Tiempo de Anatemas 40: Legados de muerte, supervivencia y renacimiento
La militarizada ciudad de Lookshy dejaba notar en el aire la tensión de las guerras inminentes, en sus forjas y calles se notaba la incertidumbre y la duda. Pero estas no atenazaban a los solares que, siguiendo la ruta que años atrás llevase la Emperatriz Escarlata, acabaron descolgándose por el acantilado del oeste en busca de la manse Espada de Nuevas Tierras. Forzar las puertas, en desuso desde tiempo atrás, solo requería de fuerza, y rápidamente unos cuantos comenzaron a brillar, fruto de las experiencias con las manses en el pasado. Pero la Espada era distinta, como demostraron pronto los ruidos del interior, ya que seguía en activo y siendo usada por los herederos de la VII Legión.
Así, en sus amplios hangares y espacios subterráneos aún quedaban maravillas de la Primera Era, las primeras y más llamativas fueron tres mastodónticos warstriders en proceso de mantenimiento y reparación. En otro de los hangares se encontraban en mantenimiento algunas de las famosas aeronaves de Lookshy y, progresando con sus disfraces entre los equipos de ingenieros y mecánicos, alcanzaron el centro de mando, el único lugar de toda la Espada de Nuevas Tierras que no era meramente funcional sino que dejaba cierto espacio a la decoración y a la historia. Pero, aún y con eso, dominado por los aparatos y consolas necesarios para mantener todo en funcionamiento. Ocupado por una veintena de altos oficiales con un cuadro entero de exaltados terrestres, encontrar ahí el rastro de la Emperatriz era complicado, pero Jun sugirió esperar a la noche cuando el uso del lugar sería mucho menor. Y en el descanso, por primera vez, comenzó a hablarse de la posibilidad de robar una de las enormes armaduras de combate.
Aún por la noche, la Espada de Nuevas Tierras no descansaba, ocupada permanentemente en las apresuradas reparaciones y preparativos para la guerra que se avecinaba. Se infiltraron en la sala de mando, prácticamente vacía, e invisible Jun hizo el hechizo para encontrar lo que buscaba la Emperatriz, regresando a ver lo ocurrido cinco años atrás. Y esta, tras consultar archivos y consolas, había abandonado el lugar con un breve fragmento de un antiguo poema, dedicado al retiro final en el fantástico Lago de los Cerezos. Consultando los documentos encontraron que en uno de los espacios de la manse había potentes sensores y detectores que, cinco años atrás, habían confirmado la liberación de los solares de la prisión de los siderales. Suficiente pista para que Ventura identificase a qué lugar se refería, el más similar al del poema, situado cerca del nacimiento del Río Amarillo.
Y encontraron también las referencias a las Armas del Fin que se almacenaban en un pequeño espacio seguro en las partes bajas de la manse. Ir a investigarlas no fue problemático, protegidos por sus charms, y encontraron que las dos armas que quedaban permanecían selladas tras barreras de contención y otros medios mágicos. Pero analizándolas más detalladamente, aunque sin todo el éxito que hubiesen deseado, dictaminaron que aquellas esferas eran similares a la encontrada entre las posesiones de Zhiyuan. Con total seguridad, Synn les contó que fue una de aquellas armas las que había detenido la última invasión del Reino cuando todo parecía perdido para los Reinos Carroñeros, pero que usar armas como aquella siempre se hacía con un gran sacrificio.
Tras lo cual se organizaron para el robo del warstrider, pues no había manera de apropiarse de una de las Armas del Fin. Primero Jun, con su péndulo, hizo que los equipos que todavía trabajaban en ellos a aquellas horas de la noche, cayesen dormidos en sus lugares de trabajo. Los tres exaltados del dragón, sin embargo, se resistieron a esa influencia, solo para descubrir la irrupción de Ventura que les silenciaba bajo la apariencia de un abisal terrible, mientras Sagrest los iba dejando inconscientes. Con los grupos de trabajo manejados pero no heridos de seriedad, Synn inició los trabajos en crear un enorme portal por el que sacar la máquina de guerra, con la ayuda de Sagrest. Mientras tanto, Jun consultando la documentación dictaminó cual de los warstriders estaba en mejor estado y constató, con horror, que ninguno de ellos se encontraba operativo en aquel momento, sino que estaban parcialmente desmantelados como parte de las labores de mantenimiento. Pero eso no les detuvo así que, mientras Ventura ayudaba a Synn a dirigir el portal hacia su manse bajo Nexo, Sagrest y Jun trabajaron a toda velocidad en encontrar las piezas necesarias para restituir la funcionalidad suficiente a una de las antiguas máquinas de guerra. Solo al borde del amanecer, con la inminente llegada del nuevo turno de trabajadores y operarios, estuvo la armadura lista y Jun se sentó por primera vez a sus mandos para sacarla por el portal justo a tiempo de ponerse todos a salvo en Nexo dejando pruebas y testimonios de que el robo lo habían causado los abisales de Thorns.
Pero no permanecerían mucho tiempo en la ciudad, solo el suficiente para que se les unieran Bao, Lagertha, Espada Celeste, Khidara Weilan y Nombre Olvidado. Y juntos viajaron al este, remontando el Río Amarillo hasta el lago a donde Ventura les guiaba, un espacio apacible de árboles similares al cerezo en permanente florecimiento. Lugar donde encontraron una pequeña casa, muy discreta, ocupada por Ming, quien para nada era la Emperatriz Escarlata. Hablaron de su extraña historia, de cómo por salvar el mundo de la invasión de las hadas había accedido a la Espada de la Creación, de cómo los siderales le habían otorgado un Destino Brillante a cambio de perderse a si misma para siempre. De los sacrificios en el encuentro con el Perfecto de Parangon o los desaires de Lookshy, de sus etapas de gobierno serio y de decadencia. Pero sobretodo, del infinito peso de una Creación sobre los hombros de una única exaltada terrestre, una carga destinada para las fuertes espaldas de los solares. Así que cuando llegó la Calibración y vio a los siderales nerviosos y preocupados por el regreso de los solares, ella negoció un sueño con las hadas y desapareció en la manse de la Serpiente de Ojos de Rubí para poder dejar atrás todo lo que la hacía ser la Emperatriz Escarlata y dejar el nuevo tiempo en manos de quienes pudiesen lidiar con él. Hablaron de la división del Reino en Casas en continuo enfrentamiento, pero también de un fuerte aliado para los planes de Jun en el líder de su Casa, Ragara Banoba, quien solo fingía su estupidez y tenía en el fondo un buen corazón. Quizás casualidad que uno de los solares naciese en esa Casa, o quizás parte de los desconocidos planes del Sol Invicto. Al final, entre caipiriñas y promesas de otras bebidas y encuentros, llegó el momento de separarse, y viajar a Jiara.
Bajo el ardid de una nueva visita protocolaria de Ragara Jun y su aliada Cynis Falel Pétalo Hermoso, el grupo se presentó allí con intenciones bien distintas a las de un encuentro diplomático. La Sátrapa debía morir y Ventura planeaba asesinarla ayudado por Aurei, mientras el resto restituía la manse que otrora perteneciera a Okami: la Resplandeciente Joya de Majestuosidad Infinita. Pero durante la visita protocolaria, Jun descubrió un elemento importante que desconocían y requería ajustar los planes: pocos días antes la Dama Mnemon había sido asesinada en la Isla Bendita y, llevada por cierta paranoia no errada, la Orden Inmaculada había enviado una sideral de los finales a garantizar la seguridad de la Sátrapa. Al fin y al cabo, en aquel momento, la influencia de la Casa Cynis era la mayor de todas las del Reino. Así que los planes se cambiaron pues primero habría que disponer de Cuchilla Definitiva, la peligrosa sideral que, con la bendición de Dama Saturno, podía ver cualquiera que pudiese ser el final de Pétalo Hermoso y prevenirlo. Pero poner el plan en marcha requirió de discusiones con Synn, que refunfuñaba por no poder participar y que se dejase retrasado la restauración de su manse.
Con la ayuda de Nombre Olvidado, cuyo poder de los secretos les ocultaba de los escrutinios del destino, Ventura y Sagrest fueron invisibles en busca de Cuchilla Definitiva. Por suerte se dieron cuenta de que Lagertha les seguía escondida, y la convencieron de que se dejase cubrir por los poderes de invisiblidad del guía urbano convertido en ninja filósofo, lo cual evitó que fuesen descubiertos. Pues tan pronto entraron en la sala donde estaba la sideral, esta notó la cercanía de su propio final y se preparó para el combate, pero este sería breve ya que Sagrest recibió las guías de Ventura para arrojar con fuerza su lanza Gugnir contra su enemiga, destruyendo su escudo de energía de las estrellas y dejándola mal herida pero no derrotada. Con sus fuerzas menguando y la sangre corriendo, Cuchilla Definitiva optó por trazar el final de aquel encuentro y forzar al destino a interrumpir lo que estaba ocurriendo, pero los solares se resistieron a sus poderes y la redujeron rápidamente, dejándola inconsciente. Inmovilizada y silenciada la llevaron a la manse de Nexo donde la dejaron bajo cuidado y vigilancia de Nombre Olvidado.
Sin esa traba en el camino, y con la noche cerniéndose sobre ellos, se dividieron. Mientras Ventura iría en busca de Aurei para acabar con Pétalo Hermoso, los demás descenderían a la manse para reactivarla. Al fin y al cabo, después de que el guía robase la corona de Okami, los tres artefactos necesarios estaban ya en su posesión, aunque hubo una fuerte discusión sobre los límites, la visibilidad y el poder entre Jun y Synn en torno a cómo manejar la restauración. No en poca medida potenciada por la capacidad de meter bulla de Sagrest.
Así que, como invitados y aliados Ragara, recorrieron los antiguos pasillos durmientes de la Resplandeciente Joya de Majestuosidad Infinita hasta la importante estatua de Okami que abriría la puerta al sancta sanctorum. Ante el mismo, colocando su ajuar de artefactos sobre si, comenzó a brillar hasta el límite, pero la fortuna (o el Destino) quiso que nadie lo viese tan en las profundidades de las zonas sin usar del palacio. Se adentraron en el mismo y el regreso de la reina hizo que la estatua sentada en el trono se levantase y caminase hasta una pared dejando el lugar para Synn. Esta tomó asiento en la nube de tormenta en que se había transformado el espíritu que acompañaba a Khidara mientras la joven se postraba de rodillas ante la realidad de la leyenda que estaba presenciando. Y con la reina restaurada sus sirvientes automáticos reaparecieron y la manse cobró vida, sacudiéndose y transformándose mientras se quitaba de encima el palacio que los terrestres le habían construido sobre sus lomas.
Mientras tanto, Ventura que había recogido a Aurei, se había adentrado en el baño de Pétalo Hermoso, interrumpiendo su descanso con su terrible forma que aterró a los sirvientes. Pero antes de poder atacar, dado que la exaltada terrestre estaba desarmada, esta blandió su poderosa hechicería y sus argumentos convincentes de que no tendrían el valor de enfrentarse a la furia de la Casa Cynis y todo su poder. Y algo en el corazón de Aurei se encogió ante esas palabras, tras décadas al servicio de esas mentiras y de condicionamiento, pero no así Ventura que se negó a ceder ante la presión. Transportándose a la sombra de la mujer apareció a su espalda y le cortó el cuello, su sangre derramándose en las aguas del baño al mismo tiempo que los temblores comenzaban a sacudir el palacio entero. Pues donde antes había paredes, ahora se alzaban desde las profundidades dorados minaretes y miradores, en nuevos pasillos irrumpían jardines y vidrieras, espejos que reflejaban la luz de mil maneras distintas y otros portentos auspiciados por el regreso de los solares. Así que mientras el mundo se hundía a su alrededor y los espíritus de tormenta de Synn les abrían el paso, ambos exaltados corrieron a reunirse con los demás.
En el centro del salón del trono, Synn nombró a Jun como su ministro y juntos prepararon un discurso que, una vez alzada la Joya, sería visto con luz solar por todos los que se encontraran en la ciudad. En medio del terror de un palacio en destrucción, sonó la voz tranquila y segura de la cénit anunciando los cambios que iban a venir, el regreso de Khidara Weilan y cómo esta sería nombrada su protectora, y la toma de posesión de la ciudad por los solares que siempre fueron sus dueños. Los ciudadanos, anonadados, observaban los portentos, mientras los exaltados terrestres del Reino rápidamente acudían en llamada a las Legiones pues los anatemas no solo habitaban en el lejano polo del agua, sino que se habían infiltrado en el de la madera.
Y fue entre estos extraños eventos que Nombre Olvidado se presentó de nuevo ante ellos y, a su manera críptica, les encomió a acompañarla al norte helado para los cinco días que vendrían. Pues la Calibración había llegado, como todos los años, y aquella iría acompañada de profundas consecuencias para toda la Creación, desde la vuelta de las katanas del Reino entre si a las oscuras maquinaciones de aquellos que habían sido expulsados de la Creación y ansiaban retomarla.
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