Edad del Fuego 24: El primer paso en el valle de sombras

Desde la Plaza de San Paulus en Roma, el Patriarca habla de la necesidad de luchar contra el enemigo de la fe y de marchar a la santa cruzada. Y millones de voces desde docenas de mundos gritan al unísono ¡Deus vult! Perdidos, buscarán la luz entre las tinieblas para que les guíe, sin aceptar que es su propia sombra la que oscurece su vista. Lloremos. Lloremos por un Imperio donde hermano se volverá contra vecino, en nombre de un Dios que simplemente disfruta de la carnicería.

En Aragon, las noticias de la cruzada llegaron pronto, y Macarena se encontró con la complicada tarea de convencer al Príncipe y a la Princesa de su plan para solventar la amenaza de la existencia de la Casa Chauki sin necesidad de una guerra. Una tarea entorpecida por la ira de los gobernantes Hazat ante el hecho de que Iver no fuera a ser incluido como objetivo de la cruzada. Pero aún con los problemas de cara, la joven logró convencer a los Señores de la Casa de su plan de casar a su madre con uno de los herederos de los Chauki y, con ello, asimilarlos. Suavemente empujando a que el tiempo había llegado para que los Hazat estuviesen del lado de aquellos que habían estado tantas veces a su lado, durante Hira y tantos otros conflictos: los Hermanos de Batalla. Y mientras ella preparaba el viaje al antiguo Mundo Perdido en compañía del principito Manuel, Juan Jacobi exigía que se presentase ante la corte el Metropolitano Alexander Khan para explicar lo ocurrido... y por mucho que el hombre argumentó y suplicó, su cabeza acabó rodando por el patíbulo sin la compañía de su cuello, por haber ofendido al Príncipe y haber osado llevarle la contraria.

Mientras tanto, en Hargard, Yrina, Rauni y Astra llegaron a un chatarrero de los Scravers, un hombre mayor que recientemente había comenzado aquel negocio con los ahorros de toda su vida. Buscaban un ordenador de salto vuldrok en el que poder insertar las coordenadas obtenidas del Cetro Eldrid. Las negociaciones fueron complicadas, incluso frustrantes, especialmente cuando salió a la luz la existencia de una nave a la venta, simplemente a un precio demasiado elevado para que Astra decidiese comprarla. Pero quería con mucha intensidad, un sueño perdido al menos de momento. Pero con el motor asegurado era hora de conseguir una nave, a lo que acudieron a la Duquesa en busca de consejo. Pero esta, que en su juventud había participado en numerosas raids, puso a su disposición la nave para que llevasen a cabo su propio saqueo, siempre y cuando ella obtuviese su parte del botín del extraño mundo que buscaban. Y una tripulación Vuldrok, dispuesta a viajar y obtener tesoros, gloria y renombre, o morir en combate. Pero también hubo una despedida, pues Rauni no les acompañaría a Primum Fabrica y en cambio permanecería en Hargard para empaparse de la cultura e historia de su gente y su pueblo, peregrinar a sus santos lugares y buscar la ancestral sabiduría de las Naciones Estelares.

De incógnito, Macarena y Manuel llegarían a Iver unas semanas más tarde de la ejecución del Metropolitano Hazat. Encontrar la caserona de los Chauki a las afueras no fue complicado, como no fue para Macarena difícil gestionar el telefonillo automático aunque no hubiera visto tal cosa antes en su vida. Lo complicado fue todo lo que vino después, pues la Señora de la Casa estaba henchida de rencor y odio por la traición que había llegado a la práctica aniquilación de su Casa, pese a que aquella hubiera ocurrido tantos siglos atrás. Y pese a los argumentos y defensas de Macarena, pudo más ese odio antiguo que cualquier posible senda de progreso conjunto. Deshechados de la caserona, surgió la idea de buscar un encuentro con el nieto o el hijo de la Señora pese a que ella se había negado, y Manuel sugirió usar la reciente alianza con los Reeves para buscar un intermediario que facilitase el encuentro. La Decana era una mujer elegante pero conservadora que se mostró encantada de cooperar en buscar un solución conjunta al problema compartido de los Chauki, a cambio de una reducción del importe del dinero que la Casa exigiría si se hacía todo el proceso de lograr el matrimonio buscado. Y con su información, junto a la de los detectives que buscaron posteriormente Macarena y Manuel, la ruta quedó clara pues si con alguien se podía conseguir algo era con el hijo de la Dama Chauki, un hombre diplomático, un ingeniero y científico, que acaso estuviese abierto a negociar... por las buenas, o con su mente convertida en un vegetal si hacía falta. 

La nave de los vuldrok, de modo imperfecto, saltó por si misma usando la reliquia temporal que había creado Seth, y llegó a un sistema donde la estrella local era orbitada por un enorme gigante gaseoso y su extraña luna. Aproximarse a la misma a lo largo de los días de viaje demostró que esta era artificial, un enorme complejo de torres y espiras golpeadas continuamente por terribles tormentas capaces de mover una energía abrumadora. Y sus extrañas formas, que cubrían toda su superficie, recordaron a Astra la de un titánico conjunto de circuitos de pygmallion. Encontrar un punto donde aterrizar en la estructura resultó complicado, pero una zona particular parecía ajena a las tormentas. Descendiendo allí encontraron señales de extrañas escrituras, no parecidas a ninguna que la humanidad hubiera encontrado antes, y cuando Astra usó su computadora encontró que allí había conexión inalámbrica. Una voz extraña les dio la bienvenida, un poderoso espíritu máquina que no guardaba particular aprecio a Alecto y su latrocinio. Pues el primer Emperador había robado a los hijos de aquel espíritu para convertirlos en los elementos centrales de los Cetros, y ahora Astra estaba aquí para restaurar al primero de ellos. Convencido el espíritu del lugar les permitió descender al interior de la extraña construcción, y aquí y allí pudieron ver restos y elementos de tecnología humana, de tiempos del pico de la Segunda República. Fue hablando con el espíritu en la sala a la que les llevó, que empezaron a reconstruir lo ocurrido, pues aquella era una tumba o un mausoleo de una especie que llamaba a los Annunaki las "jovenes razas" y a las terroríficas criaturas del Demonio como navegantes. Sin duda, un nombre mucho más apropiado del que suelen darle a los miembros de nuestra familia, pero me desvío. El espíritu del lugar no era realmente de la raza originaria que había construido todo aquello, los Constructores habían desaparecido milenios antes de que la humanidad siquiera existiese, y aquella inteligencia era una reconstrucción parcial hecha por los ingenieros republicanos, una necromancia informática que había devuelto fragmentos de un poder terrible a la actividad. Uno que consideraba, sin embargo, que un 0,003% de probabilidades de que el "humano" dentro de Cetro 01 le infectase era un riesgo excesivo, de modo que hubo de ser convencida de crear a un Guardián que lo hiciese en su lugar, y para ello había que acudir a la forja. 

Llamar a aquello una cadena de producción sería como llamar a un humano simplemente protozoo, no es del todo errado pero sin duda no cubre el completo significado de lo que allí estaba ocurriendo. Pero para que podáis entenderme, digamos que eso era la forja donde se creó al Guardián, y este fue capaz de reparar y restaurar a Cetro 01 que, sin embargo, había vuelto transformado de su experiencia en la demencia, apreciando por primera vez la importancia y belleza del caos. Mientras Yrina consiguió que la entidad analizase su muestra del mercurio extraño obtenido del templo de Velisamil y esta obtuvo una respuesta: 1% annunaki, 2% nanomáquinas (aunque ninguna entendió lo que esto significaba), 84% mercurio... y un 13% desconocido. Para aquel fantasma de una especie que era capaz de desmantelar su propio sistema solar, aún había cosas inexplicables, tal es la magia y maravilla que existe entre las estrellas. Y, acaso por casualidad, quizás por milagro, Yrina encontró entre las inteligencias conectadas a aquella vasta red, una afín a su forma de ser, que decidió acompañarla para proteger a quienes lo necesitasen. Haría falta tiempo, herramientas y pygmallion para conseguir que pudiese operar la armadura de la Hermana de Batalla, pero era algo realizable con los conocimientos de Astra. Y así terminó su viaje a Primum Fabrica, pues de allí regresaron a la nave donde los supersticiosos vuldrok habían sido convencidos de permanecer, pues aquella tierra de gigantes les aterraba.

La segunda reliquia de Seth les llevó a la puerta de salto de Gwynneth, guardada por una armada Hawkwood. Y, aunque resolvieron el inicial encontronazo eficazmente, fue una primera prueba de lo tensos que estaban los ánimos en aquellos últimos días de paz, pues como muchos otros, el sistema doble había sido declarado objetivo de la VIII Cruzada. Fue en el tránsito en dirección al planeta cuando Yrina tuvo ocasión de conocer, por radio, a su padre Jaymes Justinian, que estaba a bordo de la Brave New World camino de la segunda estrella del sistema. Era un hombre formal, serio, pero que aceptó que tenía una hija y la trató con respeto y atención, preguntando por cómo había sido su vida e interesándose por ella, y ofreciendo la ayuda de la Casa cuando la Hermana de Batalla preguntó por la Reina del Sol y Sombra. Pues, a ojos de la obun, aquella deidad pagana local podía ser la Inteligencia del planeta en la que su cultura creía, una forma de ser angelical que bien encajaba también con las enseñanzas del Profeta. Pero el descenso a Gwynneth en si solo les mostró la tensión local que proliferaba en discusiones en tabernas y pueblos, entre vecinos preocupados de una invasión de la cruzada, y aquellos partidarios de abrirle las puertas a la misma. Pues aquel, como muchos otros en aquellos tiempos, era un mundo profundamente dividido entre los partidarios y los detractores de la Iglesia. Viajaron a las tierras de la Baronía de la Fuente Transparente, donde su familia paterna tenía sus tierras, y su tío Jacob la recibió con la misma cortesía y formal afecto que su padre había mostrado por radio. Cooperaría con ella en lo posible siempre que fuese de forma informal, pues no podían reconocer a la bastarda de forma abierta con las complicaciones que en estos momentos sufría la Hermandad por todo el Imperio. Pero aún así pusieron a su disposición un karruak como transporte hasta unas poblaciones no muy lejanas, cercanas a la floresta, donde la obun debería poder encontrar a los seguidores de la Reina del Sol y Sombra.

El tiempo de la paz se acababa, sin embargo. Cruzando la misma puerta de salto que protegía la armada Hawkwood de Gwynneth uno llegaría a Criticorum y podría ver esa puerta abrirse y, a través de la misma, surgir poderosa la flota de la Casa Li Halan, con Musashi al frente de la misma. No hubo intercambio de combate entre aquella y la flota Al-malik, pues los dueños del sistema abandonaron la puerta sin luchar, superados en fuerza y número por las naves de la otra Casa. Oficialmente, al fin y al cabo, la Casa Al-Malik aún permanecía neutral en la situación, el Duque de aquel mismo planeta llevando a cabo negociaciones aceleradas, de última hora, en Byzantium Secundus. Pero el tiempo de la neutralidad y la indecisión había acabado, y aquel sería el primer movimiento real que daría comienzo a aquella edad de fuego y sangre. Así, la humanidad entera, se adentraría en aquel valle de sombras que ella misma había creado.

Y un hombre se vio liberado de sus cadenas, pues Lisandro Castillo ya no tenía por qué obedecer a la Iglesia ahora que la Casa Hazat se había posicionado con sus enemigos. E, imponiendo por medio del demonio de su interior, su voluntad sobre la de los inquisidores que le acompañaban, retomó el control de la Fuego y Retribución y se preparó para hacer las cosas según sus designios. Fueran aquellos los que fuesen.

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