Vaya Mierda de Siglo

Llueve. Esa lluvia fría y ácida que hace que la piel escueza como su tuviésemos alergia. Pero, ¿cómo no iba a llover? Murphy siempre está atento, y esto es Seattle al fin y al cabo; si Chicago es la ciudad del Viento... bueno, lo era, antes de los Insectos... vaya mierda de siglo.

Y nosotros aquí juntos. Los prescindibles, los desechables, los desconocidos, aquellos cuyo conocimiento todo el mundo niega. Shadowrunners. Mojados, tensos... asustados. Y, aún así, encargados de limpiar la mierda que las jodidas megacorps y las putas mafias afirman que no existe, los que nos jugamos las vidas en la noche por un puñado de nuyens porque es todo lo que nos queda, todo lo que sabemos hacer. Todo lo que conocemos. Nuestra vida:una gastada Ares Predator y un cargador a la mitad. Definitivamente, es una mierda de siglo.
Hubo un tiempo en que se esperaba que el futuro fuese mejor... el puto progreso. Y ahora, ¿qué nos queda de esos sueños? Ciberimplantes para matar, cañones cada vez más potentes, medidas de seguridad letales, una Matriz que nos vigila y magia diseñada para saquear la intimidad. No, decididamente, no hay futuro. Murió. En una pantalla de trideo, o drogado hasta las cejas con los sueños que lo vieron nacer. Si este es una mierda de siglo, el siguiente no será mejor.
Night Owl da la señal para iniciar el run, y Razor se pone en marcha. ¡Joder! En tiempos hubiésemos sido soldados de élite, o famosos gladiadores, o héroes de guerra. ¡No esta mierda a la que hemos sido reducidos! Ejecutores, ladrones, asesinos... en manos de aquellos que quieren mantener sus manos limpias para sus reuniones sociales de alto standing, para sus carreras políticas incipientes. Sombras de las luces retorcidas que ellos se supone que representan. Los desechos del Poder. Es una mierda de siglo.
La lluvia cae de mi visor mientras cubro el avance de Razor con mi Walther. Su figura, distorsionada por la velocidad sobrehumana producto de su cromo, avanza de sombra en sombra. Ocasionalmente, un pensamiento mío hace que un guardia caiga en silencio, su garganta seccionada por una bala de gran calibre y velocidad, con punta perforante capaz de penetrar el frontal de un coche, su sangre brillante desparramándose como una fuente impía. Es todo lo que vale la vida humana ahora: un pensamiento ocasional, y los 3 nuyen de la munición. Es todo lo que vale mi vida. Vaya puta mierda de siglo.
Razor está dentro. Desde algún sitio, Fling avanza invisible para encontrarse con ella, protegido por el arcano incomprensible que llama taumaturgia. Creo que están liados. Hubo un tiempo en que el amor me importaba. Casi parece otra vida. Ahora me impresiona tan poco como las vidas que me veo obligado a tomar: cero, nada, conjunto vacío, compendio binario sin información. Antes, los fantasmas de aquellos que veía a través de mi mira telescópica me perseguían en sueños, pero ahora ya no puedo ni recordar sus caras. Lo poco que queda de humano en mi berrea desesperadamente que eso no debería ser así, pero ya no puedo ni escucharlo de lo débil que es su voz. Un infierno de siglo.
Y yo continúo, noche tras noche, sin más sentido que llegar a la siguiente, que ahogarlo todo en alcohol barato. Que anularme con un 2XS que me haga olvidar quien soy. Como un fantasma en esta tumba de asfalto y cromo que llaman Seattle. Vaya mierda de vida.

Comentarios

  1. Este relato fue escrito en su mayoría ayer, día 18 de Octubre de 2012, entre la cena y el metro. Hoy lo he terminado, dándole forma y retocando lo que faltaba.

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