Tiempo de Anatemas 6: Príncipes mendigos


El sueño de Megara era intranquilo aquella noche. Aunque con la llegada del amanecer no recordase la mayoría de lo ocurrido, permanecía con ella el recuerdo del rostro de un hombre cuya cara tenía tatuajes plateados. Fue con los ecos del sueño desapareciendo de su memoria cuando se encaminó a la casa de Synn, en cuyo laboratorio descansaba Quro en su intranquilo e imperturbado dormir. El Círculo entero se reunió allí, hablaron y planearon, sobre lo transcurrido y lo que estaba ocurriendo en la ciudad. Synn permaneció con sus investigaciones en la extraña maquinaria recuperada del laboratorio de Sangriento Poeta del Destierro, indagando en sus reductos necrománticos y lidiando con el último altercado que su hermano había causado en la escuela.

El resto, al salir, escucharon romperse los cristales de la tienda que había bajo el laboratorio de Synn. Ragara Helan, la hermana de Jun, se encontraba allí con los suyos, imponiendo por la fuerza la necesidad de devolver el préstamo incurrido por la dueña de la tienda con su Casa. La intervención de Jun evitó que la cosa fuese a mayores, y permitió que el desconocimiento de los procedimientos de la ciudad en el que incurrió Helan abriese una posible oportunidad de ataque.

Jun y Megara partieron entonces a la Escuela de Filosofía, a continuar las indagaciones en torno a los cristales mágicos y su conexión con el extraño artefacto de Malfeas. Allí hablaron con la Rectora Iolaran, que ocultó su relación con las hadas tan bien que la propia Megara incluso casi duda de sus propios recuerdos. Con sus bendiciones de exaltado, Ragara Jun obtuvo información de la Rectora pero el brillo tenue de su frente fue notado por esta que se abstuvo de hacer ningún comentario, intrigada por el pequeño detalle mágico que acababa de ver.

Tras esto investigaron en el Departamento de las Cuestiones de Malfeas en torno a los asuntos infernales. Y llegaron a Sagaz Augur, un anciano hechicero con clara demencia, que era el encargado de investigar lo que el artefacto del laboratorio estaba haciendo. Aparentemente, no se trataba de un portal como creía Synn, sino que emitía alguna suerte de radiación mágica con algún efecto sobre los seres vivos. Efectos que se estaban probando desde hacía unos días sobre animales, aunque faltaban muchos experimentos aún como para tener un claro concepto de lo que suponían en realidad.

Intentaron obtener nuevas muestras del arca de la Orden Mortuoria después de comer juntos románticamente en un caro restaurante de la ciudad al que Jun llevó a Megara, aunque la hechicera estaba más interesada en hablar de sus descubrimientos mágicos e investigaciones. Sin embargo, el arca de la Orden Mortuoria ya había zarpado de la ciudad de vuelta a Sijan, llevando consigo el único cadáver conocido donde esos cristales habían sido vistos. 

Con las idas y venidas, había llegado hora de que el Emisario de la ciudad recibiese los casos no comerciales en audiencia. Jun maniobró casi con magia entre requisitos y documentación, sellos y permisos y consiguió audiencia para ese mismo día, donde exponerle los errores y desvíos de su hermana Helan ante el Emisario, en busca de castigo o consecuencias. Pero el enmascarado permaneció en silencio, sin intervenir para nada, dejando que las aclaraciones las dirigiesen los burócratas de su corte y sin dar señales de si iba a actuar o no con respecto a lo ocurrido en la cristalería.

Y con eso se retiraron a sus casas a dormir, pero la cámara recorre las calles para llegar a la mansión de Thalevor, quien muchos consideran el gobernante no declarado de la ciudad. El Augusto Consejero del Eclipse estaba celebrando una de las muchas festividades y cenas en su casa, en la cual Ragara Yu-shi esperaba conseguir una renegociación más favorable de las regulaciones de la banca en la ciudad. Pero sus intentos de aproximarse y cortejar al importante miembro del Concilio de las Entidades se vio cortado cuando en la puerta se presentó Sangriento Poeta del Destierro acompañado de Espada Sangrienta de Grandes Gestos, y con voz elocuente recitó:

Cuán extraño es que el hombre deba errar sobre la tierra,
Y llevar una vida de tristeza, pero que no abandone
Su escabroso sendero, ni se atreva a contemplar solo
Su destino funesto, que no es sino despertar.

Su presencia, bajo el amparo de las normas y leyes de la ciudad, era una afrenta para muchos de los presentes de la cena. Uno de los más agraviados fue el propio Yu-shi, que abandonó la recepción furioso ante el permiso de encontrarse en Nexus de quien era uno de los artífices de la caída de Thorns y la destrucción de su familia.

Con la llegada de la mañana, esos eventos pronto llegaron a los oídos de Ragara Jun y este, junto a Ventura, procedieron a ir de visita a ver a Cynis Aurei. Se encontraron que la mansión se preparaba para un viaje, pues la noble se disponía a partir en breve hacia Great Forks para formar nuevas alianzas para su Casa. La conversación con ella, con argucias de Ventura para convertirse en el guía que preparase su viaje, trajo sobre la mesa la complicada capacidad del Reino para movilizar sus propias Legiones, las divisiones del Deliberativo y la decadente condición de la Ciudad de los Mil Templos. Y, tal vez, la posibilidad de que el Círculo la acompañase en ese viaje.

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