Un momento de perfecta belleza
Tomemos un descanso, breve pero necesario, aquí al final del prólogo de nuestra historia. Recuperemos el aliento un segundo; sé que ha sido mucho lo que hemos visto, pero aun más queda por llegar. Pérdida, dolor, sufrimiento... son cosas que no existen allá a donde vamos. La Sombra aún no se proyecta en las soleadas tierras del Jardín, en el cénit del octavo día. Volemos con las alas del Recuerdo sobre el dorado Legado de aquel día de Inocencia. Sobre bosques infinitos y cambiantes, entre mares de hiervas que se mecen en la brisa y océanos cuyo flujo refleja el brillo solar, entre las montañas y colinas irregulares que se alzan con confianza. Observa con cuidado y los verás: los Dos que son miles, Sus favoritos ignorantes... pero no son a ellos a los que buscamos hoy, aunque sean la Causa y Consecuencia de todo lo que vendrá. Alza tu mirada hacia esa ardiente figura entre las esponjosas nubes: es Aridiel, su forma llameante guiando a los demás elohim en el establecimiento de esos cumul...