Crónicas de las Tierras de la Bruma 51: Crónicas de las Tierras de las Sombras

Lo que ocurrió entonces te lo puedo contar según recolecciones de terceros, pues ellas nunca pudieron comunicarlo con la misma entereza. Fueron los registros de Madrigal los que perduran en el tiempo, una extraña recolección de explicaciones medio metafóricas y proféticas del tiempo en que estuvieron muertas. Pues ese era su camino por decisión propia, para poder comprender la muerte, la no muerte y la senda a la certeza, y quizás a más cosas, debían conquistar al propio final de todo.

Pero la noche, tan oscura como esta en la que nos encontramos, comenzaría con un libro despertando a Shana de su descansar. Uno de los códices de dragones que ella había estado estudiando, que quería estar en un sitio con playa y una margarita, aunque para qué querría un libro una bebida es algo que se me escapa. Pero por ese pequeño detalle es que la sigilosa guerrera descubrió que Aurora ya no dormía en el palacio del Nuevo Cisne, pues se había mudado unas semanas antes a vivir en la torre de hechicería, en los aposentos de la antigua Maestra de la Vida de la Universidad.

Fue después de eso que, con la llegada de la mañana, partieron hacia su propia y planeada muerte, a bordo del navío de Jenny "la Negra". De camino encontraron los festejos de la inauguración del fastuoso puerto, donde Quinto y Alvin estaban hablando con las multitudes y ellas se unieron a celebrar su apertura. Pero fue una afable parada breve antes del viaje a la oscuridad. Convencer a Jenny de que las guiase en la muerte, con el poder oscuro de Davy Jones, no fue complicado, como no lo fue para la mayoría morir envenenadas; solo Shana y Milia, más resistentes a la mortal poción, debieron ser degolladas. Y de aquí en adelante, deberás saber que no sabemos si está toda la información o no, pues ellas dejaron constancia en los textos de Madrigal, conocidos como los Misterios, pero estos están abiertos a múltiples interpretaciones y entendimientos.

Según los textos, el reino de las sombras, donde van los muertos que no son aceptados por el Aeon, es un lugar oscuro y triste. Sombras de almas vagan de un lado a otro, progresivamente olvidando sus vidas y sus esencias, cayendo en el olvido final que a la mayoría espera. Como este cenagal, ruinas ocupan el espacio, fragmentos de recuerdos que llevan consigo aquellos que aún retienen alguna parte de su memoria. Y en todo momento, saben que no fueron dignos de ir al otro lugar, que este es el sitio en el que pertenecen hasta el final. Con una excepción, pues radiante por si mismo, Zarel destacaba en el páramo gris con el brillo de la pureza y la divinidad, pues él sabía que era merecedor del otro lugar, de descansar con el Aeon en el trono de plata. 

Conversar con las sombras les mostró la creciente presencia del olvido, a medida que fueron viendo que unas y otras habían ido olvidando cosas importantes de sus vidas. Incluso un ministro del Aeon, que predicaba con vehemencia desde su púlpito recordado, fue usado para comprobar que incluso las sombras de los muertos pueden ser destruidas hasta que sean reclamadas por completo por el olvido del tiempo y la falta de recuerdos. Queda constancia en muchos lugares de lo poco que la tierra de la sombras gustó a Zarel, que pronto estaba deseando marcharse. 

De allí fueron al bosque de los lamentos, pero antes fueron reclamadas de vuelta al mundo de los vivos por Madrigal para que le contasen cómo eran las cosas en las tierras de las sombras y dejar constancia por si olvidaban todo al regresar de la muerte. Una precaución que Aurora había tomado al diseñar su plan, visto que Shana no recordaba más que extraños sueños de su primera visita a las tierras sin sol. Son las notas de la cocinera las que nos quedan hoy para entender aquellas extrañas y oscuras tierras, fruto de las tres visitas que le harían durante su viaje.

En el bosque de los lamentos encontraron una mujer en llamas, consumida en vida por bruja y ardiente después de la muerte. Fue imposible apagar las llamas con arena, mantas o agua y solo convenciendo a la sombra de que no ardía fue que desapareció el fuego. Pues en las tierras de los muertos, la creencia y el recuerdo son las monedas de poder y comercio, no el oro o el acero. Y algún día, todos llegaremos allí igual de pobres que el que nos preceda o nos siga en el camino. Encontraron un hombre colgado por asesino y fue reducido a una sombra de si mismo, casi sin recuerdos, a un paso del olvido.  La segunda de las visitas se produjo entonces, cuando abandonaban el bosque hacia las brumas.

Pues en las nieblas las esperaban las que tenían respuestas pero no las que buscas. La anciana, la mujer y la doncella. Tres que son una, una que lo es todo. No es una deidad pues nadie las adora, pero todos las conocen de un modo u otro desde que nacen. Dieron sus respuestas, tramposas y esquivas, pero hubo sabiduría que se aprendió de ellas aunque no del modo directo en que uno esperaría. Del olvido y del concepto de la muerte, de la importancia de los recuerdos y de la lejanía al Aeon y la inexistencia del tránsito de la vida a la muerte aunque haya un largo viaje de la muerte a la vida. Pero, al final, como siempre ocurre con ellas, las tres desaparecieron dejando más misterios que certezas. La tercera y última de las visitas se produjo después de ese encuentro, cuando marchaban en busca del Arcanista.

Lo encontraron, en el recuerdo de su laboratorio, buscando sus notas sobre la muerte y la vida, intentando regresar del más allá del que nadie retorna por su propio pie. Nunca encontraría esas notas, pues ya no recordaba lo que ponían y nada hay en la tierra de las sombras que no hayamos llevado con nosotros durante el viaje. Pero sí había llevado consigo su orgullo y mucho de su conocimiento, y entre sus recuerdos se encontraba la vergüenza de la derrota inevitable contra quienes consideraba inferiores, y de la existencia de sus propios guardias. Así que los conjuró de entre sus recuerdos, dispuestos de nuevo a servirle en la muerte como hicieron en vida. Pero el Arcanista no comprendía la naturaleza profunda de aquella existencia de sombras y remembranzas pues los guardias no eran más que sus recuerdos, como lo fue la llegada de la segunda Aurora en forma de dragón, o el uso de rayos y bolas de fuego, de lanzas y espadas. Y con cada golpe y herida, era la memoria del antiguo gran hechicero la que sufría hasta que, al final, se encontraba más alejado de las notas que él mismo quería encontrar, buscando cosas que ignoraba ya qué eran. Fue así que lo abandonaron y esta es la última imagen de esa entidad que queda, de su psique rota y de la inevitable llegada del olvido.

Un olvido que encontrarían de otro modo cuando Talon decidió ir en busca de las sombras de aquellos que consideraba sus hermanos. Pero él nunca los había conocido en vida, solo sus huesos y objetos e historias que su mentor le había contado, a saber si basadas en verdad o no. Y lo que encontró no fue a sus hermanos, sino los fragmentados recuerdos que él tenía de ellos, pues ignoraba quienes habían sido en vida. La última visita se produjo entonces y fue durante esta que le dijeron a Madrigal que las retornase a la vida, pues habían aprendido todo lo que buscaban aprender y no querían permanecer más tiempo en la oscura tierra de las sombras.

Pero antes de que esta las dejase marchar encontraron un enorme caballero en oscura armadura, cubierto de mortajas y poder. Talon. O, mejor dicho, la cara del mismo que regresaría al mundo de los muertos cuando él dominase la Palabra de la Nomuerte. Algo que no había ocurrido aún y, sin embargo, los textos recogen ya por aquel entonces. Si ocurrió de algún modo que el tiempo entre los muertos discurre distinto, o es que los antiguos textos se equivocan o fueron enmendados a posteriori, es algo que desconocemos los que vivimos en el presente. Pero dicen los Misterios que fue el Talon de las sombras el que pagaría el precio para permitir que regresasen de la muerte con sus recuerdos intactos, aun si ellas raramente volverían a hablar de aquellos tiempos en que caminaron como débiles sombras, o de la profunda risa de Davy Jones en el fondo del océano.

Del resto de lo que aconteció entonces si que hablan los textos habituales. Del pequeño conflicto entre la Aurora original y su simulacro, del accidente en la torre de hechicería que hubo que subsanar. Pero sobretodo del viaje al bosque, a luchar contra los gigantes que amenazaban a los elfos desde el paso de montaña. Los gigantes, estúpidos y malvados por naturaleza, se encontraban organizados en su campamento y, nada más ver ascender al Nuevo Cisne, cargaron. Pero fueron confundidos por las palabras de Zarel y sus preguntas, por la violencia de Talon que se iniciaba e interrumpía y la muerte del líder de su tribu. Pero pocas respuestas tenían sus cabezas huecas y mucha malicia. Y sus huesos acabaron en el suelo, en las cercanías de las estatuas a los antiguos dioses élficos de la luz y la oscuridad que, aún hoy, se alzan en ese paso de montaña. 

Encontraron en las cercanías, en la cara de la montaña, una entrada, una pequeña puerta que daba a uno de los tánatos de los enanos. Pero este era uno trágico, sin vida, destruido. La llegada de las brumas había acabado con el comercio con los elfos, el hundimiento de sus propios túneles durante un terremoto los había aislado del resto de los Caminos de las Profundidades. Solos, sin alimento ni recursos, enviaron expediciones en busca de comida al exterior pero, bajo las Brumas, ninguna de ellas regresó. Y, en la oscuridad, los habitantes de la ciudad sucumbieron al hambre. Y, mientras pilares y túneles sucumbían al tiempo y la tierra, su hogar se convirtió en su tumba. Pero los gigantes, muertos en el exterior, fueron reanimados por Talon para desescombrar todo y, con tiempo, nueva vida podría albergarse en aquellos salones subterráneos.

Regresar a la superficie trajo de nuevo el valor y la belleza de la vida. Tras las sombras y las ruinas, en Nueva Catan organizaron un baile. Siguiendo su antigua tradición fue un tiempo de danza y risas, de bromas y teatro, de disfraces y sexo. Y llegó la sorpresa de que Gnaven había iniciado oficialmente una relación con Heidi, con contrato firmado como estipulaba la augusta forma de ser de los enanos. Pues no hay mejor razón para el festejo que la existencia, que la vida misma, que la creación de nuevos y bellos recuerdos que nos acompañen cuando las sombras nos reclamen. 

Pero mucho he hablado esta noche, y de temas oscuros y que me preocupan. Hablaremos mañana más, ahora descansa. Dejame pensar. Y asegurate de que no te entre frío en los huesos cuando la hoguera se apague pues ella también en breve será solo ascuas, y después ni siquiera eso.

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