Tiempo de Anatemas 2: ...bajo la sombra de la ceguera

El grupo de mercenarios de la Garra avanza junto al río Yanazee al encuentro de una aeronave de Lookshy cuyos exploradores les informas de rutas desde donde pueden observar los movimientos de las tropas de Thorns. Avanzan ese día hacia el sur, con la escuadra de Quro encargándose de patrullar las partes elevadas del paso de montaña. La tensión crece, y con ella el miedo, cuando la noche cae frente al profundo bosque de bambús, donde las historias se suceden como un intento de los soldados de enfrentarse al terror de lo que la mañana les traería. Y en efecto, esa sería una mañana aciaga. Explorando entre las cañas son las tropas de nomuertos, dirigidos por el Anatema Sangriento Poeta del Destierro, las que caen sobre ellos entre el verdor. Grandes Aspavientos y sus hombres se sacrifican en el campo de combate al ver caer sobre ellos al enemigo, buscando dar tiempo a sus compañeros para huir con la información. Y, perdido entre los cañaverales, Quro garantiza la seguridad de sus hombres hasta que, al borde del linde, sus piernas le fallan y cae agotado al suelo.

En Nexus, Ragara Jun hace sus rondas entre los negocios de la ciudad, pues los préstamos de los Ragara deben ser devueltos. Los hay que son honestos pero lentos, como el panadero, los hay que juegan con artificios, como el vendedor de sedas. Pero también las hay, como la cristalera, que no pueden pagar lo que deben y las consecuencias queda claro que no serán ligeras. Pero ese es el precio de hacer negocios en Nexus, de pedir préstamos a los nobles del Reino. Y solo unos pocos días después, tras conocer a la monje Amala que llega a la ciudad para conocer y entender sus tradiciones, el joven noble recibe la tremenda noticia: su hermana menor ha Exaltado, una elegida de los dragones, y por tanto superior a él en la Jerarquía Perfeccionada. Y venía a Nexus a tomar todo lo que el joven banquero había construido como suyo, a robarle riquezas y posición, título y respeto. A convertirlo en una sombra servil, como la oscuridad creciente que muestra la ventana de su habitación donde la mente del joven ya está trazando designios y planes para hacer frente a su hermana.

Mientras Jun se prepara para su conversación con Amala, Ventura está recogiendo a Cynis Aurei en su mansión. Juntos van al mercado de esclavos pues la noble quiere conocer la mercancía y potencialmente hacer negocios, pues como revela, la Casa Cynis está muy interesada tanto en los esclavos como en el tráfico de drogas proveniente de Great Forks. Pese al intento de los lugareños por "robarles", la lengua afilada del joven callejero pronto se impone. Y ya en el mercado juntos encuentran un puesto del Gremio donde, como zombis, los esclavos han sido privados de todos sus sueños y esperanzas para forzar su servidumbre, devorada su humanidad por la Buena Gente. Potenciales alianzas se tejen esa mañana, pero las más importantes serían después en la mansión de la Casa Ragara a donde la dama Cynis se encamina siguiente. Conseguir acceder con ella al interior es toda una ordalía, y Ventura acaba en una sala de espera bajo vigilancia de un guardia. Pero seducción y flirteo, risas y besos, consiguen que el guarda se distraiga y permite que el joven escuche que los Cynis buscan una alianza con sus rivales Ragara para juntos controlar el Polo de la Madera y someter a los Reinos Carroñeros. Pero sus fuerzas flaquean entonces, impactadas por lo escuchado, y cae en los brazos del guardia que la lleva a buen recaudo.

Synn pretende vender sus descubrimientos sobre los extraños cristales a la Universidad de la ciudad, pero se encuentra con Gui'shandra en las escaleras y consigue su cooperación en la cuestión del cadáver y los cristales crecientes. Es su contacto en la escuela de hechicería, Lo-lin, quien le recibe al terminar sus clases, y le escucha con atención. Pero estando allí, el cristal con las muestras empieza a vibrar, resonando con algo en la institución, y rastreando dónde es más fuerte eso llegan al laboratorio privado del Departamento de Investigaciones sobre el Malfeas. Acceder al mismo, protegido con sellos mágicos, requiere corromper y convencer a la Directora del departamento, una mujer de mal talante, y cuando lo consiguen revela una sala de prodigos extraños e incomprensibles. Y, entre ellos, una extraña estructura en el techo, un artefacto que siempre había estado inerte, y que ahora se mueve y cambia, devorando los cristales del frasco. Un objeto de siglos pasados que, por su verduzca luz y sus símbolos, sin duda se encuentra atado al reino de los infiernos. Una posibilidad de colaboración surge entonces, un entendimiento para nuevas investigaciones, pues los cristales letales bien podrían ser infecciosos. Pero esa investigación deberá esperar cuando la noche en el día le encuentra de vuelta en su despacho y laboratorio personal.

Finalmente, Megara se encuentra con la Ilustre Rectora de la Universidad, la señora Iolaran, que le encarga que convenza a los miembros de los mercenarios de la Garra de lo útil que les sería invertir en la investigación de la institución. Pero la inocente joven no sabe cómo tratar a los mercenarios, así que va a una taberna a investigar y conocer sus rudas formas, tan distintas a las formas académicas a las que está habituada. Y esto la prepara para una dura negociación con el líder de la Garra que consigue saldar en un contrato aduciendo los beneficios que podría tener para su compañía de mercenarios la posibilidad de movilizar ejércitos con sus investigaciones de portales, o acaso con magia de combate directamente. Pero días después sus experimentos parecen haber perdido el sentido y, confusa, sale de su laboratorio para encontrarse a la Rectora comportándose de modo extraño y evasivo. La sigue a su despacho donde la otra tiene una entrevista, pero nunca nadie entra en el mismo. Controlada por la curiosidad, la joven profesora se acerca al despacho y descubre una terrible verdad: que la Rectora ha vendido los sueños de estudiantes y profesores a la Buena Gente a cambio del poder para ser la encargada de la Universidad. Y las hadas han venido a cobrar, en un plazo de un mes como mucho, ahora que algo que llevaba siglos dormido ha abierto una puerta que siempre debería haber permanecido cerrada. Sobresaltada con la revelación, la joven corre huyendo y casi cae escaleras abajo pero, en la presión del momento de creciente oscuridad, consigue por primera vez conjurar la teletransportación en la que tanto tiempo llevaba trabajando.

Y así, los cinco, ven sus vidas destrozadas de distinto modo, bajo la oscuridad creciente del Eclipse. Pues a mediodía, con el sol en lo más alto, la luna se interpone entre el astro y la tierra, trayendo una oscuridad temporal pero profunda.

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