La Edad Oscura 5: Sacrificios


En el Imperio de los Mundos Conocidos, o ganas o mueres. No se permiten medias tintas, andarse por las ramas, jugar conservador. O estás dispuesto a sacrificarlo todo, a arriesgarlo todo, o acabas siendo el esclavo de otros. Hay quienes sacrifican su honor, otros su fuerza o su astucia, su sangre o su fe. Pero todos los que llegan a algo lo hacen sacrificándolo todo para conseguir llegar a ese punto. 

Y es en ese camino, cuando cada uno debe decidir por qué está dispuesto a sacrificarse, sea una persona, un objetivo, un ideal. En ese momento, en esa hora oscura, es cuando se descubre quienes somos realmente, quien llevamos dentro. El caballero honorable cuyo origen se encuentra cubierto de la sangre de inocentes. La sacerdotisa dispuesta a sacrificarlo todo para conseguir las respuestas a sus preguntas. El Emperador que sacrifica todo para intentar crear un Imperio mejor.
 
Es así como un detective alienígena decide traicionar a todos los Mundos Conocidos para unirse al planeta bárbaro donde por primera vez le han tratado con respeto. El modo en que el banquero decide que en sus manipulaciones y juegos todo vale mientras medra en el Gremio, empezando a planificar el movimiento de agentes entre los distintos planetas. O el momento en que el noble decide que todo ocurre por un motivo y que las enigmáticas palabras de la sacerdotisa deben hacerse verdad pues es la voluntad del Pancreator.
 
Y es que todos, al final, deben mirar dentro de si mismos para descubrir quienes realmente son. Y cuando, con desesperación, dan el paso para sacrificarlo todo, el universo responde en consecuencia. Pues, al final, las respuestas siempre están en el interior.

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