Tiempo de Anatemas 1: Vidas que se rompen...


La cámara desciende en el lugar donde convergen el Río Amarillo con el Río Gris y, juntos, forman el Yanazee. A sus orillas se encuentra Nexus, ciudad de corrupción y peligro, de anarquía y oportunidades. Urbe donde el jade y la plata pesan más que la sangre, el amor o el honor. Donde todo está permitido mientras no contradiga los preceptos del Dogma del Concilio de las Entidades.

Es allí, en una de las mansiones de la acaudalada colina del distrito de Bastión, donde la cámara encuentra al noble Ragara Jun. Su Casa es una de las más importantes familias de la Dinastía Escarlata, cuya voluntad gobierna y rige en un Reino donde su Emperatriz ha desaparecido. Y Jun, en reunión con los señores de la Casa en Nexus, Ragara Yu-Shi y su hermana Ragara Io-dara, comenzaron a poner en marcha un plan para recuperar su satrapía, la otrora rica ciudad de Thorns, caída bajo la sombra de la muerte. Enviar mercenarios para explorar las defensas que el terrible señor de la muerte Máscara del Invierno habría dispuesto alrededor de la misma. 

Pero Ragara Jun no es solo un hábil diplomático, sino que sus conocimientos abarcan otros campos como la estrategia militar. Y fue su sugerencia que fuese la Garra, una de las más importantes organizaciones mercenarias de Nexus, los encargados de esa primera exploración. Ir a visitar su cuartel permitió que el noble conociese las debilidades y fortalezas del gremio con el que ya había trabajado en el pasado y, cuando se reunió después con sus líderes para concretar precios, pudo apretar más de lo que muchos hubiesen pensado. No sería hasta su regreso a casa, esa tarde, que vería que nuevos habitantes llegaban a otra de las mansiones, pues los integrantes de la Casa Cynis se disponían para abrir una delegación en la ciudad, y entre ambas Casas largo tiempo ha que había ido creciendo la tensión, especialmente debido a que ambas ambicionan heredar el trono de la desaparecida Emperatriz Escarlata. Y sería así como Jun comenzaría a complicar la presencia de los Cynis en la ciudad, pues sus contactos en el puerto le permitieron arreglar las cosas de tal modo que ciertos envíos y muebles se perdiesen antes de llegar a la morada.

La cámara, para quien haya estado avispado, mostró el campo de entrenamiento de la Garra en el distrito de Cinnabar, donde Quro, uno de sus oficiales, se encontraba entrenando combate. El joven era de los mejores guerreros de la compañía mercenaria, como muestran los acertados y firmes golpes con los que rápidamente derrota a sus rivales durante el entrenamiento. Y fue su unidad la contratada por los Ragara para explorar Thorns, como esa noche les confió su capitán al mando, Luna Negra. Pero para poder hacer su cometido, tanto Quro como Grandes Aspavientos debían primero ir a informar al embajador de Lookshy, la gran potencia militar de los Reinos Carroñeros. El líder de la Séptima Legión en Nexus les recibió sin hacerles esperar, pero sus noticias no eran buenas: aparentemente había una cantidad inesperadamente alta de actividad de los nomuertos en torno a Thorns. Algo que no impediría que marchasen a cumplir su contrato a la mañana siguiente, desfilando por las calles de Nexus hasta abandonar las murallas de la ciudad y salir más allá del perímetro de las estatuas del Emisario que delimitan el territorio que pertenece a la urbe. Sería algo más allá cuando se cruzaron con una caravana del Gremio que, viniendo del oeste, les confirmó que las tribus nómadas cercanas a Thorns se encontraban muy agitadas, señal de que algo se movía en las tierras de la sombra.

Pero la cámara abandona a los exploradores y avanza en el tiempo hasta una casa elegante de madera que se encuentra en la muy poblada Sentinel Hill. Allí, entre las antiguas torres de vigilancia, una investigadora sobre la magia, los exaltados y otras cuestiones, está llevando a cabo sus investigaciones. Sinn es interrumpida, sin embargo, con una llamada a la puerta, pues una mujer trae el cadáver de su marido muerto en extrañas circunstancias, pues como la sabia pronto identifica, extraños cristales azules crecen en los puntos de principal flujo de su Esencia. Mientras estudia el cadáver en soledad, es interrumpida por la llegada de una representante de la Orden Mortuoria de Sijan, la joven Gui'shandra Vindra, que viene a recoger el cadáver para llevarlo a su ciudad y seguir los ritos que marca el contrato. Como Sinn consigue deshacerse de la joven hasta la mañana siguiente para continuar sus estudios, el espectro del mercader muerto se alza esa noche y es necesario persuadirlo para regresar a su hogar para conseguir que descanse, pese a la ira que siente ante los ritos no realizados. Y en su morada, la esposa del difunto acuerda con Sinn llevarle al día siguiente el diario que su marido mantenía de los negocios. Es en ese texto donde, después de entregar el cadáver a los ritos místicos y funerarios que realiza Gui'shandra, Sinn encuentra la primera señal de un extraño hombre pálido que dejó el misterio cristal azulado que llevaría a la muerte del mercader. 

La cámara avanza de nuevo en el tiempo hasta una mañana en una taberna donde un joven se despierta. Un ratero, un guía, un experto en los senderos de la ciudad que el avispado espectador habrá visto de fondo en los trayectos de nuestros otros protagonistas. Ventura pronto descubre que un importante posible cliente ha llegado al puerto interior de la ciudad, una dama de la Casa Cynis que probablemente necesite alguien que la lleve a su destino por un precio adecuado. Recorrer casas y tiendas, por tejados y por dentro de las mismas, lleva a que el joven logre colarse y ser el primero en presentarse ante Cynis Aurei y convencerla con juegos y flirteos de que sería su guía adecuado, protegiéndola de la sempiterna lluvia de cenizas del puerto en el distrito de Nighthammer con su parasol. Flirteos y comentarios acompañan el progreso de ambos por la ciudad hasta que, al borde del distrito, el bribón propone una persecución como juego y como guía a salvo hasta la mansión de la dama. Corren por tejados y saltan sobre los canales, entremezclándose entre el gentío del Gran Mercado y pasando con discreción por los barrios ricos, hasta llegar a la mansión Cynis cuyos preparativos todavía están incompletos porque el joven Ragara Jun los había retrasado. Y, tras dejar a la poderosa Hija del Dragón de Fuego en su nuevo hogar, el muchacho regresó a su taberna habitual, donde la banda criminal de los Asesinos de Niños envió a uno de sus integrantes. Habían escuchado que había escoltado a una Cynis y querían saber qué intenciones tenía esta para con el tráfico de drogas en la ciudad, o si habría un conflicto entre los Cynis y los Ragara.

Pero la cámara se aleja en ese punto, regresando a los cielos. Pues el tejido de los conflictos aún apenas era visible, su extraño tapiz marcado por el dinero, las oportunidades y la sangre. Allá donde mora el comercio, donde se juntan dos grandes ríos. No sólo el Amarillo y el Gris, sino el de la Riqueza y el de la Ambición.

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