Tiempo de Anatemas 15: En la tierra del Viento y el Pino

En el nordeste, en los bosques y montañas cubiertos de nieve, en las tierras del reno y el lobo, en las llanuras reclamadas por el hielo... allí viven los Caminantes, divididos en sus numerosos clanes y tribus, con sus bárbaras costumbres y tradiciones, donde la debilidad no es algo que despreciar pues es simplemente algo que termina con tu vida. En las tierras del poblado del Clan Woh hay una pequeña taberna de madera, y es a la entrada de la misma donde dos grupos dispares se encuentran. Dos Círculos solares, que no se veían desde el extraño momento de la Exaltación, que llegan allí por motivos diferentes.

De un lado, desde el sur, la Dili-agencia acude a la llamada del Portavoz del Hielo, que les invocó para una reunión donde tratar los asuntos de los solares. Del otro los Hijos del Norte, llegados a estas tierras por la pretensión de hacerse con el trono de aquellas tierras y más allá. Es en la taberna, entre cervezas e historias, lecturas de mano por la enigmática Purpurosa y otros eventos, que las noticias entre ellos corren con rapidez. Pero no acuerdos, pues para eso es demasiado pronto y los objetivos demasiado dispares. Justo cuando pensaban abandonar la taberna, el Portavoz del Hielo hizo acto de presencia, taciturno y callado, y los guió a las tierras cercanas del clan Jurgen, a donde los distintos clanes de Caminantes habían estado llegando desde hacía semanas ante una llamada del señor local.

Este poblado, con miles de habitantes, tenía en el centro la mayor de las yurtas, sus guerreros portaban la enseña del toro, sus herreros fabricaban armas y armaduras, sus comerciantes traían valiosos recursos. Y fue en esa cabaña enorme donde ambos círculos de solares se encontraron con tres figuras, cada una brillando con la luz del sol también. En el centro Jurgen Kaneko, el Toro del Norte, el señor de la guerra bajo el emblema del Alba; a su lado, Gon Samea, Espíritu del Corazón Adriente, la hechicera que sin embargo mostraba la enseña del Cénit; y finalmente Portavoz del Hielo, el diplomático del signo del Eclipse. 

La conversación fue complicada, sin lugar a dudas, pues las visiones eran distintas y contrapuestas. Kaneko y su enemistad con el Reino, con su opinión de la supremacía por derecho de los solares y la importancia de la fuerza; Samea y su aproximación pragmática y más suave, conciliadora; y el silencio del diplomático. Pero tampoco fue sencilla por parte de los Círculos pues, si bien la Dili-agencia mostró un frente común, los Hijos del Norte se dividieron en posiciones y opiniones contrapuestas, a menudo desafiando a Kaneko pero dudando al ser confrontados. Se reveló entonces que el Círculo del Toro del Norte estaba incompleto, la chispa de su Atardecer, caído en combate contra las Legiones Tepet, había llegado al más reciente de los miembros de la Dili-agencia, Sagrest, mientras que la chispa de su Noche permanecía perdida tras la muerte de su anterior dueña. Al final una propuesta: dividirse y repartirse la Creación entre los tres grupos, y una petición para tener tiempo para debatirlo y discutir sus opiniones al respecto en calma y privacidad.

En privado, los Círculos consultaron y decidieron entre ellos y después pusieron en común sus posiciones. Pero ante la decisión conjunta de los oriundos de Nexo, los de Whitewall tuvieron diferentes enfoques incluso opuestos entre sí, sin un claro acuerdo. Y esto se transmitió en la reunión que siguió con los solares veteranos de las tribus de Caminantes, pues aunque los Eclipses de ambos Círculos buscaron modos para tratar de manejar la situación, el resultado siguió siendo grandes dificultades para alcanzar un acuerdo. Y eso que ni Kaneko ni Samea se opusieron a las propuestas y respuestas de los Círculos, aún cuando la Dili-agencia exigió para si gran cantidad de terreno para administrar en igualdad de condiciones y respeto que los Caminantes; pero los Hijos del Norte consultaron y propusieron, dijeron y desdijeron, divididos entre sus contrapuestas corrientes internas.

Cuando finalmente se alcanzó un pacto para repartirse tierras y ayudas, sellado por el poder de los Eclipses presentes, inmediatamente surgió la primera de las tensiones del mismo. Cuando Melena de Invierno preguntó por Rauda Rambla y pidió que se la entregasen para matarla y Jurgen señaló que ella le había entregado su escudo y por tanto ahora era parte de su confederación de tribus. Y que, por lo pactado, igual que él no intercedería en los hechos al oeste, los Hijos del Norte no interferirían en los suyos, incluyendo la vida de sus seguidoras.

Tras esto, la Dili-agencia abandonó el lugar y las despedidas siguieron rápidamente. Sobre las alas de Meng volaron al sur pero en sus paradas a dormir por las noches Megara fue haciendo los siguientes pasos de sus rituales para localizar al hombre que se aparecía en sus sueños. Y les reveló la localización del mismo en un bosque al cal llegaron días más tarde, en las inmediaciones del poblado de Cuatro Caminos. La villa de Xiao Baozi protegida por un espíritu del bosque al que hay que hacer ofrendas... lo cual significaba que el exaltado lunar de los sueños de Megara debía por fuerza ser el maestro del que la joven lunar les había hablado. Uno opuesto a los solares y sus antiguas traiciones y problemas. 

Hacer la adecuada ofrenda al espíritu del bosque reveló que el mismo era una kitsune traviesa y liante que se hacía pasar por la sacerdotisa de su pequeño santuario. Apaciguada con las semillas que Megara llevaba encima, les guió ante el Guardián del bosque, el oso bendito por el poder de Luna, el marcado por los tatuajes de plata. Y la conversación de nuevo fue complicada, pues resultó que aquel había estado casado en tiempos pretéritos con el alma de Megara y que, sellado su matrimonio por una ceremonia de un Eclipse de antaño, ese vínculo les unía más allá del tiempo y la muerte. Pero él, testigo de los desmanes y problemas causados por los Solares, había dado la espalda a todo aquello y desconfiaba profundamente del regreso de los elegidos del Sol Invicto. Fue imposible fraguar entonces una alianza, pero las semillas fueron sembradas.

Tras el viaje continuaron hacia Nexo donde Jun, bajo las ilusiones de Ventura, se prestaba a presentarse ante los suyos como un recién exaltado del Dragón de Aire. Pero sus planes debían retrasarse, pues su primo Yu-shi se encontraba reunido con los abisales de Thorns, los únicos que sabían que Yun, Ventura y Quro eran solares en realidad. Así que con cartas y cuidado, Jun se reunió con Amala, la monje de la Orden Inmaculada, para conocer los ritos y pasos que la esperaban en su ascensión por la Jerarquía Perfeccionada. Mientras tanto, Ventura espió las conversaciones de Sangriento Poeta del Destierro y Ragara Yu-shi, donde se estaba negociando un acuerdo tentador pero, cuando aumentó la tensión, el abisal reveló que habían convertido en abisal al hermano del Ragara y este estalló en cólera... una ira muy sincera compartida por su hermana, aunque nadie en realidad sabe que hubiera un tercer hijo de ninguna clase en la familia. En el camino a la salida, Quro aprovechó para pasarle una carta a su antiguo amigo Grandes Aspavientos, ahora Espada Sangrienta de Grandes Gestos, para citarle para un encuentro y en sus ojos, pese a su gesto indescifrable, sin duda había reconocimiento. Y, con ellos fuera, Jun finalmente acudió al encuentro con su primo con la buena nueva de su exaltación, más que bien recibida por un Yu-shi que necesitaba algo bueno después de días complicados y la ira que le invadía.

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