. Y cazando, no podemos tener unas cenas de mierda como estas si queremos tener fuerzas para lo que nos queda de peregrinaje.

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