La Edad Oscura 4: el Arma más Poderosa

Este Imperio se ha construido sobre una red de mentiras y de sangre. Un pequeño evento en una esquina lanza una ola de muerte de un lado a otro por las conexiones que entrelazan todo. Conexiones más densas aquí en el centro, más débiles en la frontera, en el exterior. Menos controladas, menos seguras.
 
Pero este Imperio mío es un polvorín. Décadas de paz han dado recursos a nuestros rivales para acumular y enfrentarse a nosotros. Políticas progresistas para mejorar a nuestra población ha alimentado sus púlpitos con quejas y demandas. Han llenado sus cofres con dinero y armas. Y no hay nada peor para la paz que mucho poder, mucha ambición y pocos incentivos para mantener el equilibrio. El centro, se desmorona.
 
Basta una mentira, un engaño, una nave en el sitio equivocado, un asesinato... y la red entera se sacude. Un acto de egoismo en lugar de uno de valentía y la red se resiente; una persona ambiciosa en lugar de alguien altruista y el conjunto se mece al viento del cambio. Porque todo es inestable y, por cada caballero honorable hay un cortesano manipulando desde las sombras, por cada espada hay una daga envenenada.
 
No hay nada que pueda impedir que la red arda. Y menos cuando, en el confín del Imperio, en el más reciente de los planetas perdidos redescubiertos, se encuentra el arma más terrible y poderosa de todas: un Cetro, capaz de darle el poder de desempatar a quienes mantienen débiles y fragmentarias relaciones de poder. Ahora solo queda rezar porque los preparativos hechos en estas décadas de paz sean suficientes para acallar la ola de oscuridad que se ciernes sobre todos nosotros.
 
Que el Pancreator nos encuentre reflectantes y libres de Antinomia, pues pronto nos juzgará a todos.

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