Tiempo de Anatemas 14: Te seguiré a la tormenta

Jun y Ventura se elevan sobre las alas de Meng por encima de la ciudad durmiente, en busca de la asesina que pactó con el demonio y trató de acabar con la vida de Ragara Banoba. Pero en pleno vuelo, mientras pretenden ir a buscar al resto del Círculo para acudir a la batalla, el espíritu gigante avista el brillo innegable de un nuevo solar. Y es que en la fortaleza de los Pioneros de Bronce, el joven novato Sagrest duerme pero su sueño no es un normal. En él, recibe la visión de ser un Sin Círculo pero que sería adoptado por un Círculo, pues ese era su legado, y recibió la Exaltación como miembro de la Casta del Atardecer. Viendo esto, y ante el peligro de que su Segundo Aliento atrajese la atención sobre el resto y se iniciase una Cacería Salvaje, son Jun y Ventura los que acuden a recibirle cuando el joven despierta.

Juntos, entre unas primeras explicaciones sobre cómo la vida del muchacho ha cambiado para siempre y ahora es Anatema, los tres vuelan hasta la taberna de Ventura donde Jun se queda dando nuevas explicaciones más detalladas al joven. Quro, Yin y Xiao Baozi estaban ya allí desde antes de la cena protocolaria, bebiendo y hablando, pues el gran guerrero había finalmente revelado la realidad de ser un anatema a la guerrera que desde hacía tiempo era su mano derecha. Y ante la llegada de Jun con Sagrest, los tres les recibieron pero sin duda las dos mujeres se encontraban algo bebidas ya. Mientras tanto, el guía fue a despertar a Synn, cuyo sueño pesado es interrumpido para mucha desgracia de la joven, que legañosa se vio forzada a abandonar su casa pues los eventos se sucedían con rapidez; tras ello fue a despertar a Megara que dormía en su laboratorio, atrapada en uno de los sueños del misterioso hombre de tatuajes de plata, pero cuando este iba a decir algo importante Ventura la despertó. Pero el camino a la taberna le dio una idea a la hechicera, hablando con el guía, para preparar algún ritual mágico para poder comunicarse con él la próxima vez que soñase con él.

Juntos ya todos, marcharon a la casa de la asesina cuya dirección estaba en los papeles que la Reina de la Medianoche les había entregado. El intento de entrar en sigilo, pese a la invisibilidad mágica de Ventura, fue frustrado cuando Quro chocó contra una pared, sobresaltando a Jun que dio un pequeño grito. Con algunos vecinos despiertos por el ruido, subieron a la planta de la casa, donde iniciaron un ataque sorpresa. Pero la sorpresa no iba a ser tal pues, con el ruido y sus dones de percepción infernal, la asesina se encontraba preparada. Seis demonios canturreaban malditas canciones oscuras y terribles en el salón, canalizando oscuras magias para alimentar a su jefa. Y pese a que la maniobra de preparación de Ventura fue exitosa, el combate que siguió fue violento y sangriento. Quro, Jun, Synn y Sagrest cargaron contra los demonios, destruyendo sus esencias infernales, pero nuevos aparecían para ocupar los lugares de los caídos. Mientras tanto, de la nada, mientras Megara intentaba encontrar a la asesina usando su magia, lo que encontró fue el doloroso sabor de su acero cuando esta apareció a su lado y la atravesó con su espada, dejándola prácticamente muerta en el suelo. Meng voló a proteger a la hechicera mientras Ventura sanaba sus heridas pero de la asesina volvía a no haber ni rastro, invisible temporalmente. Pero su velo de sombras se vería interrumpido cuando en el salón el último de los demonios cayó ante la espada de Sagrest, las patadas de artes marciales de Jun y los proyectiles arcanos de Synn. Esto dio la oportunidad para que, deslizándose por el suelo, Quro pudiese enterrar sus espadas en la enemiga, buscando cortar sus dos brazos, pero aunque herida de gravedad, la asesina volvió a desaparecer. Fue Megara quien, recuperada y protegida por Ventura y Meng, quien encontró a la asesina, mientras esta preparaba el fatal ataque que dispersaría la esencia sobrenatural del cuervo espíritu, devolviéndolo a los planos inmortales habitados por los dioses y otros seres trascendentes. Pero localizada por la Atardecer, mientras Jun, Synn y Sagrest terminaban con más demonios que aparecían, Quro lanzó una poderosa estocada que se vio interrumpida cuando uno de los diablillos se lanzó en la ruta de la hoja; pero su sacrificio fue en vano cuando, con el sol brillando en su frente, el Amanecer continuó su ataque y atravesó con sus dos espadas a la asesina que quedó empalada en la pared.

De su mano comenzó a caer el cristal dorado de su pacto infernal, que fue recogido en el aire por la mano del demonio que lo había otorgado. De nuevo ante los solares, con su elegancia habitual, el demonio habló con ellos, y el Círculo aceptó jugar al juego de las preguntas, con nuevas reglas fruto de la negociación de Megara que había estado investigando y descubierto cómo tratar con los demonios. Así fue como descubrieron su nombre, Mardujj y que era él quien había enviado a la asesina a atentar contra Ragara Banoba; pero también tuvieron que revelar cosas, quizás triviales y quizás no, pues cada pregunta debe ser pagada con otra pregunta.

Dejando al demonio atrás, y ante el silencio de unos vecinos que hacía mucho habían aprendido que en Nexus es mejor no intervenir en ciertas cosas, Megara y Sagrest fueron a la Escuela de Filosofía a investigar la espada infernal de la asesina. Con experimentos mágicos y conocimientos antiguos descubrieron que, si bien se encontraba tocada por Malfeas, la hoja encantada no tenía el poder de corromper a quien la usase, y que su bien templado filo tenía una gran capacidad de causar daño. La hechicera se retiró a preparar el primero de los pasos del ritual que esperaba que le permitiese localizar o comunicarse con el hombre que aparecía en sus sueños, mientras que el joven mercenario regresaba a la sede de los Pioneros de Bronce en posesión de la espada infernal.

Mientras tanto, Jun llevó a Quro y a Ventura a la casa de los Ragara, a informar del éxito de la empresa a Banoba. Pero el señor de la casa estaba reunido con Yu-shi, y por todas las señales se encontraba claramente ofendido y molesto por lo ocurrido. Fue Heral, su mano derecha, quien se reunió con los solares para escuchar lo ocurrido, interesándose por todo lo que había pasado, desde el papel de los demonios a la lucha contra el mismo. Y por su interés en el papel de Malfeas en todo esto es que mandó llamar a Megara que, lejos de poder acostarse como planeaba, tuvo que presentarse en la mansión Ragara a explicar lo que sabía de lo ocurrido. Con todas las explicaciones dadas, Heral les invitó a desayunar al día siguiente y conversar con calma y tranquilidad y Ventura, quien mejor conoce la ciudad, le dijo que le prepararía un almuerzo típico de Nexo.

Así que allí se encontraron con él al día siguiente, momento en que el alto Ragara les hizo entrega de varios presentes, señal de su favor personal, a mayores de un regalo enviado por los padres de Jun para su hijo. Una pulsera en apariencia mundana que llevaba tiempo en la familia pero que, al encuentro con un solar, empezó a despertar su magia. Y fue Heral quien les habló de que, en su enfado, Banoba tendría una reunión con los miembros del Concilio de las Entidades esa misma mañana y, frustrado con todo lo ocurrido, partirían de Nexo esa misma tarde.

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