Paraiso Perdido 27: Una vida para amaros
George está en una celda temporal en el edificio Jacob J. Kavits, la sede principal del FBI en Nueva York. Lleva demasiadas horas encerrado, siendo cuestionado e interrogado por el Agente Reeds y su compañera Parker, de la unidad de víctimas especiales, por el secuestro y tráfico de menores. Al final, lidiar con las hadas tiene extrañas e inesperadas consecuencias. De nuevo es llevado a la sala de interrogatorios, y dan vueltas a las pruebas, pero el psicólogo no colabora, y convence a los agentes de que no recuerda lo que ocurrió. Hay grabaciones de vídeo y audio de él, Matt y Adam sacando a Peter del país por el aeropuerto, pero tanto Matt como Adam se encuentran desaparecidos. Huidos de la justicia. Agobiado y encerrado, sin querer usar sus poderes para huir como podría con facilidad, el demonio acepta la oferta de hacer una llamada pero en vez de a su abogado lo hace a su Tirano: Clarke. Y este, siempre en primera línea para defender a los suyos, se pone en marcha para conseguir arreglar un encuentro en la celda.
En el otro extremo de Estados Unidos, en las ruinas en las que se ha convertido Los Ángeles, los Caídos abandonan el edificio donde Lucifer descansa, y se separan. Nazriel, Adam y Jennifer acudirán al Observatorio Griffith a buscar a la Tirana de la Corte de Sangre y movilizar a los luciferinos para prepararse para una nueva guerra contra la Hueste.
Son a los otros a los que seguimos, primero en su intento de ir por los tejados, y después en el coche que conduce Matt, con Dae-suo y Violet. Van hacia el puerto, el estafador porque quiere encontrar a Asurath y los otros para buscar al Archiduque de la Legión Escarlata. El amanecer ha traído un poco de tranquilidad a la ciudad, pero poco, y los eventos violentos y sobrenaturales se dan por doquier. Aunque Dae-suo quiere investigarlos, Matt le convence de que hay cosas más importantes que las acciones de las fae en la ciudad. Pero no pudo evitar que el coreano saltase del coche en marcha al ver que una furgoneta se disponía a pasar por encima de una agrupación de personas que esperaban comida que estaba repartiendo una pequeña iglesia de barrio. Adoptando su forma apocalíptica, Kayle se lanzó hacia el furgón y lo detuvo con su dominio de las fuerzas fundamentales del universo, volviéndose hacia los congregados para hablar con ellos y sin ver que los dos ocupantes del vehículo descendían con sus uzis listas. Viendo esto, Matt se bajó del coche robado y detuvo a los asaltantes con su conocimiento de la humanidad, llevándolos a que se pusieran a la cola a esperar comida como los demás. Pero Dae-suo no estaba conforme solo con esto, sino que ofreció un pacto a quienes quisieron escucharle y entre los desesperados habitantes de Los Ángeles un puñado de ellos aceptaron vender sus almas a cambio de encontrar sus caminos a sus objetivos, pese a las advertencias y admoniciones del sacerdote de la iglesia y su inútil crucifijo.
Es así que llegan al muelle de Santa Monica, tras una conversación con George a la que volveremos más tarde, y encuentran allí silenciosamente sentada a Asurath. Pondera el precio que tendrá haber hecho lo que ha hecho, pero como el cuervo de Poe, ella también dice nunca más a abandonar a Varadiel. Cueste lo que cueste, ese es el precio de la lealtad y del amor. Dae-suo ya ha mirado en las sendas del futuro y, aunque no había probablemente peligro ni para él ni para Matt, no se podía decir lo mismo del líder del Alto Coro de los Diseños Gloriosos. Los tres Caídos hablaron largo y tendido de lo ocurrido, de sus posiciones, de Lucifer y Belial, de la Hueste y de muchas otras cosas. Una calma antes de la tempestad, un punto de encuentro entre hermanos Caídos antes de afrontar juntos a la Gran Bestia de las Profundidades. Pues el Archiduque mismo es llamado para atender y hablar con ellos, buscando comprender su posición, y llevarle a unirse contra la Hueste.
Pero antes de eso, os dije que volveríamos a una conversación de George, y para eso debemos saber que ha esperado varias horas que le ha llevado a Clarke conseguir reunirse con él en una sala privada. Y el Tirano de la Gran Manzana está dispuesto a ayudar a su vasallo en la Corte en la medida de lo que puede, pero sin que nadie use poderes es complicado sacar a George de la cárcel a donde claramente los mortales le van a condenar. Así que los dos se ponen en contacto con Varadiel y Kayle a través de los Nombres Celestiales y varios planes son propuestos: cambiazos, convencer a la familia o a los agentes, cambiar de vida y cara. Y surge un plan diferente, convencer a los padres de Peter de que retiren la denuncia de secuestro, invalidando así el caso. De modo que el Tirano de Nueva York abandona la sala para conseguir que eso ocurra, pero no es hasta unas horas más tardes que padre y madre se presentan; la segunda va maquillada para ocultar los moratones y heridas, el primero lleva los nudillos marcados por la violencia de sus puños. Sutilmente, los poderes del demonio sirven para relajar al marido, cuya violencia y agresividad no estaban ni mínimamente disimuladas, y que la madre hable de las historias que Peter cuenta de demonios y dragones. Y es ahí donde George les cuenta su historia, de cómo los demonios son reales y le obligaron a él y a sus amigos a hacer lo que hicieron usando sus oscuras artes, pero si los dejaban en libertad podían ayudar a que el niño estuviese a salvo. ¿Qué podría hacer ante una historia así una madre preocupada? Obviamente acepta, y después de que ambos abandonen la sala el Caído solo tiene que esperar unas pocas horas hasta que, con reticencias, el Agente Reeds le deje ir en libertad al haber sido retirados los cargos. Pero lo mantendrá vigilado, sabe que algo raro ha ocurrido con todo esto, aunque no sepa el qué. Y el psicólogo de nuevo puede respirar aire libremente en una Nueva York que está empezando a recibir el enorme despliegue militar que Trump ha decretado para un puñado de las grandes ciudades americanas.
Finalmente, la voz de Belial, Archiduque de la Legión Escarlata, Gran Bestia de las Profundidades Insondables, se deja escuchar en la mente de quienes le han llamado. Desconociendo a Dae-suo le exige presentarse y este corre el riesgo de decirle su Nombre Celestial, un acto de valentía que a corto plazo sirve para relajar al Encadenado, pero cuyas consecuencias a largo plazo eran desconocidas y potencialmente terribles. Conseguir la versión de lo ocurrido de Belial no es difícil para los tres que hablan con el señor del agua, pero pinta una historia muy diferente a la que cuenta Lucifer, una historia de traición sobre traición, de injusticia, de abandono, de vileza. Una que requiere rehacerse la justicia, arda lo que tenga que arder para restituir lo perdido y dañado. Nada importa lo que sufra la humanidad o el retorno de la Hueste en busca de la restitución del crimen causado contra todos los Caídos que no solo fueron traicionados sino abandonados en el Infierno cuando podrían haber sido liberados todos mucho antes. Conseguir convencerle de unirse contra la Hueste resulta infructuoso en gran medida, al menos en aquel momento, pero si que le hacen ver que simplemente destruir a Lucifer no sería hacerle sufrir lo que corresponde por todo el mal causado, y el Archiduque asiente ante la necesidad de buscar una sentencia y un castigo más adecuado. Lo cual trae a su mente el castigo debido a Asurath por traicionarle y rechazar sus órdenes, y aunque Varadiel intenta evitar que su líder sea condenado por sus actos, la única alternativa que ofrece Belial es castigarle en su lugar por haberlo hecho... y, recordando que Asurath nunca había conseguido sacarle del Infierno, el diablo no acepta tomar el lugar de su amigo en la terrible condena que le espera: matar de forma brutal a todos los amigos, familiares y seres queridos, de la edad que sean, en nombre del Encadenado.
Ya a solas, con la Gran Bestia de vuelta a su refugio oculto, las preguntas surgen. Para detener a la Hueste harán falta las Legiones, los Caídos de todas las facciones y enseñas, y aún así será complicado vencer contra el número y en su actual forma debilitada. Las armas que recuerda Adam son pocas y escasas. Si querían vencer, y conocer toda la historia, Dae-suo tenía claro que necesitarían encontrar a los demás Archiduques de las Legiones, incluido el propio Autarca en el Exilio de su Casa: Asmodeo, Archiduque de la Legión de Plata, Maestro de Misterios Insondables. Matt y Asurath deben despedirse también, pues aunque el estafador se ofrece, el otro rechaza su ayuda, no queriendo que pase por el tormento que le espera por lo que está a punto de hacer. Y aún así, conociendo el dolor de lo que le aguarda al poner fin a tantas cosas amadas, en el abrazo entre ambos, la voz de la mujer dueña original del cuerpo que ahora ocupa el Diablo le dice suavemente que ha valido la pena a cambio de volver a encontrarlo y ver que está bien.
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