Historia de una Ida y una Vuelta 5: Los Cinco Odiosos

 

Coge la baraja, extrae la carta que gustes y haz lo que quieras con ella antes de devolverla a donde quieras del mazo. Es irrelevante, es un juego, un truco de magia. La Ecuación está despejada, unos pocos movimientos de distracción y el naipe que extrajiste será el que se muestre al darle la vuelta. Siempre fue el as de picas.

En un momento eres el amo, con una retransmisión que ha llegado a batir records de audiencia y te ha llenado los bolsillos. Tomas un avión y te crees el dueño de Marte. Y ciego estás de que el as ya está en la mesa y no eres más que una mosca atrapada en la telaraña. Da igual que seas Damon Dynamo o Joe Unknown, Puedes correr, puedes llorar, puedes implorar, puedes reír o llorar. La Ecuación está despejada y el Cosechador ha llamado a la puerta. 

No se como matamos por primera vez a Damon Dynamo, derribando su avión en las cercanías de Olympus City. No se como fueron las demás veces en que ocurrió, pero si se como fue la última. Estaba allí cuando ya no tuvo planes alternativos ni monedas para intentar nada. Mis ojos vieron su avión caer del cielo en llamas después de alterar su ruta para intentar huir del futuro que ya había vivido. Sonreí con crueldad al ver volar los misiles e impactar en el fuselaje, y seguí haciéndolo mientras, a cámara lenta, el aparato se desplomaba despacio sobre la superficie roja del dios de la guerra y la matanza. Por el crimen de haber hecho lo que yo quería que hiciese pero para la persona equivocado, por haberse interpuesto y destrozado la vida de Rev. No estaba inmediatamente cerca cuando imploró y amenazó por su vida, atrapado por uno de los mamparos deformados del avión. No vi la horrible muerte que le dio la cantante después de una prolongada tortura. Pero escuché los gritos de dolor y sufrimiento, y fue un sonido delicioso. 

Si siguiese la sucesión de eventos que ocurrieron, aquí debería hablar de como regresamos a la ciudad. Eso fue lo que ocurrió. Pero no en la primera de las líneas temporales y yo recuerdo esa línea, soy el único. En esa nos fuimos a celebrarlo a un poblado discreto a las afueras. Rev dio un concierto, componiendo una versión de Cortical Stack que nadie más recordará en el mundo, meando sobre la memoria condensada del magnate musical antes de destruirla. Hablaríamos del futuro, de lo que ocurriría cuando acabase el juego, entre el juego eterno y sin futuro de Mula y el retorno a los deberes y responsabilidades de Nora y Aurea. No todos tenían un porvenir cuando todo esto acabase, el solo aceptaba que acabaría en un callejón con un tiro en el momento en que se quedase sin suerte, Rev planeaba quitarse de en medio satisfecha su venganza. Pero, por primera vez, empezó a plantearse la cuestión y el tiempo le quitaría aquella ocasión. 

En esas estábamos cuando un interesante enigma se presentó a si mismo. Un contrato: diez monedas de platino por la cabeza del director ejecutivo de Arasaka en Marte. Un hombre tradicional que, según los archivos obtenidos del ordenador de Nova había bloqueado numerosas investigaciones y desarrollos tecnológicos que no interesaban para la línea de beneficios. Y era el demente Doctor el que ponía la recompensa por su vida. Mientras de nuevo sonaba Eurythmics de fondo, señal del propio genio, sobre la mesa se disponía si éramos asesinos de contrato. Yo no lo soy, nunca lo he sido, y Aurea es el espíritu de la justicia en Marte, lo mismo que Nora que es una creyente en la misión policial en el planeta; pero me sorprendió que tanto Mula como Rev estuvieran en el mismo punto. 

Más importante que nuestras propias disquisiciones era que Nova había mostrado la primera carta de su baraja. Habiendo visto el futuro y vuelto de él para ajustar todo como él querría que fuese, esta recompensa movería el tablero para conseguir lo que el Doctor quería que ocurriese en el mundo. Si quería la muerte del tradicional corporativo era porque quería que le sustituyese el siguiente en la línea de sucesión: un joven ambicioso y revolucionario de la Tierra que iba a romper el status quo corporativo de Marte que tenía la tecnología prácticamente detenida desde hacía medio milenio. Un pequeño dato, un detalle que empezaba a formar la base para un patrón, para un entendimiento que, llegado el momento, nos pondría a Nova en bandeja. Pero, de momento, no teníamos forma de salirnos de sus planes por su conocimiento del tiempo, algo que aprenderíamos por las malas. 

Al día siguiente apareció una recompensa de 100.000 créditos por unos operarios que habían extraído algo de alguna de las grandes corporaciones. Agentes libres que cometieron un error. Es el juego, a veces sacas as en la baraja y otros sacan apenas un dos. Allí nos separamos pues había dos rutas a seguir. Por un lado, Nora y yo viajaríamos de vuelta a Olympus City a ver qué pasaba con el Vicepresidente de la corporación, que peones se movían, qué nos dirían de los designios de Nova. Los demás marcharían a rastrear la recompensa. Y lo hicieron durante días, pero los mercenarios habían abandonado la civilización y la persecución durante esos días resultó estéril.

Más productivo fue nuestro tiempo en Olympus, pues alguien advirtió al director del intento contra su vida que se iba a producir y este aumentó la seguridad exponencialmente. Durante días me camelé a gente de sus cercanías, me acerqué a indagar, observé y até las piezas. Y, al tercer día, en el interfaz extraño de Nova apareció un jugador: Megaasesino. El top 4 de la lista, que contaba con 38 platinos después de haber gastado dos. Intentos fallidos de cobrarse la vida de Señor Arasaka, sin duda, que nos debían poner en marcha a nosotros. Porque si conseguía el asesinato daba igual que retrocediésemos el tiempo, el dinero de Nova es atemporal, seguiría teniéndolo y pudiendo cobrar de nuevo la recompensa potencialmente. Y algunos querían salvarle la vida al ejecutivo, otros queríamos ver como cuadraban las piezas en el gran juego, y todos queríamos frustrar los planes de Megaasesino al menos de momento. Causar una distracción, saltar las alarmas, atraer a la policía. Solo nos ganaron tiempo pero eso no sería suficiente. Y entonces Rev tuvo una idea inesperada pero relevante: matar nosotros al director, cobrar la recompensa y retroceder en el tiempo a antes de que muriese. Quizás la recompensa no se pondría de nuevo y, con ello, tendríamos recursos y habríamos salvado la vida del director. 

Y por eso todo esto es relevante aunque nada de esto ocurrió en realidad. Mi conciencia, usando cuatro monedas de oro, retrocedió hasta el momento después de la muerte de Dynamo. Nunca hubo una fiesta ni esa conversación, pues inmediatamente nos dirigimos a Olympus. El objetivo: matar al director a los pocos minutos de que Nova pusiese la recompensa por su cabeza. Una forma contrarreloj de cuadrar todo, que requería mover las piezas del tablero con velocidad y dejar cierto margen a la improvisación. Eso es un riesgo asumible cuando controlas el tiempo. 

El plan a ejecutar era sencillo. Tras ver pros y contras, probar distintas ideas y encajar recursos, consultar contactos y obtener planos, los detalles estuvieron en su lugar. Aurea se infiltraría para acabar con la vida del magnate mientras yo tomaba el control del sistema de seguridad y Mula causaba la distracción necesaria en el momento justo. Cortar hielo y barreras de seguridad me abrió el camino al control de la infrastructura digital del lugar, aunque nuestro objetivo estaba chapado a la antigua y mantenía mucha seguridad analógica. Pero, en esa ventana de tiempo no había sido alertado aun del intento contra su vida que se produciría, su seguridad no se había aumentado y permanecía vulnerable. Como siempre cuando la Ecuación es clara y guardas el as en la manga, todo fue según el plan. Cortarle la cabeza al ejecutivo no terminó el contrato, hubo que localizar el cortical stack en su caja fuerte y destruirlo también. 

Al menos, eso es lo que nos contó Aurea que habría ocurrido, con diez monedas de platino más en su cuenta de no ser por la inesperadamente alta tasa de retroceder en el tiempo. Y es que la muerte del director marcaba alguna clase de hito según la interfaz y retroceder por debajo de la misma era más caro. Nova lo quería muerto pero nosotros lo queríamos vivo. Así que repetimos el plan pero con un matiz: fingimos que el asalto había sido abortado prematuramente tras la muerte del ejecutivo, sin destruir el cortical stack, dejando un mensaje amenazante e idealista. Entendería sin duda que su vida corría mucho peligro: al fin y al cabo, acababa de morir. 

Y pensamos que reíamos los últimos, pero más sabe el diablo por viejo que por diablo, y Nova jugaba con una baraja trucada. Megaasesino mataría igualmente al director una semana más tarde de lo esperado con una estrategia distinta a la imaginada. Pero así es el juego, hay manos que se ganan y hay manos que se pierden. Y Nova, que nos había dejado Eurythmics en el hilo musical de una fiesta que nunca ocurrió menos para él y para mi, sabía que esta mano sería suya. No se puede ganar al blackjack contra la casa, la casa siempre gana, la única forma de vencer es negarse a jugar o cambiar las reglas. Y, con nuestro reciente ascenso a administrador en el sistema de Nova, mientras cobrábamos la recompensa por los agentes que no llegaron a huir de Marte y negociaba más dinero de manos de Arasaka por devolverle sus planos, la Ecuación buscaba despejarse de un modo novedoso, para un juego que Nova no pudiese trucar. Incluso me permití sacar una conversación con Rev, una conversación sobre el futuro después de que todo esto terminase, que le devolviese aquello que el tiempo le hizo que nunca llegase a tener.

Y es que yo también soy perro viejo, tres cuartos de siglo llevo vivo, y también he aprendido algunos trucos. Por mucho que Nova hubiese ganado la mano, había empezado a revelar su juego, con su hito, con lo que buscaba conseguir. Y esa información era más valiosa que el platino o la vida del director de una corporación que no fuese la mía.

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