Crónicas de las Tierras de la Bruma 24: Abandonando la Humanidad (segunda parte)

Probablemente, contarte ahora lo que ocurrió después te quite el apetito, pero es lo que hay. Imagina el estofado que está en esa olla, cociéndose lentamente, y donde ves patata imagina que es cartílago, que las cebollas son restos de órganos y huesos, que el líquido que bulle es sangre putrefacta. Y entonces empezarás a entender cómo era caminar por el interior de la bruja, un descenso directo al horror, al trauma y a la destrucción de la mente. Pues eso es lo que Eivor había sufrido en su abandono de la humanidad que tenía y su trascendencia como bruja. 

Imagina el horror que era caminar por esas cavernas de carne, llena de fluidos ácidos huidos del estómago destruido. Y ver como, en la oscuridad, Hotane era devorada por la pared misma, desapareciendo y quedando a merced de dos enormes gusanos que navegaban en las rojas venas de la bruja. Intentaron devorarla a ella y a Shana, la primera en atravesar la pared en ayuda de su hermana desaparecida. Y, entre sangre estancada y pus y ácidos, la batalla se produjo, deformando y dañando armaduras con el impacto de los jugos que los dos monstruos exudaban. Pero cayeron, como todo aquel que se opone al Nuevo Cisne, pero no trajo eso el fin de los horrores. 

Caminaron entre venas, por laberintos orgánicos de cuerpos deformes y putrefactos hasta llegar a la cámara, cargada de electricidad del cerebro de la bruja. Fue allí donde decidieron descansar al fin, refugiándose en el espacio que el conjuro de Aurora podía crear, mientras escuchaban a las neuronas recordar en bucle la historia de Eivor Trantstill. Como había sido la más bella y la más querida pero, para salvar a los elfos, la Maestra del Solsticio le había pedido cada vez mayores sacrificios: sus amigos, su amante, su belleza... Y uno tras otro, maltratada y abusada por la maestra de las brujas, la mente de Eivor se fue partiendo y rompiendo bajo la continua presión hasta que su propio cuerpo fue transformado en la monstruosidad que se había fusionado con la torre del Rey Fenix. Como ella fue la primera en enfrentarse a Savirie cuando esta dijo basta, como su belleza fue transformada en hambre insaciable, como la corrupción tomó el corazón y lo ennegreció. Y descubrieron entonces que Savirie había hecho suyo el espejo de la Maestra del Solsticio mientras las integrantes del Nuevo Cisne luchaban en el interior del mismo contra la más importante de las brujas. 

Salir del refugio y atacar a las neuronas fue algo casi inevitable. Pero estas respondieron con aullidos y recuerdos dolorosos, a la vez que sus guardianes aparecían para protegerlas, amenazando los mismos recuerdos e identidades de las aventureras, que bien podrían haber olvidado sus nombres, vidas y pasado ante la voracidad de las bestias. Fue un combate amargo, más que esta cerveza, pues los terribles recuerdos de la bruja se entremezclaban con las memorias propias amenazadas por las criaturas que habían surgido en su defensa. Pero prevalecieron, vencieron y marcharon al último de los horrores: el negro corazón de Eivor Trantstill. 

La batalla contra ella fue titánica, mientras la masa misma de las aventureras amenazaba con transformarse, deformarse y cambiar para siempre, sus cuerpos convertidos en monstruosidades irreconocibles. Pero en el fondo del negro corazón de la bruja brilló la luz del Aeon ante una palabra de Zarel, y renació la esperanza traída por Hotane. ¿Fue eso suficiente? Me temo que no, eso solo es suficiente en las historias de los cuentos de viejas que te habrán contado cuando crecías. Hizo falta magia, hizo falta acero, hizo falta persistencia y voluntad. Es con ello que se escriben las leyendas, te lo he dicho muchas veces. Golpe a golpe, conjuro a conjuro, el negro corazón y la bruja fueron destruidos, iniciando el colapso de toda la estructura. Pues la bruja, a esas alturas, era una mezcla entre torre y cuerpo que se extendía por muchos metros a la redonda, e hicieron falta Hotane transformada en lobo gigante y Aurora convertida en un dinosaurio antiguo, mordiendo y abriendo camino para encontrar la salida. Pero la tercera de las brujas finalmente había sucumbido, del mismo modo que el claro y la torre se hundían sobre si mismos, ella perdía toda su esencia podrida y los recuerdos y vivencias devoradas en su interior fueron liberadas para ir allá donde sea que vayan los que han muerto. 

Pero, cubiertas de sangre, ácidos, restos orgánicos y otras cosas más difíciles de identificar, todo lo que ellas querían hacer cuando llegaron a la ciudad fue lavarse. Fue la primera, quizá acaso la única, vez que no fueron a cobrar de Greco nada más cruzar la Puerta Verde, sino que eso esperaría un rato. Y Greco les habló de los santos que había en las islas, acaso Zarel fuese uno de ellos aunque el Cuestionador no lo entendiese así. Tampoco fueron capaces de convencer a Alcides de la pertinencia de que, si abandonase su puesto, fuese Vivenna quien lo ocupase, pues cada vez se extendían más los rumores del desacuerdo entre el Pontífice y el propio Hierofante en la Isla de Alba. Viajaron luego a la Torre del Silencio donde Karstein Humbreis, el padre de Aurora, continuaba sus experimentos y estaba decepcionado por el acto de rebeldía vacía que su hija estaba iniciando. No era el único, pues sus propias hermanas y en especial Zarel se encontraban preocupados por la creciente oscuridad de Aurora, que paso a paso parecía cada vez ser más bruja que hechicera... no en vano, antes de destruir a Eivor, ella le había dicho que le enseñaría lo que era una bruja de verdad.

La intervención sobre Aurora debería esperar, sin embargo, pues cada cosa tiene su momento. Igual que nosotros hemos terminado nuestra cena, aunque veo que has dejado mucho en tu tazón, el mediodía se aproximaba y, con él, el duelo entre Victalove e Ingrid Magnusdottir. En público, bajo el pórtico del Respeto, las espadas de ambas mujeres se entrecruzaron en una danza mortal, de la cual solo una saldría con vida. Los numerosos cortes del acero ágil de Victalove no fueron capaces de evitar que, con cada salvaje ataque, la caballero la fuese arrinconando, antes de lanzar la poción de humo que el Nuevo Cisne había incluido entre sus regalos. No sabemos cómo fue el combate en el interior del mismo, pero cuando el viento dispersó las hebras de la negra humareda, el corazón de la chevalier estaba atravesado por el acero de la Espada Brillante. Victalove había muerto, una buena mujer traicionada por las manos que primero acudieron a acunar su cadáver, las de Michael Duchamp, de quien la espada de Vivenna ya había advertido de su gran importancia en esta historia, tantos meses atrás. 

Pero todo eso es historia para otro día. Ahora que el fuego se apaga y las estrellas nos iluminan, es hora de descansar. Sin embargo, antes de que cierres los ojos y trates de ahuyentar las pesadillas orgánicas que esta historia traerá a tu descanso, debes saber que, a través de su espejo mágico, Savirie les advirtió de que una tercera presencia en la ciudad había vendido, de un modo u otro, su reflejo y su alma a aquello que se encontraba del otro lado del Espejo...

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