Crónicas de las Tierras de la Bruma 42: Cara a Cara con el Terror

 

El terror puede tomar muchas formas. En las sombras que proyecta esta hoguera en la noche se esconden los miedos que nos atenazan a todos desde que éramos niños. Fantasmas y demonios, vampiros y goblins y muchas otras cosas. Pero aquel día, el terror tomaría forma y pondría a prueba la determinación de los ciudadanos y, en especial, del Nuevo Cisne. Pues el Dragón Demoniaco había hecho su ultimatum y era el gremio el más vocal en plantarle cara.

Así que se evacuó como se pudo la ciudad, pero no había suficientes navíos para todo el mundo. Se usaron las catacumbas para acoger y proteger a los ciudadanos. Y a las murallas, rodeadas de los caballeros del Reino, las hermanas subieron dispuestas a enfrentarse al Dragón cuando este se presentase a destruir la ciudad como había prometido que haría. ¿Tenían el poder para detenerle? No, en aquel momento aún no lo tenían, pero eso no las detuvo. ¿Había miedo a la muerte propia y de sus personas queridas en sus corazones? Yo no lo se, no estuve allí al fin y al cabo, pero el fuego es fuego y quema siempre. Pero no se dejaron llevar por ese terror y, al final, lo único que recibieron de las llanuras del norte fueron unas risas traídas por el viento. A su manera, su determinación había hecho que se superase la prueba a la que había sido sometida la ciudad.

Las gentes pudieron volver a una ciudad que nada había sacrificado, porque hubo quienes estuvieron dispuestos a sacrificarse por un bien mayor, por proteger a quienes no se atreverían a hacerlo, a quienes no podían, a quienes no habrían antepuesto a los demás a sus propios objetivos personales. Y así llegaría un nuevo y extraño amanecer desde el este, con dos soles que se verían en el horizonte, aunque los textos antiguos muestran que acaso ambas cosas no tuvieran que ver la una con la otra más allá de la coincidencia temporal. Quizás solo era parte de los poderes y milagros de la Luz Reveladora en sus recorridos por las marismas, no tan distintas a estas que atravesamos nosotros mismos en esta etapa de nuestro peregrinaje. 

Pero el Dragón no era la única amenaza que atenazaba Nueva Catan, ni su rostro el único aspecto que puede tomar el terror. En ocasiones, este puede parecer un grupo de bellas hermanas que navegan en dirección al Huracán, el navío del temido Krogar "el Rojo", uno de los Príncipes Piratas recientemente llegados desde el Archipiélago para saquear las tierras ancestrales y sagradas. Su bajel avanzaba por el mar rodeado de una perpetua tormenta, acompañado de un extraño banco de medusas traslúcidas que ocupaban las aguas a su alrededor. Fue a través de este extraño fenómeno de colores y formas etéreas que las hermanas se aproximaron al navío del capitán y, con magia, abrieron un hueco en la parte baja del mismo. Sin embargo, las aguas no se adentraron en su casco, permaneciendo fuera por la magia de un navío poderoso y antiguo, controlado por una entidad que de humana solo tenia la falsa apariencia.

Los piratas en la bodega dormían fuera de turno, sus vidas finalizadas sin ser conscientes de su final. Igual que las llamas se transformarán en ascuas inevitablemente, sus vidas se terminaron con el silencioso paso de la muerte, en forma de letal cuchilla manejada por Shana. Pero tomar la cubierta sería otra cosa, pues los piratas en la misma, dirigidos por el propio Krogar, supieron del ataque y se prepararon para defenderse. La batalla fue sangrienta y brutal, los barriles y bidones fueron destruidos a medida que el barco se mecía entre las olas y los conjuros, sacudido por el viento terrible y los rayos que caían del cielo. 

Fue Zarel quien dio el primer cambio de timón al combate cuando, con sus palabras cuasi divinas, convenció a la mayoría de la tripulación de que se enfrentasen entre ellos. En el medio del caos y el conflicto, Talon se abrió paso hasta el castillo de popa y destrozó a Krogar con su lanza. Pero esto desveló que el pirata no era en realidad un hombre, sino un poderoso elemental de las tormentas, oculto bajo la apariencia de un mortal. Los vientos y las tempestades arreciaron con fuerza desde entonces, e hicieron falta conjuros y ataques de todo tipo para dar muerte a la poderosa criatura, no antes de que esta derribase a Aurora con una lluvia concentrada de rayos y de que Shana se tuviese que electrocutar para poder causarle daños a la monstruosidad elemental. Fue el clon de Aurora quien dio el golpe de gracia al elemental con un poderoso conjuro necromántico, que se apiló sobre los daños causados a la criatura por todas sus hermanas. 

Y así fue como la tormenta misma aprendió a temer al Nuevo Cisne. Y el primero de los navíos de los piratas en su invasión a Nueva Catán se hundía hasta el fondo del mar, pues solo el Nuevo Cisne osó enfrentarse en aquellos tiempos a los piratas, los otros gremios más preocupados por otras cuestiones. 

Mientras tanto, Vivenna y Gnaven encontraron el segundo de los Templos de los Ancestros de los elfos, que narraba el modo en que el dragón de los elfos había enseñado al primer Rey Fenix a hablar y tecnologías y culturas básicas y cómo, por aquel entonces, se le adoraba como el único de los dioses. Pero eso todo será para otra noche, la hoguera hace tiempo que ya apenas ilumina y mañana aún nos queda mucho recorrido antes de que te pueda contar la llegada a Assur Na'filem, la capital de los elfos, el Hogar del Fénix.

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