El camino al Infierno

El AntiGénesis, por Wenceslaw Ritter, 1485, libro apócrifo, 1:1

Al principio hubo dos Infinitos. El Vacío, lleno de potencial. Y el Verbo. 

"Hágase la luz" y la primera Sebettu, la Casa del Amanecer, surgió con su hueste guiada por el Lucero del Alba.
"Hágase la vida" y surgieron los elohim de la Casa del Firmamento, traedores del hálito divino.
"Hágase la materia" dio pie a la Casa del Fundamento y a todo lo concreto y real.
"Hágase el universo" para el nacimiento de la Casa de las Esferas y con ellos las cadenas de la causalidad y lo reglado.
"Háganse los patrones" para que se alzase la Casa de lo Profundo, encargados del cambio.
"Hágase lo animado" aulló para que naciese la Casa de la Naturaleza, traedores de animales y plantas.

Y todos creyeron que el Verbo había terminado. Que las Sebettu estaban completas. Pero no. 

"Hágase el final" separó a la oscura Casa del Segundo Mundo, soberanos de lo que viene después.

Dicho todo aquello, el Verbo habló una vez más, indicando que los elohim marchasen a cumplir sus naturalezas pero que, sobre todas las cosas, debían amarle a Él, pues suyo es el motor inmóvil que todo lo puede.

Así ocurrió. Así queda constancia para los Anales del Destino. Así fue determinado, regido y verbalizado por Él. Osanna en los Cielos.


Anotaciones de Aleister Crowley sobre el Grimorio de la Magdalena, 1913, libro prohibido, extracto

Tres bien distintos son los que describe el Grimorio, aunque su naturaleza y utilidad ocultista es de momento incomprensible para mi. Habrá que seguir indagando en las razones de esos tres demonios, aunque aún no lo fuesen en aquel entonces, y la utilidad que puedan tener en conjuros y encantamientos.

Aislynn, bajo el arcano del Ahorcado, está bajo un áuspice de autosacrificio y entrega. Un demonio de la salud, de la sangre o similar, puede ser útil su invocación para garantizar la vida eterna. Su referencia en el Grimorio de la Magdalena dice que en el Jardín del Edén se encontró con el ángel de la espada, que no entendía que aquello era un arma y había creado un bosque con ellas. Y cómo Aislynn le mostró la diferencia entre la vida de un árbol y la de una espada, aunque ambos acordaron que eran hermosas. No es un demonio útil que invocar de cara al conflicto y uno lleno de debates sobre si su naturaleza realmente era demoniaca o angelical, pues las fuentes sobre ello se contradicen. 

Cerubiel del Coro de las Eternas Mareas, se sitúa bajo el áuspice del arcano de la Rueda bajo la constelación de Venus. Formaba un Coro donde se encargaba de la bajada de las mareas, y su compañero del alzamiento de las mismas. De su tiempo en el Jardín queda constancia de un encuentro con el ángel de los crustáceos, que se disculpó porque uno de los cangrejos pinzase el pie del Cerubiel. Ambos conversaron sobre lo que significaba el cambio de las mareas y la vida de los animales marinos. Quizás sea un demonio útil que invocar antes de viajes, especialmente navales, y pequeños cultos de marineros siguen usando su nombre cuando salen a faenar para tener buena ventura.

Finalmente está Kayle, a veces referido como el Artífice de Números, situado en el arcano del Hermitaño. Hoy en día lo llamaríamos un inventor o un naturalista, y queda registro de su tiempo sobre el Jardín del Eden, en un espacio de cálculos matemáticos aplicados. Aparentemente tuvo que ver en los movimientos de los girasoles y otras plantas si bien los ángeles sobre él en el Coro del Abstracto Cuantificado aparecen descritos como preocupados por los retrasos que la creación de los procesos fractales (sean eso lo que sean, probablemente algo perdido con la destrucción del Jardín). No parece un demonio útil para invocar, pero acaso pueda ser esclavizado para colaborar en tareas de investigación y debería tener valiosos conocimientos del arte secreto de la numerología.


Apócrifos del Mar Rojo, 746, pergaminos heréticos y prohibidos por la Iglesia, 13:8

Durante dos eones, los elohim cantaron Sus Alabanzas y dieron forma al Eden. La bóveda celeste, los valles y las montañas, las brisas y los volcanes. Y Dios vio. Y Dios lo juzgó bueno. Y habló.

"Id y presentad vuestros respetos a mis hijos, para los cuales creasteis este Jardín. Dadles vuestros presentes. Y amadlos como me amáis a mi. Pero jamás debéis ser vistos ni oídos por ellos."

Uno por uno fueron al lugar donde habrían de estar los elegidos de Dios, y cada uno presento sus regalos. El Lucero del Alba les donó su amor ilimitado. Rafael les transmitió el roce de lo divino en sus almas. Aislynn les entregó el placer del calor de su cercanía, la eficacia de su sangre. Ynael les regaló el suelo que pisaban con sus pies. Kayle les otorgó la posibilidad de que sus sentidos percibiesen el mundo. Cerubiel el placer del roce de las aguas que se retiran en una playa. Vaniel la protección de las bestias depredadores de los bosques. Y Uriel les guardó de su abrazo. 

Estos y otros muchos increíbles dones les fueron otorgados, pero no comprendidos. El primer hombre solo acudió a un árbol para comer sus ciruelas, la primera mujer solo se rascó detrás de la cabeza. Pues el estado de gracia implicaba el desconocimiento y la incomprensión. La ceguera real al mundo, la limitación. Prohibida su comida del Árbol de la Vida y el del Conocimiento, su destino debía ser la incomprensión. Ni Bien ni Mal eran para ellos.

Y Dios vio. Y Dios lo juzgó bueno. Osanna a los Infiernos, pues el Maestro es Mezquino.

 

 

Anotaciones de Aleister Crowley sobre el Grimorio de la Magdalena, 1913, libro prohibido, extracto

El Grimorio incluye un extraño pasaje que narra un encuentro trivial en apariencia, pero cargado de simbolismo. Aislynn acompañaba fascinada a los primeros humanos, observando como se rascaban o comportaban, aparentemente feliz con sus pequeñas mejoras y fracasos. Así fue como estos llegaron al borde del mar, donde el Coro de las Eternas Mareas aparentemente esperaba junto con la de los crustáceos, un ángel como ese carece de interés real. 

Cerubiel quería disfrutar del momento en que sintiesen el agua en sus pies y la notasen fluir. Y lo que encontró es que la primera mujer se adentró en el agua sin prestar atención a esa sensación, solo deseando coger uno de los cangrejos para comerlo, mientras el hombre permanecía fuera, asustado ante el frío líquido. 

Al mismo tiempo, en las altas esferas inmanentes del límite del Jardín, Kayle recibía la visita de otro demonio, o acaso ángel, que buscaba la forma de conmoverles por medio del sonido. Aparentemente, por aquel entonces, tan al principio del Tiempo, muchos de los integrantes de la Hueste ya sentían que los humanos estaban incompletos, destinados a más. Y juntos descendieron a la playa, donde preguntaron a los ángeles presentes por el sonido más bello: Cerubiel convencida de que era el rumor de las olas, Aislynn de que se trataba del sonido de la respiración de los humanos. Kayle lo ignoraba, consideraba toda musicalidad una mera concatenación matemática sin mayor valor una que otra. Pero, por primera vez Aislynn habló de preferencias, de cosas que gustan más que otras, ante una audiencia que jamás se había parado a pensar sobre ello.

Así que Kayle se unió al Coro de las Mareas para alzar una ola que sonase del modo emotivo e impactante que buscaban, pero en lugar de impresionar a los humanos y enseñarles la belleza, lo único que lograron fue que huyesen al interior despavoridos. El Grimorio menciona que Euterpe, un demonio de la música, se encontraba allí, pero es improbable pues ese es un nombre de una musa griega, probablemente una interferencia del desarrollo cultural posterior.

Mientras los demonios debatían sobre lo incapaces que eran los humanos de entender lo que estaban destinados a heredar, escucharon un llanto de dolor de la espesura. Aparentemente, la primera mujer, al correr, se había cortado con uno de los arbustos de espadas y sentía abyecto terror ante el dolor que sentía. Aislynn fue rápida a cambiar su sangre para que, con calor, pudiese cicatrizar, pero decidieron que las propiedades del agua salada serían buenas para las heridas. Pero ¿cómo llevarlos de vuelta a la playa sin mostrarse ante ellos? Una pregunta no estúpida aunque lo parezca, porque el mandamiento divino obligaba a hacerlo sin intervenir directamente ni ser vistos y plantea, con ello, la cuestión metafísica pero relevante de si acaso estamos ahora rodeados de ángeles que nos observan y estudian, invisibles.

Según el Grimorio, decidieron aprovechar que a la primera mujer le habían gustado los cangrejos, para crear un camino de ellos hasta las aguas. Convencieron a los ángeles de los pájaros para que las aves de presa no los cogiesen, los mantuvieron mojados para que sobreviviesen, y poco a poco los dos humanos regresaron al agua. Y esta, con una suave marea ascendente, desinfectó y cuidó sus heridas.

Mientras tanto, al ángel de las espadas se le convenció de que estas debían permanecer bajo tierra, como el resto de los minerales. Acaso una alegoría del origen de estas armas, que no tienen cabida en aquel periodo del Jardín. Y el Coro del Juicio envió a uno de sus demonios a estudiar el crimen, pero que fue apenas un accidente y lo cierto es que tiene poco sentido. Quizás un primer intento de entender algo que no podía ser, o quizás una metáfora del Grimorio.

Es una historia extraña esta, que desconozco por qué el Grimorio cuenta en tanto detalle, una historia muy menor pero que ilustra el estado de gracia de los primeros humanos, así como las limitaciones que tenían los propios ángeles y demonios al lidiar con ellos. 

 

El Pesar, anónimo, 1836, poema encontrado el sótano de un infernalista de Londres

Incapaces, ciegos y mudos
poco más que monos ignorantes
así nuestros ancestros hollaron
las tierras prometidas.

Y esto trajo pesar y tristeza
pues la Hueste solo deseaba su felicidad
y sufría al verlos limitados
ciegos y olvidados.

Funciones sin sentido,
cuestiones sin respuesta
solo fe mancillada queda
marcando el camino.


Evangelio de Tulia Flavia, 12, texto prohibido encontrado en una catacumba de Roma, 42:3

Y algunos de los Elohim miraron a su alrededor y no comprendieron su existencia. ¿Para qué había sido creada la música si nadie podía apreciarla? ¿Cual era la función del acuerdo mutuamente beneficioso si no había comercio ni honor? ¿Cual era el lugar del Segundo Mundo en el Plan Divino, si no existía la muerte?

El desasosiego y la incomprensión hicieron mella en los Elohim, que ansiaban una respuesta que no llegaba. Algunos acudieron a Metatron para hablar con El Verbo y que les aclarasen por qué aquello era así, ¿cómo encajaban en sus Designios? Pero Él permaneció en silencio. Y aquellos que acudieron ante el trono divino a preguntar, jamás volvieron a ser vistos en la Creación. 

Así quedó extendido el silencio como respuesta. Pues ¿qué es acaso la fe sino la creencia sin prueba? Y aquellos Elohim habían sido encontrados faltos de fe en el Altísimo.


Observaciones de Abraham ibn Iesod sobre la Cábala Negra, 1622, libro prohibido, extracto

El Pecado Original estriba en el alejamiento de la fe, la negación de Jahwé, la soberbia de creerse más que Dios. Pero antes de que lo sufriesen Adán y Eva, lo sufrieron los ángeles, con su Caída. Los diez sephiroths ascienden desde el malkuth, el mundo de lo material, hasta el keter en lo alto, pero alumbran una trascendencia que va más allá hacia la divinidad. La Cábala Negra habla de diez sephiroths invertidos, reflejo oscuro de la voluntad de Hashem, fruto de los pecados que descienden del malkuth hacia la condenación.

Entre los sirvientes de Jahwé, el Pecado comenzó con una profecía promulgada por un miembro menor de la Cuarta Sebettu. Ahrimal, parte del Coro del Tiempo, encargado de los Futuros por Llegar. Según la Cábala Negra, en su soberbia, Ahrimal vio en el porvenir una tormenta de ira y violencia. Ningún otro miembro de su Sebettu ni otra cualquiera lo divisó, e incluso cuando acudió al inmanente trono de su Casa fue respondido con que ellos no observaban ese porvenir.

Rechazado, juntó a aquellos amigos que había generado en esos eones. A Kayle, de su propia Casa, cuya conexión matemática había sido necesaria muchas veces en el pasado. A Usiel, el Trono Fragmentado, de la última Sebettu. A Cerubiel del Coro de las Eternas Mareas, cuyo compañero se encontraba desaparecido tras acudir a preguntar a Jahwé por aquello que solo Él puede saber. Y a Aislynn que tanto tiempo pasaba con Adán y Eva.

Les habló de la tormenta por venir, del final de todas las cosas, y Usiel le dijo que eventualmente el Jardín pasaría a su mundo. Pero la aniquilación era un precio terrible para aquellos que tanto amaban a los primeros de nosotros, que nos cuidaban con el aprecio de una madre, la mano firme de un padre. Ninguno de ellos era, sin embargo, un líder de la Hueste y permanecían indecisos sobre cómo seguir. Así que partieron en busca de respuestas, de sus tronos, y de otros. 


Sin respuestas, 345, maleficio de los hebreos, encontrado grabado en una urna en una excavación en Jerusalén

Ka'ya'le acudió a su trono, que respondió que aquello que solo los menores veían no podía ser cierto si los mayores eran ciegos a ello.

Uhshiel acudió a su trono, que respondió que todo llegaría hasta ellos.

Kerubi-el acudió a su trono, que señaló que no se preocupase pues todo sigue el patrón del cambio establecido e inmutable. Que buscase a su hermano perdido.

Aeshliinn acudió a su trono, que dijo que cualquier herida o daño sería curado pues nada terrible podía ocurrir.

Kerubi-el y Ka'ya'le acudieron a Mtatroon, que señaló que las respuestas de Yahwé son solo suyas, quienes marchaban encontraban con Él la gracia pero abandonaban su lugar en el Jardín.

Aeshliin viajó al Coro del Astro Refulgente en busca de una iluminación que nunca llegaba a los primeros pobladores. 

Kerubi-el encontró la desolación del maestro cantor ante la impasividad de los mortales, y le dijo que ya vendría el cambio que llevaría a que lo apreciasen.

 


Observaciones de Abraham ibn Iesod sobre la Cábala Negra, 1622, libro prohibido, extracto

Medio eón más tarde, el Pecado Original empezaba a germinar. En el palacio de Ahrimal en la luna, el tifareth del pecado original, los cinco se reunieron de nuevo. Sin guía de sus tronos. Kayle continuaba creyendo en la validez de los cálculos sobre la terrible tormenta por venir, que arrasaría el Jardín. Cerubiel permanecía convencida de que las cosas, como las estaciones, irían y vendrían, que del Segundo Mundo se podía regresar al Primero o una nueva versión del estado de gracia del mismo. Usiel permanecía firmemente anclado a la noción de que todo llegaría al final pues esa era la Voluntad Divina. Y Aislynn sufría ante su certeza de que la Adan y Eva estaban enfermos de una falta de iluminación. 

Sin invitación, pues el Primero no se preocupa de tales cosas, el Lucero del Alba se presentó ante ellos y confirmó que él también veía el porvenir descrito por Ahrimal. Y que si la tormenta iba a llegar, su amor por Adán y Eva le impelía a protegerlos, a prepararlos para la misma, para que pudiesen sobrellevarla. Escandalizado por las implicaciones del pecado sugerido, Usiel negó que aquel fuera el camino pues la Divina Providencia exigía que los primeros hombres permaneciesen alejados del Árbol del Conocimiento. Ignorantes, del bien y del mal.

Fue Aislynn quien hizo un alegato conmovedor, de que si Hashem había hecho un mandamiento de que le amasen y otro de que amasen a Adán y a Eva como a Él, entonces elegir protegerles no era contravenir la Voluntad Original sino realizarla. Pues de no ser así, Jahwé ya les habría detenido.Kayle fue convertido con convicción por las palabras de la sanadora, pues si bien a su mente aquel era un enigma sobre el que no poseían suficiente información para decidir, la inacción era acción en si misma y el libre albedrío les haría responsables de lo que ocurriese hiciesen lo que hiciesen.

Fue el Lucero del Alba quien fijó sobre si mismo las consecuencias de lo que estaba por venir, asumiendo como suyas las acciones de los demás, fruto de su infinito amor por Adan y por Eva, así como sus hermanos Elohim. Pero Usiel abandonó la sala, incapaz de comprender que se sintiesen así, situando a los hijos por encima del padre, dudando de su Plan.

Y así dio comienzo el pecado y la caída en desgracia.


Apócrifos del Mar Rojo, 746, pergaminos heréticos y prohibidos por la Iglesia, 122:6

Partieron en hálitos y olas y si Él los vio, permaneció en silencio. Y predicaron sus palabras entre los elohim, convenciendo a unos y perdiendo a otros. 

Y llegó el atardecer designado y la más humilde entre ellos, Madisel se mostró ante Adán y Eva y les dio nombre, y estos supieron que no estaban solos. Y les regaló las muerte de las bayas, para que ellos pudiesen alimentarse, pues les amaba.

Y Grifiel, del Principado de los que Cazan de Día, les regaló la protección de los depredadores, pues les amaba.

Y Senivel, el Poder de los Arroyos, les regaló el beso con el cual se hidratan al beber del río, pues les amaba.

Y Cerubiel, el Heredero de las Mareas, les regaló la pesca de las aguas que se retiran, pues les amaba.

Y Kayle, el Armonizador de los Números, les regaló la capacidad de comprender lo que veían, pues les amaba.

Y Aislynn les regaló el calor de sentirse acompañados cuando están solos, pues les amaba.

Y como ellos, la mitad de la Hueste se fue presentando ante los primeros hombres. Y les dieron regalos. Y Adán y Eva vieron que no estaban solos. Vieron que eran amados. Y que podían amar. Y comprendieron, iluminados finalmente por el Lucero del Alba.

Y Miguel vio lo que estaba ocurriendo y se opuso a ello. Y hubo un primer enfrentamiento, un desacuerdo, y duras palabras fueron intercambiadas. Y la humanidad fue dividida, pues unos permanecerían con los seguidores del amanecer, mientras otros regresarían a la ignorancia de la gracia divina. 

Y así terminó el Periodo de Armonía y dio comienzo la Edad del Pecado. Y los elohim fueron por siempre divididos y solo reinó entre ellos el pesar. Y la discordia anidó en sus corazones.

Y Dios calló. Y mostró con ello su Mezquindad. Pudiendo arreglar y evitar tanto dolor, optó por no hacer nada. 


Anotaciones de Aleister Crowley sobre el Grimorio de la Magdalena, 1913, libro prohibido, extracto

No tiene sentido lo que describe el Grimorio que ocurre después del Pecado Original. Si solo estaban Adán y Eva, y ellos acaban siguiendo a Lucifer, ¿quienes quedan para acompañar a Miguel? Y, sin embargo, distintas fuentes siempre hablan de que unos siguen a los demonios, mientras otros siguen a los ángeles. De estos últimos, el regreso a la ignorancia los aleja de estos estudios y análisis y no puedo más que concluir que permanecen en lo que quede del Jardín del Edén aun en estos tiempos, pues nosotros somos descendientes de los caídos. Somos hijos de ese pecado, alentado por el demonio de la rebelión que en estas páginas permanecerá innombrado pues su oscuridad es demasiado terrible como para ser de utilidad. 

Según el Grimorio, entre los caídos, se formaron tres agrupaciones, aunque otras fuentes señalan que fueron más. La Legión de Ébano marchó al conflicto, pues creían que debían traer la verdad a todos los hijos de la humanidad, deshacer la división establecida por el combate entre Lucifer y Miguel. El Lucero del Alba, artrero y mentiroso, cuenta según el Grimorio de la Magdalena que estableció una comunidad basada en la protección y el afecto, y les enseñó a dominar el fuego y tantos dones, pero siempre de modo pacífico. Y finalmente, una Profunda innombrada formó una sociedad de conocimiento y educación, de cultura y sabiduría. 

Pero si ya antes los tronos estaban divididos, en aquellos tiempos las diferencias fueron cada vez mayores. Y los enfrentamientos entre caídos y leales se sucedieron: rígidos debates e intercambios de ideas, siguiendo las mismas tácticas y nociones, con gente convencida cambiando de bando según correspondía. Algunos permanecieron al margen, como los integrantes del Coro del Juicio, otros compaginaron su pertenencia a uno de los bandos con preocuparse de los del otro, como Aislynn, que atendía por igual a ambos lados. Otros se entregaron en alma completa a sus nuevas misiones, como Kayle que enseñó matemática y astronomía a los primeros investigadores, o Cerubiel que enseñó a navegantes de todo el Jardín. 

Según el Grimorio, fue un tiempo amargo. Oscuro y terrible, pero creo que solamente porque no sabían lo que estaba por venir.


Espiritualidad y ciencia, Mariana González, 1978, Editorial: México, descatalogado

Hay una paradoja terrible, como suele ocurrir, entre las ideas científicas y las ideas religiosas. Cojamos el cristianismo de mi mamacita como ejemplo. El hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza a partir del barro, una costilla de Eva y un soplo. En cambio, la ciencia nos dice que es resultado de la evolución, a lo largo de millones de años, desde la ameba hasta hoy. ¿Cómo pueden ambas cosas ser ciertas a la vez, si son opuestas?

Esta pregunta ha preocupado a generaciones de filósofos y pensadores desde tiempos del comienzo del andar científico, en el Renacimiento imperialista. Con Descartes y Galileo, la verdad pasó a ser solo aquello que podemos medir y cuantificar. Pero mi mamacita solía decir, durante las celebraciones del Día de Difuntos, que ella sentía a mi abuelita a su alrededor, por mucho que las frías matemáticas dijeran que era imposible.

La respuesta, innegable y certera para todo aquel con mente y espíritu, es que ambas cosas ocurrieron al mismo tiempo pero en dimensiones separadas. Ciencia y alma son dos formas distintas pero complementarias de entender la obra de lo divino y lo humano. Si perdemos una, no somos más que el tuerto de las viejas historias. 


La primera víctima y la guerra en el cielo, anónimo, 2003, encontrado online en myspace:

Flipas. Los ángeles no tenían ni idea de lo que se podía hacer, ellos no tienen la capacidad de inventar colega. Lo dice un libro de mi viejo que leí un día. Tostón. Pero a lo que iba, que no lo vais a creer, ellos estaban ahí metidos en peleas y debates. Lo llamaban guerra pero vamos, no lo era, era como un club de raperos haciendo sus luchas de gallos o algo así, molón pero un poco raro colega. 

Y de pronto, ¡blam! Va Caín y le atiza con la quijada a Abel. Y todos flipan con ello. Se quedan en plan, wtf?, y se miran con cara de que las cosas van a rular pero bien ahora. Así que desde entonces se acabaron los raps y a hostia limpia. Que la diñe quien tenga que diñarla, que para eso está el tema del inframundo y su puta madre. ¡Nuclear, colega, como una puta bomba! 


Anotaciones de Aleister Crowley sobre el Grimorio de la Magdalena, 1913, libro prohibido, extracto

El precio del pecado se sintió especialmente entre los demonios con la Caída y la transformación de la naturaleza de la guerra en los cielos. Eso dice el Grimorio, aunque yo creo que algo debía estar dentro de ellos desde antes, esa desazón ante la ausencia de respuestas, la inquietud ante el silencio de Dios. El Primer Juicio se produjo entonces y se condenó a Caín a pasar tiempo infinito hasta que se arrepintiese de su terrible pecado. Hay una mención a un antiguo texto en el Grimorio, el Libro de Nod, supuestamente escrito por Caín, pero nada he podido localizar que confirme la existencia de ese texto y preguntar por ello me ha traído alguna visita ingrata. ¡A mi!

Sea como fuere, en esa segunda guerra mueren los primeros ángeles y demonios, y algunos textos dicen que algunos mortales se apropiaron de plumas de sus alas y surgieron los primeros taumaturgos y ocultistas, mucho antes de que Hermes Trimegistro y tantos otros ganaran renombre. Patanes y aprendices hoy en día conocidos, pero que palidecían ante lo que podían hacer los primeros conjuradores.

Y los mortales lucharon en la guerra del lado del Infierno, aniquilando opositores. Y con cada muerte de uno de los ángeles, la Creación se desvirtuaba y el Jardín se corrompía. El Grimorio dice que el primero en morir fue un ángel de las frutas siempre maduras, o alguna idea peregrina similar, y que Kayle, Aislynn, Cerubiel y Tomatael fueron a buscar un acuerdo entre ambos bandos para evitar que los mortales se alimentasen de frutas podridas. Especialmente los del bando divino, que en su supina ignorancia eran incapaces de aprender que esas frutas no eran comestibles. Y fue un encuentro amargo, pues mucho dolor había teñido ya el Edén y, si bien se llegó a un acuerdo, el Grimorio señala que fue el último.

Por doquier, desde entonces, se sucedieron los enfrentamientos violentos y la sangre angelical e infernal cayó en dolorosas gotas sobre el mundo, corrompiendo lo que tocaba. Dicen que aún quedan lágrimas del dolor de aquellos tiempos, que se pueden obtener si uno sabe donde buscar, y que retienen parte del poder de un tiempo en que los milagros eran cotidianos. Quizás mi proveedor habitual en Londres pueda encontrar algo, si es que el Grimorio dice la verdad.

Y la guerra barrió el Edén hasta que dejó de ser un jardín. Y muchos se retiraron a sus encierros, como Kayle que permaneció en su centro de educación formando a los mortales, consciente de que el final se acercaba y el pecado era demasiado fuerte. O Cerubiel, que según el Grimorio, se vio cada vez más ocupada con tareas que no eran suyas, como el asunto de las frutas maduras, a medida que más trozos de la Creación se perdían. Y Aislynn, que fue de los pocos entes que viajaban de un bando a otro, trayendo auxilio a los heridos y moribundos, sin importar su facción. 


Códice de la Sentencia, anónimo, 1012, apócrifo, encontrado en la biblioteca prohibida del Vaticano

La Hueste estaba dividida y se encontró para poner final a la guerra que partía los cielos. Miguel, espada flamígera en mano, exigió la rendición de los traidores, los rebeldes, los pecadores. Si se entregaban a Dios, este sería misericordioso y les daría el descanso de la inexistencia. Si se oponían, rendirían ante él un juicio.

Lucifer dio un paso al frente y se negó a someterse. Y la espada en llamas chocó contra una guadaña de un demonio menor, y la batalla fue amarga. Y el Caído fue finalmente derrotado por el Ensalzado y la justicia divina fue dispensada. Hubo quienes aceptaron la inexistencia como el paso más cercano a una redención inalcanzable para su terrible pecado. Otros señalaron que no había pruebas de las afirmaciones de Miguel, pues de los mortales habían aprendido a mentir. Algunos ni siquiera se presentaron aquel día en el Campo del Juicio. E incluso aquellos que habían permanecido neutrales en el conflicto fueron sometidos a la sentencia, pues quien no había seguido el Sendero de la Divina Providencia era enemigo a esta.

La Caída final fue el descenso al Infierno, las alas de sus espaldas volviéndose negras por siempre. Por toda la eternidad, desde allí nos atormentan y buscan nuestra corrupción, por el dolor que sufren por su Pecado. 


Transcripción del testimonio del paciente 22a183, 1987, Hospital Psiquiátrico de Nueva York

-Paciente: una Eternidad en el vacío de la nada. ¿Sabes lo que es eso? ¡¿Lo sabes?! No, qué vas a saber, solo eres una monita tonta.
-Doctora: por favor, Edward, cálmate. ¿De qué vacío me estás hablando?
-Paciente: del Infierno, Doc, ¿es que no me escucha? El lugar más alejado de su amor, donde solo sentir una eternidad de desprecio y rechazo. Eon tras eon, sintiendo que para siempre nos daba la puta espalda.
-Doctora: ¿Quien?
-Paciente: Dios, joder, ¿quién sino? ¿El puto Mickey Mouse? No jodas, Doc. ¿Y sabes que es peor? La traición: Lucifer no estaba con nosotros el muy mentiroso.
-Doctora: ¿Lucifer? ¿El demonio de las películas?
-Paciente: brillante, Doc, pues claro que sí, el jodido Lucero del Alba. Nos vendió, nos llevó a un precipicio y dejó que cayésemos solos. Le hubiera seguido a cualquier sitio, pero nos abandonó. ¡Traidor!
-Doctora: ¡Edward, tranquilízate! ¡Si sigues sacudiéndote así vas a hacerte daño contra las ataduras de la silla!
-Paciente: ¿Daño? ¿Esto daño, Doc? No jodas. ¡Daño es ver como durante eones, los mortales nos convertíais en los malos! Los culpables de todas vuestras putas mierdas, de vuestros errores. ¿Alguien se pone enfermo? Habrá sido el maleficio de un demonio. ¿Hay una hambruna? Demonios de nuevo. Y así con todo. ¡Lo dimos todo por vosotros, Doc, por puto amor, y así es como nos recompensáis!
-Doctora: ¡Celadores, rápido, traed los calmantes!
-Paciente: pero hemos escapado, Doc. Hemos escapado. A mi me tenéis encerrado aquí, pero mira entre las bandas de moteros latinos de la ciudad y tantos sitios. Oh si, hemos vuelto, y ahora no hay ángeles para protegeros de las consecuencias de vuestros actos...

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