El castillo de naipes
La imagen era desoladora. No por carnicerías salvajes o ingentes muertos, por pobreza o escasez, o muchas de las otras razones que la gente solía asociar a esa palabra. Lo era por la pérdida que representaba. El salón principal de la Liga, presidido por la extraña gárgola annunaki, se encontraba prácticamente vacío. Unos años atrás, aquella sala bulliría con actividad ante los eventos que se estaban desarrollando por los Mundos Conocidos. Las posiciones centrales ocupadas por los líderes de los grandes gremios, nombres de gente ambiciosa, rica, inteligente y con trayectorias legendarias a sus espaldas. Melissa Winters de los Reeves, Cagliostro Janizary del Muster, Wavefinder Lucetta de la Suprema Orden de Ingenieros, Zale Gailbreath de los Charioteer... incluso Oliver Lords de los Scravers, que muchos esperaban cuando lo eligieron Leaguemeister que fuese un pelele había demostrado ser un tigre oculto. Y en el medio habría estado ella, Lydia Clayton, de la Comisión, mantenien...