Tiempos de Anatemas 10: Legados de Desorden y Conflicto

Arefindel, el rey de las hadas que ocupaba la gema del Crecimiento, era un ser poderoso que hablaba de forma misteriosa y enigmática, una de las reglas absurdas que había que seguir en su corte. Enamorado de la manse construida para destruirle, atado en una relación imposible, estuvo abierto a escuchar la historia de amor de Jun y Ventura con Cynis Aurei. Conmovido por ella, pactó con ellos que él abandonaría la Cuna de la Primavera, pero ellos tendrían que regalarle el primer beso que cualquiera de ellos le diese a la Cynis y, si no lo conseguían en el plazo de un mes, se quedaría sus vidas, sus amores y sus sueños. 

Sellado el pacto, la piedra del Crecimiento fue restaurada y juntos fueron a la última de las gemas, la de la Caída, cuyo funcionamiento se había detenido por problemas mecánicos. Debieron encontrar las piezas, perdidas entre las raíces y ramas del enorme complejo de la manse para poder restaurar la antigua maquinaria mágica a su funcionamiento. Con ella reparada la construcción antigua recuperó parte de su poder, lanzando una oleada de creación misma que barrió todo el Polo de la Madera, consolidando la concreción específica de las cosas y negando la potencialidad imposible de las Buenas Gentes. Desde Linowan y el hielo en el norte, a los mares del sur, la fuerza de la Cuna de la Primavera volvió a sentirse como no se hacía desde siglos atrás.

Conversaron entonces con el poderoso elemental de la madera que manejaba la manse, su fe en los solares restaurados al ver su comportamiento. Este les habló de otra instalación similar a esta en las profundidades del mar, en el Polo del Agua. Y fue este quien les transportó entre flores al exterior del bosque, para que no fuera Ma-ha-suchi a atacarles como planeaba hacer si abandonaban la manse.

En vez de regresar a Nexus, sobre las alas de Meng volaron hacia Great Forks, donde Cynis Aurei iba a ser juzgada por asesinar a un líder del poderoso Gremio de Nexus. La poderosa ciudad de Great Forks era una mezcla entre el lugar de culto de innumerables dioses, y el más depravado descontrol hedonista de drogas y sexo. Fiestas y orgías alternaban con procesiones y oraciones en la extraña simbiosis proporcionada por los tres grandes dioses que gobernaban la ciudad. Y fue con ayuda de un dios muy menor, Heraldo de los Cuatro Caminos, que Ventura localizó a Aurei en el prostíbulo de las Tres Doncellas. 

El lugar era de una enorme elegancia y buen gusto, mitad restaurante, centro de negocios, prostíbulo y templo para la diosa que lo regentaba. Fue uno de sus espíritus sirvientes quien les recibió en la entrada y eventualmente llevó a Jun y a Ventura ante Aurei, que se encontraba cerrando tratos con un mercader de drogas que le había traído distintas muestras para que valorase la calidad de sus productos. Hablaron con ella y trazaron un plan para actuar como sus abogados a la mañana siguiente en el juicio frente a Escudo de Otros Días, y flirtearon y se sedujeron. Juegos en los que Jun se vio derrotado ante el desparpajo y la falta de vergüenza de Ventura y Aurei, que quedaron esa noche para verse.

Juntos de nuevo, los dos solares fueron hasta el enorme templo de Escudo de Otros Días, protegido por las sacerdotisas guerreras, las Hijas de la Lanza. Estas les hablaron de la historia de la diosa, de su destierro de Yu-shan, de la búsqueda de proteger a los mortales, de la alianza con las otras dos grandes diosas de Great Forks y el establecimiento de la ciudad. Pero también de los procedimientos judiciales y lo complicado del caso de Cynis Aurei que hacía que fuera la propia Escudo de Otros Días la encargada de juzgarlo, pues se corría el riesgo de enfadas y enfrentar a Great Forks con el Reino si se ejecutaba a la dama Cynis, pero también se enfrentaban a la ira del Gremio de Nexus si no se hacía justicia. 

Tras esto, los caminos de ambos solares se separaron. Ventura fue al encuentro con Aurei, y flirtearon y jugaron a la seducción. Invisibles, jugaron a cazarse y encontrarse, siendo el joven el que lograría besar a la dama en uno de los lances. Pero ese beso fue de sabor a cenizas, pues todo lo que eso significaba debía ser entregado al rey de las hadas como estaba prometido. Extrañada y preocupada por la situación, Aurei preguntó qué significaba aquello, y Ventura fue honesto y le dijo que era el resultado de un pacto con la Buena Gente para proteger a quienes importaban. Preocupada y asqueada de que el joven hubiese negociado con el fae, dolida e irritada, Aurei ordenó a Ventura que se marchase, pues no quería volver a verle jamás. 

Mientras tanto, en una posada, Jun ahogaba su rechazo bebiendo con Espada Celeste cuando una joven lunar entró en la taberna. Tuvo un encontronazo con un hombre que la había estafado y reveló ser una Anatema. Fue el Ragara quien desvió la atención de la gente y, con Espada Celeste, se llevaron al estafador a la calle, donde la joven le interrogó y descubrió que quien sabía la localización que buscaba era un importante traficante de esclavos de la ciudad llamado Tandred. La decadente casa del traficante de esclavos era una colección de horrores y abusos, pero Jun logró mantener la cabeza fría y, con su dinero, comprar la libertad de los esclavos allí retenidos así como la información sobre el paradero de los esclavos de Cuatro Caminos que la joven lunar estaba buscando y que estaban siendo transportados por el río por el Gremio. Allí sus caminos se separaron, la joven transformándose en pantera para perseguir a los esclavistas de su familia, mientras Jun se retiraba a la posada a descansar para el juicio del día siguiente.

El reencuentro entre Jun y Ventura fue más complicado de lo que el Ragara sospechaba, al encontrarse con un joven que no era el locuaz y decidido que siempre había sido, sino uno que sufría por el rechazo que había recibido de manos de Aurei. Entre amargo despecho y sufrido silencio, Ventura se dedicó a preparar los disfraces para la mañana siguiente, mientras Jun le dejaba para que hiciese sus tareas.

Con la llegada de la mañana se presentaron en el templo de Escudo de Otros Días, disfrazados ambos como eran sus planes, dispuestos a conseguir la inocencia de Aurei pese a los hechos de la noche anterior.  Y ella aceptó la situación con su silencio. Pero el juicio ante las tres grandes deidades de Great Forks no sería como esperaban, pues comenzaba con un juramento de los presentes de decir solo la verdad. Navegar en la situación sin mentir era complicado, pero Jun fue haciéndolo con cuidado hasta que llegaron los testimonios que colocaban a Aurei en el lugar del crimen, momento en el que la llegada de Ventura disfrazado como la dama Cynis hizo tambalear esos mismos testimonios. Enroscados en una trama de medias verdades bien hiladas por ambos solares, y con una historia muy bien llevada por Jun, los tres espíritus tomaron una decisión, pero no sería la esperada. Con palabras poderosas, Narradora de Relatos Gloriosos contó como el líder gremial había muerto en su carromato de un ataque al corazón, y la Creación misma cambió su historia y su presente para encajar con ese poderoso relato. 

Por ello, Aurei no fue declarada inocente como tal, sino que el crimen mismo nunca había existido, evitando con ello Great Forks tener que elegir con quien tener un gran conflicto: el Reino o Nexo. Pero también el mensaje de la dama Cynis a otros traficantes se había perdido pues pocos recordaban los eventos como originalmente habían ocurrido. Se separaron entonces sus caminos, no sin que antes la Cynis mostrase un poco de su corazón al reconocer que no le deseaba mal alguno a Ventura, pero que pactar con la Buena Gente era demasiado peligroso y que Jun haría bien en tomar distancia para cuidarse.

Con ese asunto resuelto, ambos solares estuvieron felices de dejar atrás la ciudad de Great Forks y seguir el río en busca de la caravana del Gremio que la joven lunar pretendía asaltar para liberar a su familia. Se adelantaron, llegando al lugar donde la caravana pasaría la noche negociando y ofreciendo sus entretenimientos, y mientras Ventura se infiltraba para robarles el dinero que hacía falta, Jun fue tejiendo contactos en el pequeño poblado. De modo que cuando el Gremio abrió su pequeño festival itinerante, fue con su propio dinero con el que pagaron la libertad de los esclavos, bajo la pretensión de que era un acto aprobado y financiado por el pequeño dios Heraldo de los Cuatro Caminos. Con la llegada de la joven lunar, el reencuentro con su familia fue seguido por su sorpresa y las revelaciones de que Jun y Ventura eran exaltados también, y que entre lunares y solares había tensiones y problemas. Pero la joven no sabía mucho de eso, pues llevaba poco tiempo exaltada, desde la misma noche en que lo hicieron ellos, y había pasado parte de ese tiempo buscando a su familia. Así que sus caminos se separaron esa noche, bajo la promesa de que tan pronto pudiese, la joven pantera visitaría Nexo para poder hablar con más calma, la fuerza de la alianza y un nombre oculto hasta entonces: Xiao Baozi.

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