El hambre del león


Las fuentes dejan caer su prístina agua en pozas y estanques, bandejas de mármol y canales de piedras coloreadas, su sonido llenando el jardín y acompañando al trinar de las aves en los distintos árboles. Telas y cojines dispersos sobre el cesped marcan el lugar donde amantes juegan a sus antiguas danzas de cortejo, donde debaten grupos de filósofos y científicos, donde viejas amigas se encuentran para ponerse al día. Todo bajo el auspicio del bello y fuerte sol de Criticorum, que bendice la escena con su luz y calor.

-Como un zarcillo que crece sin poda, habéis dispuesto piezas por doquier sobre el tablero vasto de una partida que no se si estáis listo para jugar. Reticente, como un rey enrocado, vuestro movimiento en el tablero se encuentra atado por las decisiones de vuestro pasado.-

La visir, primera ministra Dahlia Annara al-Malik, Condesa de los Cuatro Lagos, caminaba apaciblemente por el sendero de arena blanca. Su voz suave, casi como un suave canto, era pausada a medida que reflexionaba sus consejos y palabras. Sus ropajes coloridos y los cristales y joyas enclaustrados en ellos, reflejaban la luz del sol y proyectaban luces y suaves sonidos con cada uno de sus pasos, creando al mismo tiempo tanto un espacio agradable como uno que no podía ser espiado por aquellos que se encontraban más allá de unos pocos pasos. 

-Dahlia, no nos van a dejar no participar en lo que está por venir, y no vamos a traicionar aquello en lo que creemos, aquello que hemos construido.-

La voz tranquila del Duque de Criticorum, Fa'adim Anuch al-Malik, considerado como el Príncipe de su Casa de modo no oficial, generó un momento de silencio mientras su principal consejera sopesaba su respuesta. Intercambiaron gestos de saludos con una pareja de actores renombrados, que ensayaban sus líneas bajo la sombra de un cedro cercano, las sonrisas de ambas partes siendo todo lo sinceras que podían serlo en una corte de los Mundos Conocidos.

-Si viajamos treintaydos rotaciones de Urth alrededor de su estrella hacia atrás en el discurrir invisible del tiempo, cuando entré a vuestro servicio, el universo era distinto pero también lo erais vos. Como el león joven, teníais hambre, queríais vuestro grupo de hembras y la posición de poder del león mayor. Pero ahora sois el león mayor, defendiendo sus posesiones de aquellos más jóvenes que tienen hambre de lo vuestro, y os habéis vuelto perezoso y complaciente. Habéis perdido el hambre como precio por el éxito y el filo de vuestras garras y colmillos se ha desgastado. Podíais permitíroslo en tiempos de armonía y luz, pero el clima cambia y se aproxima la tormenta y es la voracidad perdida la que precisan estos mundos para prosperar. Debéis reencontrarla pues ella es vuestra guía, del mismo modo que las estrellas guían a los navegantes en las noches sin aparejos conectados a los ojos celestiales. Sin ella, el león pierde sus llanuras, sus hembras, su comida y su tiempo, pasado a quienes más jóvenes y dispuestos lo tomen en sus manos.-

-No he perdido el hambre, Dahlia, solo es que ya no queda nada por ambicionar. No tengo intención de lanzar una nueva Guerra Imperial para tomar el trono del fénix, y la Emperatriz merece nuestro apoyo. Su tiempo con nosotros fue un tiempo de belleza y crecimiento, tanto para ella como para los nuestros, y le debemos nuestra lealtad como mínimo.-

El silencio cayó de nuevo, mientras la visir meditaba su respuesta. Sus pasos por el blanco sendero les llevaron hasta una estatua blanca y antigua, de un científico con sus probetas y sondas. Munir ibn Tarif, el fundador de la Casa Al-Malik y un genio, quien con sus descubrimientos sobre genética había creado una gran corporación y se dice que una serie de tratamientos o drogas que permitían que algunos de su línea, incluso ahora milenios más tarde, fuesen capaces de predecir el futuro.

-Hubo soles inocentes e inciertos, en que llenasteis vuestra corte de adivinos y profetas, charlatanes y vendedores de humo que no os aportaron verdades sino aprendizajes. Descubristeis entre las carantoñas de cortesanas y la firmeza de las guerreras, cuales eran de fiar y cuales solo buscaban alimentarse de vuestra fuerza y riqueza cual sanguijuelas. Y que, al final, era vuestra propia senda la que dirigiría vuestro ascenso, forjando vuestro destino pues las leyendas de videntes y oráculos son solo historias antiguas para niños. Así que discurristeis y luchasteis en vuestra mente y, con ayuda de quienes estamos de vuestra parte, y lo ejecutasteis con cuidado y esmero, tomando lo que actualmente es vuestro. Rosas en Byzantium Secundus, la sucesión del trono del Fénix, y un acuerdo que trajo nuevo esplendor a estas tierras. Ese león sigue dentro de vos, durmiendo una siesta tranquilo bajo el cálido astro de la tarde, pero es hora de que despierte y vea que el mundo debe prepararse si no quiere que caiga la noche. De lo contrario, será la serpiente en la hierva la que deba ser temida, en vez del rugido del rey de la selva.-

-¿Un plan? Tenemos demasiado que proteger como para tomar la ofensiva, Dahlia. Hay que cuidar a los Hermanos de Batalla que tanto han luchado al lado de nuestra Casa en Aylon y Stigmata. Debemos guarecer a los seguidores de Gaun Audimm y honrar la promesa hecha. Y a nuestros siervos y vasallos, hay que seguir dándoles un entorno de paz y cultura, donde puedan desarrollar su potencial y alcanzar vidas de plenitud. No podemos hacer ninguna de esas cosas sin entrar en guerra, y esta arruinará todas esas cosas de un modo u otro, pues el enemigo está en casa.-

El silencio cayó de nuevo, mientras se alejaban de la estatua siguiendo el blanco sendero. Una pareja de niños jugaban con una pelota, pero una mala patada lanzó la misma en dirección a los dos dignatarios. Con una sonrisa, el príncipe detuvo el balón y lo devolvió a los niños, mientras sus padres se disculpaban por la intromisión. 

-Si desde lo alto de la Tercera Montaña es guerra lo que se divisa en el lejano horizonte, pues esa deberá guiar la recolocación de las figuras en el tablero. Pero esta no es una batalla que vayan a ganar legiones y armadas de poderosas espadas y escudos, sino que será con palabras bellas y bien escogidas como debemos luchar. Los cruzados son nuestro enemigo más visible y la conexión con Kish será el campo de batalla obvio. Pero la serpiente se encuentra en la hierba de Istakhr y ese enemigo interior es quien realmente puede destruirnos; no puede ser desterrada con cañones en grandes fragatas sino con ardides y astucia, pues suyo es el amparo de la legitimidad de la Iglesia, arma más poderosa que varios centenares de lanzas. Y quedan por ver los designios que en estos menesteres tiene la mantis, agazapada en su madriguera, sus cartas todavía escondidas, pero dudo que hayan olvidado el golpe recibido en De Moley o que no ansíen resarcirse y beneficiarse de la turbulencia para realizar su vil cacería.-

-Con palabras lucharemos entonces. Queríais un plan, pues tengo el esbozo de uno. Nuestra Casa no tiene Príncipe realmente, es un título que por siglos de herencia y tiempo, nunca hemos conseguido establecer. Es hora de que eso cambie, es un símbolo poderoso y una señal de autoridad. Y es algo que la Luz del Sol puede otorgarnos si nuestras armas son poemas, paz y estabilidad, que es lo que ella quiere para el Imperio.-

El silencio cayó entre ambos mientras caminaban por el sendero blanco, iluminado por la estrella de Criticorum. Donde un león y un mirlo acompañaban con sus pasos el discurrir de la vida en el césped y los árboles, preparando guerras y paces contra mantis y serpientes, cruzados y enemigos, por proteger aquello que podía valer la pena guarecer de la tormenta. 

-Hechas las sendas para el canto del mirlo
el león dispuesto ha los pasos con su rugido,
camina un trecho a mi lado, viejo amigo
que podamos hallar descanso y breve olvido.-

-Y luego: recuerdo, acero, y odio
por cuidar aquello que ilumina el sol;
sea la paz un bello recuerdo resplandeciente
que nos guíe de regreso al hogar añorado.-

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