La Edad Oscura 17: Promesas Rotas

 

Allá donde una vez hubo luz, ahora reinan las sombras. En el segundo de los mundos, el sol se muere a una velocidad acelerada por culpa de los pecados de los hombres. Y la ficción de la paz se rompe entre el festín del clérigo cuya congregación muere de hambre, y el expolio del noble que cobra altos impuestos para sufragar guerras lejanas.

Por eso, las verdades y lecciones que se aprenden en Sutek son tan duras y oscuras. Empiezan por la inestable situación económica del planeta, demasiado poblado para lo que ahora puede producir. Y progresan en la tranquilidad apacible de los arreglos matrimoniales y la política de la corte. Pero, a medida que uno se sumerge en sus calles de arquitectura de 3000 años de antigüedad, las oscuras sombras se alargan.

El dolor es el camino del fuego, la purificación de los pecados a través de la mortificación de la carne. Y hay dolorosa sabiduría en las salas de tortura de la Inquisición, donde ante las artes del Inquisidor la verdad sale a la luz. Un nuevo aliado, quizás, les acompañe, pero uno que lleva a Seth al borde, otra vez, de rendirse a la oscuridad en busca de una salida. Pero su fe, en esa hora de oscuridad, al final se mantiene, junto al brazo tendido de Lisandro, experto ya en las torturas de la carne como mortificación purificadora.

Yo les advertí que en Sutek encontrarían respuestas que no querían haber descubierto, pero nadie me hace caso. Y cuando comienzan a seguir el rastro de Asmodeo, demonio de la ruptura de juramentos, el rastro de oscuridad se distorsiona. Porque Asmodeo no hace las cosas como Belzebu o yo, Asmodeo planea lenta y cuidadosamente y, a estas alturas, ha corrompido el mundo entero a tal grado que el enfriamiento de su sol se acelera. Y no lo ha hecho a través de los fuertes y poderosos, sino de las pequeñas personas con historias trágicas, dispuestas a sacrificarse a si mismas para conseguir ayudar a los demás, proveer de comida a los hambrientos, denunciar los abusos de los poderosos. Porque la revolución y el cambio hacia un mundo mejor pasa por romper los juramentos que unen al viejo Imperio, desgastado por si mismo.

Y en el camino, Seth rompe la enésima de sus barreras. No negociar, no hablar, no aceptar, no pedir... Pero, cuando el dique de no hablar y no preguntar colapsa, con él, como una marea imparable, llegan las oscuras revelaciones que siempre tuve para él. Lisandro dirá que es solo como yo quiero que se vean las cosas, mi versión de los hechos, retorcidas por mis propios fines de extender la Herejía. Yo creo que solo es un problema de imagen pública.

Pero en estos Mundos Conocidos que se aproximan a los últimos momentos del reinado del Emperador Alexius, el tiempo se detiene lentamente, la lupa se vuelve hacia ellos dos. La humanidad, como todas las especies que la precedieron, se aproxima a fallar la prueba. No habrá más después de esta, y el ciclo se reiniciará. Porque al final, nosotros solo somos lo que somos... pero vosotros, vosotros tuvisteis la oportunidad de ser otra cosa y este Imperio es lo que habéis decidido hacer.

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