Paraíso Perdido: Una oportunidad para arrasar
Fuego. Fuego y destrucción. Lloverán sobre los capiteles de plata. Sobre todas y cada una de las ciudades de la Hueste. Las barreremos. Las arrasaremos hasta los cimientos. Las cubriremos de sal y azufre. Y desplumaremos a todos sus ángeles antes de empalarlos. ¡Y humillarlos haciéndoles renegar de Dios! Les bañaremos en las heces y sangre de ateos y que sufran así lo que hemos tenido que sufrir en el Infierno. Y que vean que no valió de nada. ¡Masacre! Sangrienta y violenta, hasta el final de los tiempos. ¡Gloria a la muerte del enemigo!
Sufrimiento. Eso crea buenos soldados. He liberado a mis ejércitos. Hacen falta nuevos mortales, para adoctrinarles, entrenarles, lanzarles contra los bastiones angelicales. Carne de cañón. Ingentes hordas que se agarren a sus piernas y les obliguen a aterrizar. Ahora hay muchos mortales. Unos cuantos billones de muertos no es nada. ¡Venganza! Oh, y las nucleares. Si, eso la Hueste no lo verá venir. El poder de destruir el átomo. El fuego purificador.
Pronto me traerán nuevos presidiarios. Gente normal. Pero cuando salgan serán sangrientos asesinos. Soldados. ¡Supersoldados! Entrenados y listos. Equipados con armas de destrucción. Fuego domesticado para derribar ángeles. Ni los malhim podrán detenernos esta vez. Millones y millones de humanos. La Hueste no está preparada. No, no lo están. ¡Y sufrirán por ello miles de muertes! Hasta el último de ellos, sacrílegamente mutilado.
¿Qué es eso que ven mis guardias en sus teléfonos? ¡El Primero! ¡El Líder! Oh, Señor, ¡mi Señor! ¡Ha vuelto! Nunca lo había dudado, y ahí está. Innegable. Perfecto. Supremo. Maestro de todo. ¡Retomaremos la Cruzada contra los Cielos bajo tu bandera! El tiempo de espera ha acabado. El tiempo de hambre. El tiempo de sueño. ¡Despertad! ¡Es hora de marchar a la guerra! Acelerad los planes. ¡Vamos al combate!
Que suenen los cuernos retorcidos. Que se abran las puertas negras de las fortalezas y bastiones de los Rebeldes. ¡Luciferinos unidos! Alcemos de nuevo el Estandarte Escarlata, en nombre del dragón que es símbolo del Rey del Mundo. Coged vuestros aurigas y máquinas de guerra, forjad nuevas espadas y armaduras. Y que no sean pocas, pues su destino es abollarse y mellarse en el Combate Final. No perderemos el tiempo con idealismos absurdos como Babel. ¡Ese tiempo pasó! Pese a su traición, Abadon hizo muchas cosas bien. Haremos como él, en nombre de la Estrella del Alba, y arrasaremos hasta el último reducto de la Hueste. Una única Legión. Un único destino: la destrucción de todo lo angelical y el mismísimo Cielo. ¡Dios caerá! ¡Por lo que nos hizo!
¡Fuego y sangre! Oh, si, oh-si. ¡Fuego y sangre! ¡Venganza al fin! ¡Marchamos a la guerra, el armisticio forzado ha terminado! Que suenen los tambores para marcar el paso de las tropas, pues la espera ha llegado a su final. ¡Hosanna a la muerte! ¡Aleluya a los victoriosos demonios y al final de la Hueste! ¡Fuego y destrucción!
Comentarios
Publicar un comentario