La venta de la verdad

El hombre repasa las páginas frente a él mientras la lluvia golpetea suavemente el ventanal de su despacho. Su mesa está llena de textos a medio hacer o revisar; libros y cuadros, incluso alguna fotografía, decoran las paredes. Y la madera cruje suavemente aún cuando nadie se mueve, como en todo edificio antiguo. Se baja los anteojos de la nariz y se reclina en su silla, hastiado, mirando a la joven frente a él. 

-Kamina, esto es impublicable. A nadie le importa nada de lo que está aquí escrito- su voz sonaba cansada, fruto de haber tenido esa misma conversación con ella una docena de veces, dejando caer las páginas que acababa de terminar de leer.

-¡Pero debería importarles, porque es trascendental en lo que está ocurriendo! ¡Tienen que saberlo!- la voz apasionada de la joven mostraba su frustración ante el enésimo rechazo.

-¿Por qué debería interesarle esta gente y lo que aquí cuentas? Le falta pasión, tensión, interés humano. Mira, Yrina, una Hermana de Batalla. Bien por ella, pero ¿por qué le interesa al frutero de Byzantium Secundus lo que hace una mujer excomulgada en Stigmata o Urth? "Buscar la verdad para crear puentes que permitiesen un entendimiento"- continuó, cambiando su voz al estar citando una frase del texto- ¿a quien demonios le importa la verdad?-

-¡A todos! Y más esta, porque se intentó evitar una situación terrible que se nos viene encima. ¡No todos los Hermanos son los terribles herejes excomulgados que aparecen en los voceros de la competencia, a sueldo de la Iglesia! ¡Hay buena gente allí también!- la frustración de ella la llevó a golpear la mesa y reclinarse sobre ella, las lentes de su casco girando y ajustando automáticamente con sus movimientos.

-Claro que las habrá, como en todas partes. Pero eso no es noticia, eso no es interesante, no tiene drama ni entretenimiento. ¿Tú crees que alguien se acercará a uno de los voceros de nuestro oficio para preguntarle por el crecimiento de setas en Sutek? Claro que no, quieren algo jugoso, entretenido, impactante, escandaloso... ¡y sin duda las setas no lo son, que pareces novata, cáspita!-

-¡Pero es que eso va a dar una oportunidad de alimentar a un mundo entero!-

-¿Y qué? ¿Cual es el ángulo humano y de interés para Ferrik el vendedor ambulante cuando se toma un descanso, que le lleve a querer gastar alguno de sus pájaros de fuego en saber eso?-

-Lo hizo Astra, la hija del antiguo exconsejero imperial, con la ayuda de Macarena y Rosalía, dos damas de la Casa Hazat, una de ellas recientemente nombrada protectora del propio Príncipe. ¡No me dirás que nada de eso importa!-

-Bueno, algo tiene, pero no garra. Que alguna gente interesante esté haciendo algo, no hace que ese algo sea digno de noticia. Son setas. En otro mundo. Para problemas de gente que nuestros lectores y consumidores no van a conocer jamás. Y sin drama ni escándalo.-

-¿Y si te digo que Astra es la amante del Príncipe y la Princesa Hazat?-

-Son conocidos promiscuos ambos, no sorprenderá a nadie. Pero al menos esa es una historia que podemos vender. ¡Escribe sobre eso, con algún comentario escandaloso sobre lo que hacen en la cama, en vez de estos párrafos sobre el deseo de paz de un cura que no conoce nadie!-

-Aun no es sacerdote, pero Lázaro ya es el ayudante de la Obispo de Atenas, ¡y lo que dice está lleno de buenas ideas!-

-¿Es esto acaso Urth? Porque juraría que está a dos saltos de aquí y esto sigue siendo la capital imperial, no la sede de la Iglesia. ¿Cuántas lavanderas del mercado crees que han oído hablar siquiera de la existencia de Atenas, o recibido alguna noticia de que importe su obispo? Si además lo más escandaloso que ha hecho esa mujer en su vida es permitirse ser un ser humano y querer a otra persona, menuda existencia más aburrida.-

-Pero... pero... pero es la historia más importante de estos tiempos. Están involucradas desde la Emperatriz a su padre, los Príncipes Hazat, el Colegio de Éticos, el Sínodo Inquisitorial... ¡todo el mundo!-

-¿Y qué? Cualquier persona de la calle sabe que hacen cosas, pero ninguna de ellas es particularmente interesante. Tirarse meses discutiendo en Grail para nada hace tiempo que dejó de ser noticia. ¿Acaso esta Yrina tuvo un tórrido romance con Gondo Ortiz o alguna cosa así? Porque si es así, escribe eso y no esté panfleto político sin interés.-

-¿Cómo que sin interés? ¡Es la verdad de lo que está ocurriendo en todos los Mundos Conocidos!-

-Verdades hay muchas, como historias. Esto no es un servicio público, es un negocio. Busca historias con gancho, con interés, con drama humano y escribe eso. Como hiciste con la crónica del juicio al Duque Castillo, ahí si que había una buena cantidad de chismorreo que podemos vender. Y si no eres capaz, haz como Magella que acaba de publicar un largo artículo sobre las harinas nuevas que está usando el gremio de panaderos, traídas de Gwynneth, para el pan del próximo banquete imperial. ¡Bien que nos han pagado los amasadores una buena suma por esa publicidad! Eso si que es publicable, no esto que no le importa a nadie.-

-¡Eres una vergüenza para la palabra periodista! Tú y tu estúpido periódico de mierda no vais a ningún sitio- la ira de la joven era manifiesta mientras se incorporaba, cogiendo los papeles de su texto de la mesa.

Su movimiento fue interrumpido por el rápido alzarse del Editor Sawshart. Los lentes cayeron sobre la mesa de la brusquedad del gesto mientras él también se inclinaba sobre la mesa frente a Kamina y hablaba en voz contenida, incapaz de ocultar su molestia ante lo que decía y hacía la mujer.

-Soy tu última oportunidad, Kamina, te he aceptado en mi edición cuando ningún otro miembro del gremio quiere soportar tus continuas salidas de tono, tu no saber estar, ni tus absurdos ideales. La República ha muerto hace un milenio y con ella tu querida libertad de prensa de la que tanto hablas, la necesidad de informar a un público, y demás palabras que te llenan la boca. Este es el Imperio, así son las cosas en el mismo. Si no eres capaz de entenderlo, coge tus cosas y lárgate de mi redacción; suerte consiguiendo que nadie publique nada de lo que haces en el futuro, porque te diré que todo el gremio está hasta los cojones, con perdón, de ti.-

Kamina terminó de coger los papeles y salió de la oficina dando un portazo. Solo así pudo ocultar las lágrimas que empezaban a acumularse. Todos los puentes habían ido ardiendo con los años, las puertas a su alrededor estaban cada vez más cerradas. Lo veía en los ojos de los otros "periodistas" de la redacción, como la juzgaban y la reprochaban su actitud. Ellos también estaban cansados de ella. ¡Como ella de todos aquellos cobardes! No reconocerían la verdad ni aunque la tuviesen delante gritándoles a la cara.

De su mesa cogió las cuatro cosas que tenía, así como una recarga de batería para su casco, y abandonó la sede del Byzantium Times. Otro barco hundido al que no podía regresar. Solo una senda quedaba, los intentos del gremio de volverse independiente y hacer algo en Aragon, con protección del Príncipe Hazat y sin las interferencias de los Reeves y su obsesión con el dinero y que el negocio fuera rentable. A alguien, además de a ella y sus amigos, tenía que importarle la verdad ahí afuera más que el dinero que se podía conseguir con ella.

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