Paraiso Perdido 32: Sin luz, sin luz


[4]
Cuatro se juntaron, para buscar en su miedo.
Uno de las profundidades, uno de los cielos, uno de los vientos
Y uno de un lugar más allá de la profundidad, y el cielo y el viento.
Uno dijo, "debemos actuar."
Uno dijo, "debemos permanecer quietos."
Entonces vino LA LUZ, y él les habló.
Dos eligieron actuar con LA LUZ, y dos eligieron no actuar.

[5]
LA LUZ y los dos vinieron al mundo de la Mujer y el Hombre
Y les dijeron, "escoged".
La Mujer escogió LA LUZ.
El Hombre escogió LA LUZ.
El primero de sus hijos escogió LA LUZ.
Pero el último de sus hijos apartó su rostro.
De la elección humana vino todo lo que siguió.

[6]
Y entonces el fuego de LA LUZ fue amortiguado
Y LA NUEVA LUZ pronunció la perdición.
La Mujer estaba asustada.
El Hombre ocultó sus ojos.
Sus hijos que habían escogido separarse se abrazaron juntos.
La tierra estuvo quieta, y las estrellas en el cielo, y los vientos sobre las olas.
Solo la Luz Amortiguada habló en desafío. 

Imeres Pyros, 4-6, La Primavera del Mundo

Las calles iluminadas por los neones de la Fabulosa Las Vegas nos acompañan mientras nos adentramos entre las tragaperras y las ruletas del Caesar's y ascendemos hasta el penthouse digno de una hija de Dionisio. Es allí donde la Tirana de la Corte del As de Diamantes, sentada en su trono de oro y poco gusto, recibe un cunilingus mientras recibe a su visitante. Su Ministra del Polvo, Terpsícore, disfruta convertida en agua ahogando a un mortal hasta el límite, mientras su Ministro de Leones lleva al éxtasis del dolor y el placer a otra mientras juega con sus órganos internos y las infinitas posibilidades de sus cuchillas. Y en el medio de una corte entregada a los pecados de la carne, Clarke intenta negociar con la más importante de las Cortes norteamericanas y una de las más poderosas controladas por los faustianos, pero su reclamo de luchar juntos por la libertad de los Caídos contra la dictadura de los luciferanos cae en oídos sordos. La Tirana misma cita la canción como respuesta, y le dice "¿Me creerías si te cuento lo que he hecho? ¿Me abandonarías si te muestro en lo que me he convertido?" y le niega el auxilio fuera de ofrecerle una oportunidad para unirse a su ciudad en lugar de reconquistar la Gran Manzana. Pero por mucho que la Tirana se ofrezca a hacer realidad todos sus sueños, el Diablo solo sueña con Manhattan y ese es uno que la gobernante no puede, o no quiere, cumplir. 

En las profundidades del Infierno, Leviathan juega a crear efímeras estrellas en la absoluta ausencia, pero ningún alivio aguanta en el hogar del Tormento. Pero su tiempo de espera ha llegado a su final, ha visto las señales y portentos y si el mundo espera una Revelación, él la proporcionará por sus propios motivos. En la superficie, Dae-suo se está despertando tras el breve descanso de una noche demasiado corta y llena de pesadillas y se pone en camino a su trabajo en la oficina de la Tecnocracia, un lunes de octubre. Es entonces cuando Leviathan le contacta, educado y elegante, para encomendarle una tarea importante: encontrar al Caído oculto en la ciudad, parte del pasado que atesora como Demonio, al que reconocería cuando lo hallase. Y en la conversación entre ambos demonios, sobre esa figura y la situación de la ciudad, también descubrir las divisiones internas del grupo de luciferanos pues el Duque Infernal, Pastor de Novas de Lágrimas de Diamante, sabe que llegará un momento en que esa información será necesaria para lo que está por venir. 

Las pesadillas, más virulentas que nunca, también acosan a Violet en su descanso. El mar bañado de sangre y plumas de ángeles, el descenso de la Hueste sobre su ciudad, recuerdos demasiado dolorosos. Pero ella encuentra, en esta ocasión, una intrusión, una llamada de otro Caído, que la llama a las aguas. Suerte para ella, que tenía entrenamiento toda la mañana para la regata del fin de semana, es que entre las olas siente la presencia de algo sobrenatural bajo el mar, fuera de su ruta, pero decide postergarlo para no llamar la atención de su monitor. La cual, sin embargo, acaba reclamando cuando en su barco unipersonal escucha una voz a sus espaldas: la de su padre, fallecido en el accidente que la había dejado paralítica en el hospital. Las acusaciones del fantasma son ciertas y dolorosas para la parte mortal de la deportista: como nunca se había vuelto a acordar de él, ni había ido a visitar su tumba o preocuparse lo más mínimo por él que todo había dado por ella. Y para tranquilizar al espectro, la joven le promete que irá a su tumba a recordarlo, para lo cual primero contacta con el Segador que ocupa el cuerpo de Darrel para conseguir su ayuda, aunque tendrá que librarle de sus padres cuando lo recojan en el colegio, y después a Rose para que su hermana pequeña la acompañe a la tumba.

Jennifer y John se despiertan en el piso de este cuando un vaso se rompe sin motivo aparente, y una llamada entra en el teléfono del soldado. Es el Gran Inquisidor de la ciudad, preguntando por lo que había averiguado de sus compañeros y preocupado especialmente porque cree que Matt solo se está convirtiendo en luciferano por interés político, no por sentimiento real. Despiertos ambos, ponen en común sus posiciones sobre el otro, pues el Devorador no sabe de quien puede fiarse en la ciudad en la que acaba de despertar, y acaba envuelto por su propia decisión en acompañar a la Guardiana a buscar a Ignael, pues la señora del viento y la curación quiere tener un arma suficientemente poderosa para esgrimir contra la Tirana Helga Bauer y los suyos en caso de ser necesario. Comentándolo por el grupo de whatsapp compartido, se les une Daniel, que se encontraba haciendo papeleo para solicitar el traslado de la LAPD a la NYPD, un infierno burocrático donde sus contactos en Los Angeles están ayudando en la medida que pueden, en medio de una ciudad arrasada.

Dae-suo llega a la oficina de la Tecnocracia para encontrar que han desaparecido los cubículos y todo lo que era su equipo. El Agente se lo lleva para hablar, pues el proyecto va a pasar a una nueva fase, una más importante, pero para que puedan contar con su ayuda primero debe demostrar su compromiso con la causa de la Racionalidad. Y por mucho que el Adivino intenta cambiar la conversación, la oferta es acabar con los demonios que ayudaron y protegieron a la Irracionalidad Máxima, el Primero, durante su encuentro en Los Angeles. Sabiendo que son sus compañeros, forzado a elegir entre sus planes dentro de la Tecnocracia y su lealtad a sus aliados, es esta última la que triunfa y la relación laboral entre ambos grupos llega a su final. Pero no sus planes, pues el faustiano ya está pensando en nuevas formas de infiltrarse entre los tecnólogos, mientras se reúne con los que van en coche en busca de Ignadiel. 

Recoger a Darrell en el colegio requiere que Violet convenza a sus sobreprotectores padres de que le dejen ir con ella, pero lo consigue sin problemas gracias a su encanto, su fama y sus Saberes. A Rose también la recoge a la salida del instituto, pero a la adolescente no le gusta nada el niño rarito que va en el coche y los piques y desconfianzas son numerosos. Juntos los tres van al cementerio donde Richard Delvey está enterrado, unas flores de unos días atrás son acompañadas por un ramo fresco, mientras en el incómodo silencio de no saber qué hacer, Rose comienza a contarle a su padre cómo le echa de menos y cómo ha sido su semana y las cosas que están ocurriendo. Es cuando la joven navegante toma la palabra para decirle a su padre difunto que lo recordará que el espíritu encuentra la paz que le había sido negada, y el Segador lo confirma con un cabeceo suave. Pero cuando empieza a explicar que los mortales antiguamente eran recogidos por ángeles y demonios y normalmente se enfrentaban, pero que ahora no había descendido miembro alguno de la Hueste para hacerlo y el alma aún así había trascendido, algo que él no podía explicar, Rose le dio una colleja, asustada de aquellas palabras siniestras que decía el niño. Violet impuso paz pero la conversación quedó ahí, mientras la deportista devolvía a uno y a la otra a sus casas correspondientes, con la pequeña corriendo a contarle la visita al cementerio a su madre Emma. 

En el norte, los demás dejan el coche atrás para acercarse andando al centro penitenciario de ICE. Ignael no parece responder a ninguno de los intentos de contactarle y, rápida en sacar conclusiones, Jennifer teme que esté bajo ataque o algo malo le haya pasado. A menudo, la joven llega a aceleradas afirmaciones y estas no siempre coinciden con la realidad. Pero conseguir entrar en el centro de detenimiento es más complicado de lo que parece, con una pequeña multitud de familiares y personas en la entrada exigiendo infructuosamente que ICE libere a sus amados secuestrados de las calles de Nueva York. Así que optan por rodear y que Daniel cree un camino que les lleve hasta el santuario subterráneo del Encadenado sin ser vistos, pero mientras está retrazando los pasillos para tal fin, el demonio se cree sofocar y escuchar una tromba de tierra, un terremoto, el retorcer de los metales. Sin aire durante unos segundos, los otros solo notan que un poder ha obrado sobre él, pero no cual en concreto, de modo que proceden hacia el interior del centro tras una amenaza al aire proferida por Jennifer para intentar expulsar al invisible atacante. Es en sus celdas, ahora la mayoría vacías, que Jennifer ve el fantasma de Lucas "El Viejo" uno de los integrantes de su banda que había muerto y cuyo cadáver nunca había sido recuperado ni resucitado; y este la acusa de hacer promesas vacías, de no haber estado allí cuando la necesitaron y aunque la Virgencita le promete que lo liberará, amargamente el espectro comenta que otra promesa que va a incumplir. 

El camino creado por Daniel lleva a los cuatro Caidos frente a una puerta, tras la cual escuchan extraños cánticos. Jennifer teme que estén exorcizando o expulsando al Encadenado, como si esa fuese mala cosa, y todos adoptan sus formas apocalípticas listos para un combate... que no iba a suceder, pues cuando abren la puerta encuentran una ceremonia ritual, oscura y profana, en la que un culto está adorando una estatua de Ares Nikifóros y recitando en antiguo griego. El alcaide de la prisión les confronta por la interrupción y la conversación sobre su Dios y las "ninfas" invasoras (por favor, señor alcaide, céntrese un poco en una historia un mínimo respetuosa al canon y al lore greco clásico si se las va a dar de sacerdote) consiguen apaciguar las cosas y descubrir que el ritual continuará hasta la noche. Y los cuatro demonios no pueden permanecer allí tantas horas, deben regresar a Nueva York para la corte, en todo caso tendrían que volver más tarde.

Así que se ponen en camino de vuelta y en el coche, de nuevo Daniel comienza a asfixiarse, como si alguien le aplastase la tráquea. Es Dae-suo quien se da cuenta de que se debe tratar del fantasma de la compañera del policía, sepultada bajo la señal de Hollywood durante el terremoto. Para evitar la asfixia, John le recomienda a Daniel que adopte su verdadera forma y este lo hace, pero su enorme tamaño y peso revienta el techo del chevrolet camaro del soldado y casi hace que este tenga un accidente, pero el Delta Force consigue mantenerlo bajo control y detener el vehículo. Contactada por vínculo nominal, Ángela les recomienda que apacigüen al espíritu, pues ella está ocupada con Darrell buscando el lugar donde se reune la Tecnocracia y su reflejo en las Tierras de la Sombra. Y ya de paso, la Segadora le dice a Jennifer que le transmita a John que lo condena a servicios a la comunidad, trabajando para la desmantelada Agencia de Asuntos de Veteranos de la ciudad, destruida meses atrás por los recortes de Musk y su DOGE. Sin embargo, las palabras de Daniel no son precisamente las necesarias para tranquilizar al espectro, que hace que el coche acelere con intención de estrellarlo, a lo que ágil John consigue responder poniendo el freno de mano y previniendo el accidente. En su siguiente intento, y siguiendo las sugerencias de los demás Caídos, el Artífice finalmente consigue apaciguar a su antigua compañera de patrullas y que esta vaya a descansar. Aun tardarán en salir de allí, sin embargo, pues el coche necesita unas reparaciones que incluso con los Saberes de la Forja no son inmediatas, de modo que a esperar toca mientras el soldado aprovecha para continuar modificando su cuerpo mortal.

Todos se reúnen frente al Museo de Historia Natural para atender la corte, pero mientras se están poniendo al día Dae-suo es arrastrado hacia arriba por una fuerza invisible, mientras se aferra a una soga que no puede ver ni tocar pero si le puede ahogar. Se intenta adosar al suelo mientras los transeuntes miran sin entender lo que pasa y el faustiano se da cuenta de que de algún modo aquello le hacía sentir que un fantama coreano le perseguía. Se teleportó con sus Saberes a una ventana con intención de escapar y, en su idioma natal, suplicó perdón de un modo genérico a quien quiera que fuera que se encontraba tras él, sin siquiera intentar entender lo que ocurría. Pero su don de lenguas era mayor que su desconocimiento, y en su formulación prosaica y tradicional los fantasmas encontraron lo que fuera que necesitaban para encontrarse en paz y dejar al Caído.

En el interior, la corte discurría inicialmente por los patrones esperables de la puesta al día cotidiana de un nuevo gobierno. Jennifer aprovechó para irse con el Lord Inquisidor y el Lord General, Olavi Ihalainen, a una sala aparte donde no hubiese teléfonos ni dispositivos electrónicos. Les puso al día sobre la Tecnocracia y la amenaza que suponía, y cómo habían intentado atentar contra el Primero, suscitando respuestas más directas del león que del inquisidor. Fue este último quien señaló que, aunque entendía la amenaza que todo ello suponía y no se amilanaba ante la misma, también era cierto que las pretensiones de unos magos mortales no eran lo suficientemente graves como para eclipsar las amenazas que suponían los Encadenados de la ciudad. Fue hablando de esto que Belial salió mencionado, desatando una reacción muy fiera por parte de Olavi y la mención de la Corte Infernal en Los Angeles y las necesidades de colaborar entre ambas cortes luciferinas.

Mientras tanto, Dae-suo y John observaban en la corte principal como Euterpe intentaba ir creando puentes y unión entre ambos grupos de demonios, los nuevos y los viejos, sin demasiado éxito. Daniel se aproximó a hablar con Elias sobre negocios, creando armas para los nuevos líderes a cambio de buenos pagos y dinero que siempre venían bien. A ojos del traficante de aparejos de destrucción, aquello del capitalismo era una mierda cruel como no había otra y que a ningún demonio se le hubiera ocurrido en milenios... y le encantaba, por supuesto. Violet tuvo una breve conversación con el Ministro del Polvo, Ogunoye Adebayo, sobre pactos, influencia en los medios de comunicación y la política y la creación de un ejército mortal para luchar contra los Cielos; después, fue abordada por Jordan, que le confirmó que junto a Ángela habían conseguido la tesis doctoral del traductor del Imeres Pyros y pensaban acudir esa noche al Trinity Cemetery donde estaban enterrados sus restos, para poder invocarlo y obtener las respuestas que buscaban. Fue mientras esto ocurría que la propia Ángela apareció en la corte tras haber estado hablando con Clarke y consultado sus recuerdos y registros, para señalar que los modos de elección de un Tirano para una ciudad dependían de la voluntad del Primero, la mayor Eminencia (en cuyo caso, erróneamente creía que le correspondía a Malakhiel, sin saber que este había regresado al Infierno) o a los méritos de los más capaces. Huelga decir que lo que siguió fue una discusión que no terminó hasta que la Segadora abandonó la corte furiosa.

Así fue que todos dieron esa sesión por concluida y regresaron a sus asuntos. Antes de ir al cementerio, Daniel aprovechó para mirar online pisos y hacer unas primeras visitas. Fue de camino a una de estas que él llamó al antiguo Tirano de la ciudad para ponerle al día, y se enteró así de que el Diablo había ido a Las Vegas pero su esperanza allí se estaba agotando; aunque fuera la corte más poderosa, difícil iba a ser convencerles de actuar, y probablemente tendría que buscar en otro sitio. Y aunque el Artífice intentó que influyese en que la Segadora justiciera fuese destruida en una batalla futil, poco podía hacer el antiguo gobernante desde el otro lado del país cuando, como Jordan había dicho antes, se encontraban un objeto inamovible con una fuerza imparable. 

Jennifer y Violet acudieron al templo de los satanistas, donde Lilith les recibió sorprendida pues había tenido un extraño sueño. Uno en que una luz que la amaba le decía que hiciera caso de lo que dijese Aislynn y que le dijera que le sentaba muy bien ese vestido de latina malota. La Nereida en seguida ató que se trataba de Lucifer quien había enviado ese sueño, la Guardiana en cambio tenía más dudas, temiendo que alguien estuviese manipulando a los humanos para tenderle una trampa. Pero eso no cambió su actitud abierta y desprotegida, contándoles lo que estaba pasando, la guerra entre ángeles y demonios, el fin del mundo, y las consecuencias buenas y malas que tenía pactar. Y que incluso aunque no pactasen con ella, les ayudaría. Fue de camino al cementerio en coche cuando Violet le dijo a su compañera que aunque la apoyaría, no podía seguir haciendo las cosas de ese modo, exponiéndose tanto y que ella lo haría de otro modo. Para Jennifer ese era el único camino, no porque no fuera consciente de los peligros, sino porque era la única forma a sus ojos de no explotar a los humanos como herramientas, sino de ser igual vulnerable con ellos de lo que ellos eran para ella. Discutiendo sobre todo esto, comenzó a llover y las gotas que chocaban contra el parabrisas primero lo llenaron de agua, y después fueron cada vez más escarlatas hasta que pequeños riachuelos de sangre comenzaron a empapar las calles de Nueva York...

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