Notas de investigación

Los vuldrok no son buenos guardianes. Al principio, bajo vigilancia de los Hermanos de Batalla, me tenían muy controlada. Hasta el más pequeño detalle era observado. Incluso después del final de los interrogatorios. Los vuldrok son demasiado desordenados, sin disciplina. Se aburrieron. Solo la presencia cercana de la gárgola permanece. Les da seguridad y, a mi, tiempo. Le prometí a Orion que no haría nada hasta que fuese inevitable. Así que he conseguido este papel y tinta y voy a poner algunos análisis por escrito. Es una forma de ordenar mi conocimiento. Contrastar. Validar. Hasta que de igual. 

Empezaré por el principio. Se organizan, según los textos de Karyn Havesti, en tres escalafones: los hermanos mayores, los menores, y los hijos. No es que sus comentarios y anotaciones sean muy útiles. Ella siempre se negó a conversar con ellos. Son solo observaciones, crípticas, de conversaciones sostenidas por otros. Supongo que de Seth, Lisandro no es suficientemente inteligente como para ganar a ese juego. Probablemente yo tenga que acabar hablando con ellos también. Es la única forma de saber. Y estando tan condenada como estoy, da igual un favor o una conversación más.

Los hermanos mayores son los más poderosos. Yo tengo a uno, pero no creo que estén limitados a una única localización o posesión. Son seres antiguos, tanto como el Pancreator, y terriblemente poderosos. Karyn asocia en sus textos a cada uno de ellos con uno de los grandes pecados. Lo cual primero señalaría que son diez, lo cual ya es una información valiosa. Mi parte de estudiosa, quizás no de seminarios y estudios Al-Malik como Orion, pero igualmente académica, encuentra problemas con esta teoría. Son anteriores a las palabras del Profeta, sus pasos y presencias se encuentran en religiones más antiguas. ¿Por qué se habrían de ajustar a nuestros pecados? Pero la parte de sacerdote que hay en mi encuentra solución sencilla a esta paradoja: no son así por las palabras del Profeta, sino como reflejo retorcido en Iehennus de la luz del Pancreator, de modo que su oscuridad anida en las sombras que deja, los lugares que no iluminamos por nuestras almas porque son pecados y sombras. Son los restos. Al fin y al cabo, el Profeta los llamó la Oscuridad entre las Estrellas. La sombra que se esconde en los resquicios entre las luces. 

Pero hay más negro que luz en cualquier cielo nocturno. Lo he observado en mis viajes. Si el Pancreator es brillo desde el Empíreo, va perdiendo el conflicto entre luz y oscuridad. Es una observación sencilla, pero innegable. Cualquier Charioteer lo validaría. El tiempo se acaba. Supongo que todos lo sentimos en los huesos. No hoy o mañana, pero todo llegará a su fin, al Eskaton. Y temo que no haya suficiente luz para desterrar la oscuridad cuando ocurra. Pero divago. Tengo que centrarme en lo que importa.

Karyn tenía localizados a algunos de ellos. Identificados con sus pecados. Creo que es una tarea fútil. Son demasiado grandes y poderosos como para limitarse a un solo aspecto. Y existen algunos, ciertamente hermanos menores, que no encajan, como los demonios de la paz de los que habla en su texto. Inconsistencias. Ella estaba mucho más cómoda con las mismas que yo. Cuestión de fe, supongo, a sus ojos. Pero que desafíen nuestras explicaciones no implica que no las tengan. Arte, fe y ciencia. Todas son necesarias para obtener el conocimiento. Solo la fe deja más preguntas que respuestas. Allí es donde ella se equivocó. Yo se mejor. 

Y luego están los hijos. Su poder es mucho más bajo. Se ajustan a las leyendas de demonios y diablillos, pero elevados a la enésima potencia. Los leviatanes espaciales de leyenda son algunos de ellos. Pero no los únicos. No me queda duda de que tienen más agentes, sutiles, ocultos. Los ocultistas lo saben desde tiempos en que Urth era el único planeta.

Creo que, especialmente los hermanos mayores, son fuerzas primigenias. Oscuras y terribles, poderosas e implacables. Creo que no hay nada que podamos hacer contra ellas. Lo he creído siempre. Y ahora que el ritual está interrumpido, caminamos de nuevo hacia el Eskaton de su mano. Decididamente voy a tener que hablar con ellos. Es la única forma de obtener la comprensión necesaria. Conseguir poder es sencillo, pero cada regalo suyo oculta trozos valiosos de información sobre ellos y oculta otras cosas. Pueden enseñar dones y conocimientos perdidos, antinomia por supuesto, pero funciona. Pero tienen limitaciones. Tienen que tenerlas. Aparentemente no pueden ver a los simbiontes, o acaso son los simbiontes quienes no les ven a ellos. Ambiguo y poco claro. Hay que seguir investigando esa línea. Y según Karyn, no pueden atravesar las puertas de salto sin poseer a alguien. La santificación de la muerte del Profeta lo previene.

Y no solo eso, tienen agendas. Objetivos. Cosas que quieren. ¿Por qué? Desconocido. Tendré que preguntarle. No se lo que quiere el mío pero debe estar muy avanzado. Al fin y al cabo, lo conocí en Sutek. Su sol se muere rápidamente. Aunque no se si se debe a su acción. O a las nuestras tal vez. Las escrituras dicen que se deben a los pecados, pero si ellos son pecados podría ser debido a ellos. Demasiadas preguntas. 

Lo que no me queda duda es que ninguno de nosotros puede hacer nada contra ellos. Negociar, suplicar, ofrecer algo de mayor valor a cambio. Eso es todo. Por mucho que mi querido Orion quiera expulsarle, está condenado al fracaso. Solo tuvo éxito una persona en el pasado, Santa Amaltea con su santo grial, durante la Edad de los Milagros. Pero estamos en la Edad del Fuego, ese tiempo se ha perdido para siempre. Y ese poder. Este es un tiempo de oscuridad, no de luz.

Mi alma ya no emite brillo alguno. Eso es una certeza innegable. Y mi oportunidad para hacer bien con ello ha pasado. Otra surgirá. Y la tomaré. Los vuldrok son demasiado descuidados. La Emperador de los Soles Exhaustos no fue diseñada como una prisión. Asmodeo se mueve en mi pese a la gárgola. Lo siento. Su poder es mayor. Solo es cuestión de tiempo. Le daré eso a Orion, pero los Mundos Conocidos no están sobrados, su margen es limitado. Es hora de actuar. 

Aunque, de momento, escribiré.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un mundo de tinieblas

Tiempo de Anatemas 27: La senda de la tinta y la sombra

Al principio... (antología 1)