Hello darkness, my old friend...

...I've come to talk to you again...

Supongo que con retraso, de hecho, hace tiempo que me has dicho que tenemos esta conversación pendiente y sin embargo te había ignorado. Y ahora ahí estás fuerte e imponente, todo hielo y piedra, con tu sonrisa sarcástica reservada para mi y esa mirada que a la vez es un cuchillo y un abrazo. 


Hola Barrera, ¿qué tal estás?

Bien podría empezar así, ¿no? Y hablamos del tiempo, del último libro que hemos leído, o de los problemas de la falta de trabajo. Sería bonito, supongo, pero ambos sabemos que no, que me siento como el boxeador de la canción, que no deja de recibir los golpes por todos lados hasta que finalmente, cae sobre la lona y el combate queda cada vez más y más lejos. Quizás esa sería la salida fácil. 

Pero no me toca esa salida y tú tienes la sonrisa que dice que lo sabes, que ya me lo advertiste, que estaba escrito y que sabías que eventualmente volvería a ti. Que todos los sueños y deseos al final se convierten en polvo y que te necesito tanto como tú a mi. Que no puedo darte la espalda, por mucho que todo el mundo (incluso yo mismo) diga que no eres el camino correcto. 

Pues aquí estamos, hablando de nuevo. Ya me lo advertiste hace meses, supongo, que las facturas cada vez eran más altas y el pozo del silencio cada vez más profundo. Que el camino de espinas al final llevaba al final amargo, susurrado como inevitable profecía por tus labios. Que para ser el pilar que deseo ser, he de ser de piedra por fuera y por dentro. 

But my words like silent raindrops fell, and echoed in the wells of silence.

Ya es hora de que claudique. A tus pies, de rodillas. Lo he intentado, he intentado caminar fuera de ti, limitarte y reducirte. Encadenarte. Y, al final, tenías razón. Quizás no en todo, pero si en el camino que falta. No vale la pena. Duele demasiado. Hay que dejarlo ir. 

Aceptar esa única derrota, aceptar el portal que se abre del otro lado de la sala. Luchar todo el resto de las batallas, dejar que esa se convierta en un viejo campo de batalla cubierto de los esqueletos de antiguos fantasmas. Puedo cargar el mundo sobre mi pilar, avanzar paso a paso arrastrando los esqueletos y las cadenas de quienes me necesitan. Solo es hora de aprender a no necesitar a nadie. 

Y para eso te necesito a ti Barrera, lo cual no deja de ser irónico. Necesitar algo para no necesitar a alguien. 

De acuerdo, pues, que arda Troya. Que se cierre ese telón y empiece a acumularse el polvo sobre los esqueletos. Es hora de ponerme la armadura abollada y juntos, Barrera, desenfundar la espada mellada y luchar el resto de las batallas.

Tenías razón, siempre la has tenido.

Comentarios

  1. Escrito del tirón ahora mismo, creo que no me ha quedado todo lo bien que debería pero bueno, es lo que la pluma ha querido trazar.

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