Tiempo de Anatemas 16: La senda del Jade y el Espino


La comitiva del sabio Ledaal Zhaijiang llegó a Nexo para poner a prueba la exaltación de Ragara Jun. Al mismo tiempo que, con una misiva, Cynis Aurei reclamaba a Ventura para una reunión de negocios. Pero fue la primera la que reclamó la atención de los miembros del Círculo de la Dili-agencia, que acudieron a los rituales de purificación de Jun. Solo cuando esos estuvieron encaminados, y la preparación y ayuno dispuestos para la tarde, fue que Ventura y los demás acudieron a la reunión en la mansión de los Cynis, donde Aurei les expuso su necesidad de que le hiciese de guía a la satrapía de Jiara, donde tenía intención de asesinar a Khidara Weilan, la legítima heredera del trono. A cambio, el precio de compartir el lecho la mitad de las noches que durase el viaje.

Con eso cayó la tarde y, siguiendo los rituales, la procesión purificada se puso en marcha por el interior de la mansión Ragara. Acompañado de sus amigos y familiares, Jun fue progresando de sala en sala entre pequeñas ofrendas y rezos hasta llegar al jardín donde, en el equilibrio del lugar, tuvo lugar la primera conversación. Ledaal Zhaijiang habló de los Dragones Inmaculados, de sus hazañas y ejemplos, virtudes y sombras. Y de entre ellos, Jun escogió seguir los pasos de Heshiesh como el más cercano a su corazón. Escogido esto, todos entonaron un cántico, pero uno en sintonía con la esencia de la Creación misma, destinado a permitir al nuevo Exaltado manifestar su esencia elevada y, gracias a la buena labor del joven Jun, nadie se dio cuenta de que no fue el único que al entonar el cántico canalizaba algo de esencia, pues las palabras de Quro y Sagrest también tuvieron ese efecto. 

Completada la purificación pudieron retirarse todos a cenar con gusto, pese a la pequeña y molesta interrupción por rabieta de Ragara Helan, en la taberna de Ventura. Entre amigos, discutieron sus planes, su voluntad de apoyar a Cynis Aurei, e incluso el joven Eclipse consiguió una cita con Xiao Baozi. También hubo lugar para los primeros piques entre Sagrest y, del otro lado, Quro y Yin, pues la rivalidad entre los miembros de los Escudos de Bronce y los de la Garra era antigua y legendaria. Y salió también a la luz alguna nueva información sobre el pasado entre el Maestro de Xiao Baozi y la antigua encarnación de Megara y del complicado final de su matrimonio. 

Con la llegada de la mañana, si bien Ventura esperaba reunirse con la dama Cynis para confirmar que aceptaban el contrato, un pánico rápido de Jun hizo que todos los miembros del Círculo se reuniesen al final en la mansión de los Ragara. Y es que, a primera hora de la mañana, al joven se le iba a poner a prueba en su dominio de la Esencia. Ledaal Zhaijiang le presentó con un artefacto móvil y flexible y le dijo que restaurase la simetría. Mientras el joven ganaba tiempo, Ventura invisible hizo acto de presencia y, con la ayuda de Meng, comenzaron a tratar de montar la simetría de los anillos mientras Jun fingía estar haciéndolo con su magia. Pero el anciano Ledaal se dio cuenta de la presencia de un ardid y el Ragara debió excusarse aduciendo que, con su bajo control de la esencia de aire, había solicitado a un espíritu suyo que le ayudase en la tarea. Superada la tensión del momento, con calma Meng fue colocando cada anillo en posición y Jun anunció que había completado la prueba. Decepcionado, Ledaal Zhaijiang aceptó, pero hubiera preferido una obra de poesía, pues muchas formas hay de restaurar simetría y jamás había dicho que tuviese que ver con el artefacto. Con sus palabras de monje místico detrás, todos abandonaron el lugar encontrándose a Quro y Sagrest que esperaban fuera al desenlace de los eventos. Y juntos, mientras Jun terminaba de quitarse las ropas ceremoniales, fueron a confirmar a la dama Cynis que partirían esa misma tarde. La convencieron de volar sobre las alas del cuervo espiritual, pues eso les ahorraría mucho tiempo de viaje.

Las despedidas fueron breves y, aunque Ziao Baozi quería acompañarles, una nueva Anatema en presencia de la Cynis, que ya había sido parte de la Cacería Salvaje en el pasado, era demasiado riesgo. Así que la joven partió de vuelta con su Maestro, quedando retrasada la cita con Jun. Volaron hacia el sudoeste y esa primera noche casi hubo un drama cuando el kappa Kuzembor se presentó con ofrendas para los solares, y hubo que callarlo antes de que la asesina se diese cuenta. Así que distrayendo a Aurei, se llevaron al kappa al bosque donde consiguieron que aceptase no presentarse ante ellos si iban acompañados y que no se comiese a los niños, a cambio de un buen número de pepinos.

Volar sobre las tierras de las tribus de jinetes al este de Celeren hubiera traído gratos recuerdos de sus comienzos como exaltados, de no ser por la oscura sombra creciente de los bosques de Thorns. Pues los muertos habitan en esos bosques y los corrompen y entre las poblaciones y ciudades de la antigua satrapía Ragara cada vez más tierras de los muertos emergían con sus lluvias de sangre o vísceras y sus débiles velos entre los vivos y los difuntos. Fue una de estas noches de acampada, después del habitual tira y afloja en la cama entre Aurei y Ventura, que Quro y Sagrest se encontraron de guardia cuando una densa niebla sobrenatural se aproximaba, tejida por espectros. Dando la voz de alarma, la batalla contra fantasmas y una enorme abominación de carne dio comienzo, pero las nieblas se colaban por los pulmones y drenaban la vida, complicando la batalla nocturna. La carga de Espada Celeste contra la forma abotargada de carne, guiada por las instrucciones de Jun, destruyó la misma pero sus restos animados y todavía peligrosos fueron abrasados por la deflagración de la presencia allí de Aurei. Mientras tanto, Sagrest luchaba con fuerza contra el ejército de fantasmas que rodeaba a la criatura de carne, vulnerables a sus ojos sobrenaturales y a la espada que blandía, que había sido forjada en el infierno. Mientras tanto, siguiendo los pasos y las rutas de Ventura, Meng procedió a deshacer las formas espectrales que tejían la niebla, mientras Quro terminaba de derrotar al resto de no muertos que combatían. Y con ello, la noche cayó en la tranquilidad, la ruta a medio completar en dirección a Jiara.

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