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Mostrando entradas de julio, 2024

El martirio de los santos pecadores

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El rugido de los motores de la astronave era claramente perceptible desde la capilla a bordo. San Mantius y San Paulus compartían la misma desde sus altares austeros, observando silenciosos e impasibles a un único caballero arrodillado en oración en la pequeña sala. Las vibraciones de los generadores de energía que alimentaban los escudos, situados justo tras de la pared de la derecha, hacían que todo temblase levemente mientras las protecciones aseguraban que ningún mal le cayese al vehículo mientras recorría el espacio, en los últimos momentos de tránsito hacia la puerta de salto.  -A San Mantius, rogamos por la fuerza necesaria para acabar con nuestros enemigos. Para que nuestra espada no ceda a la tentación del cansancio, o a la pérdida de filo. Para que nuestras armaduras no fallen hasta que nuestros rivales hayan caído ante nosotros.- Era lo más parecido a una salida honorable que podían encontrar. El precio por cumplir la labor divina, era la condenación de sus almas. Al men...

Bajo la lluvia, ante la llama

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Salir de cacería por los bosques de Byzantium Secundus siempre le había parecido una experiencia triste y miserable. La lluvia acompañaba en exceso unas batidas que estaban protagonizadas por el barro y los traspiés. Nada comparable a las experiencias galantes y espectaculares de las cacerías en Aragon, donde aprendió originalmente, o en Delphi. Pero siempre era una oportunidad bienvenida por la Emperatriz para alejarse de la corte y estar con sus más allegados, pues los festejos de la noche de cacería bajo el aguacero creaban el espacio perfecto para que distintas conversaciones y grupos se encontrasen en los diferentes pabellones. Así que ella se encontraba tranquilamente sentada, con sus ropas cómodas de caza cubiertas de fango, su fusil siendo limpiado por uno de sus pajes, mientras los extraños y distintos miembros de su consejo privado se repartían en torno a la mesa, algunos comentando entre risas o miradas ceñudas los eventos del día. -Antes el sol de Sutek brillará tanto que i...

El precio de los puntos ciegos

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  Alexander Khan caminaba tranquilo por los gloriosos salones del palacio del Hazat en Aragon, como tantas veces había hecho en el pasado. Su centro de poder, que casi le había dado un Patriarcado y que tan bien le serviría de nuevo en el futuro cuando nuevas oportunidades se presentasen. Los nobles señores discutían de comercio con un representante de los Charioteer, mientras unas damas entrenaban con la espada bajo el radiante sol de aquel verano temprano. Tanta vida como había en aquel palacio no la había en ningún otro sitio de los Mundos Conocidos, caótica y descontrolada, pero viva. El hogar de la más importante de las Casas Reales, su peculiar nido de intrigas bien conocido y explotado para obtener todo el poder que pudiese necesitar para tomar el control de la Iglesia cuando correspondiese.  Pero algo no cuadraba aquel soleado día. Pensó inseguro que solo eran figuraciones suyas en las miradas de algunos al pasar. Sin embargo, la primera señal de que algo iba mal fue q...

La llamada de las orquídeas

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El anciano había muerto tal y como establecía el orden natural de las cosas, y sus posibles herederos se disputaban el trono en su antiguo palacio. Había sido un buen hombre, algo que desgraciadamente no se podía decir de muchos, quizás si hubiese nacido en otro tiempo podría haber hecho grandes cosas. Pero no en estos, aquí su bondad había sido solo una debilidad, un precio que los Mundos Conocidos no se podían permitir pagar de nuevo. Pero en aquel jardín, el Gran Inquisidor Gondo Ortiz le apartó del recuerdo. De nada servía dedicarle tiempo ahora que ya no estaba, solo importaban el futuro y el trabajo. El Syneculla y el Metropolitano Hazat se disputaban el rango de Patriarca de la Iglesia, cortejando a los distintos miembros del Sínodo Sagrado en busca de garantizar apoyos y votos. Dos aves políticas, dos problemas en si mismos pero problemas menores comparados con aquellos a los que se enfrentaba la fe. Como si lo hubiese invocado al pensar en él, Sigmund Drual entró en el jardín ...

La elección profetizada

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Su madre, en su lecho de muerte, le había advertido de que este momento llegaría. O, al menos, un momento como este. Era lo que la Suma Sacerdotisa de Wotan, Igarda Birgsdottir, había visto en las runas en aquella última conversación. Hubiera preferido dedicar esos últimos minutos a hablar de un millón de cosas en lugar de política, profecías y dioses; hablar del color de los campos, recordar los viejos buenos momentos, o simplemente decirse aquello que ambas sentían pero, siguiendo las tradiciones de su pueblo, nunca decían.  Pero todo aquello era cosa del pasado, casi hacía un año que se había ido, llevada con suerte por las valkirias, o acaso por los ángeles del Pancreator. Al menos eso es lo que dirían en el Imperio regido por su hija desde el alto trono que ella misma había ocupado unos pocos años. Pero ella no creía en eso, había permitido que adoctrinasen en esas tonterías a Aurora porque era lo necesario para que pudiese gobernar, pero su corazón siempre estaría dedicado a ...

Un último momento de belleza

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La voz de los cantos de los niños llenaba aquella basílica con una luz sonora que no encajaba con la oscuridad propia de aquella noche temprana de febrero. Las velas bailaban por las pequeñas corrientes de viento, dando vida y movimiento a los retablos y pinturas de los santos que adornaban las paredes, que parecían danzar en acuerdo con las voces infantiles. Eran ensayos, de modo que los errores se producían ocasionalmente, llevando a la interrupción de la música por risas y pullas cargadas de la inocencia propia de aquellos que aún no han tenido que lidiar con la realidad de los Mundos Conocidos y todas sus amarguras. Solo un hombre observaba, presente durante aquella noche de aprendizaje, pues ese era uno de los beneficios de su posición. Sigmund Drual, el Syneculla del Patriarca, escuchaba con los ojos cerrados y su cabeza suavemente meciéndose al ritmo de la música. Parecía muy anciano, muy frágil y débil allí sentado en la bancada, pues así es como se sentía. Había sufrido engaño...

Tiempo de Anatemas 41: El Ardiente Atardecer de la Edad del Pesar

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Durante cinco días al final del año, el sol no se alza en el horizonte, la luna no acompaña ni brillan las estrellas. Ese espacio gris es la Calibración, el tiempo en que los Incarnas están más alejados de la Creación, tiempo de extrañezas y portentos. El momento en que los solares se reunirían en la manse de Huellas Olvidadas para, juntos, enfrentarse a las pruebas que darían final a aquella Edad del Pesar, en un ardiente atardecer. Puño de la Estrella del Norte les recibió, con sus siderales, en la sala de los portales de Huellas Olvidadas. Y, con su estilo directo pero hosco y violento, insultante y ofendido, les explicó la cantidad enorme de mierda que a todos les iba a caer encima esos días. Una cantidad inabarcable de eventos, pues los solares no podían estar en más de un sitio a la vez, pero sus aliados acudieron a su llamada. Desde las islas del oeste Garth dirigió a su tripulación en auxilio de Soma y sus amigos, el poderoso lunar Colmillo Plateado llegó de las tierras ardient...

Tiempo de Anatemas 40: Legados de muerte, supervivencia y renacimiento

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La militarizada ciudad de Lookshy dejaba notar en el aire la tensión de las guerras inminentes, en sus forjas y calles se notaba la incertidumbre y la duda. Pero estas no atenazaban a los solares que, siguiendo la ruta que años atrás llevase la Emperatriz Escarlata, acabaron descolgándose por el acantilado del oeste en busca de la manse Espada de Nuevas Tierras. Forzar las puertas, en desuso desde tiempo atrás, solo requería de fuerza, y rápidamente unos cuantos comenzaron a brillar, fruto de las experiencias con las manses en el pasado. Pero la Espada era distinta, como demostraron pronto los ruidos del interior, ya que seguía en activo y siendo usada por los herederos de la VII Legión.  Así, en sus amplios hangares y espacios subterráneos aún quedaban maravillas de la Primera Era, las primeras y más llamativas fueron tres mastodónticos warstriders en proceso de mantenimiento y reparación. En otro de los hangares se encontraban en mantenimiento algunas de las famosas aeronaves de...

Edad del Fuego 21: Guerra entre Hermanos

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  En Grail, el Concilio se aproximaba a su tenso y complicado final. Junto a las demandas de la Iglesia de cambios en los poderes e independencia de los Hermanos de Batalla, un nuevo problema había arribado en forma de unos documentos sólidos sobre los antinómicos que se encontraban en la Hermandad. Y ello dio la responsabilidad y el peso al Gran Inquisidor Gondo Ortiz para exigir el mismo control y revisión a los monjes guerreros que ellos habían exigido a la Orden Eskatónica en Stigmata tras la debacle de Antonia. Pero el último golpe ocurriría esa mañana, cuando Musashi Wan Li Halan se presentó para garantizar la seguridad de la delegación eclesiástica al frente de una armada de su Casa, por órdenes de su Príncipe que no se fiaba de la imparcialidad Hazat. Mientras ello se desarrollaba en la superficie, en la órbita la Emperador de los Soles Exhaustos apareció transportando a su preciada delegación desde Kordeth. Y lo hizo en las cercanías de la armada Li Halan, desatando una c...

Tiempo de Anatemas 39: La senda del verano y del invierno

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En la Isla Bendita, Ragara Io-dara recibe los honores que corresponden a su nuevo rango como Strategos de la Legión de la Centelleante Guarda de la Vida, antes de presentarse ante los miles de soldados que la seguirán a la batalla contra Thorns. Pero la suya no es la única Legión en el polo de la madera, los ejércitos de Lookshy se mueven también, como lo hacen las tropas bajo mando de la Casa Cynis. Y en Nexo se lucha con otras armas, como la proclamación del Emisario de la prohibición de que los exaltados abisales entren en la ciudad. Y bajo la misma, en el Nexo, la cajita de música empieza a sonar y, con ella, el primer intento de aproximación de Rostro del Verano a Zhiyuan. Pero el joven Jun, sorprendido y no sabiendo cómo manejar la conversación, deja que sea Ventura quien lo haga y los juegos de palabras y pequeñas manipulaciones comienzan, mostrando la clara demencia extraña que aqueja a la Señora de la Muerte. No será la única visita, pues allí mismo un espíritu enviado por el ...