El último pétalo de la rosa
Observa la gloriosa ciudad de las mil rosas, de bahías bañadas por tranquilos mares surcados por navíos de recreo espléndidos y esbeltos. De palacios en las calles y amor en sus canciones, de balaustradas coloridas de cristales y mármoles. Mi ciudad, amada y querida, por ser el lugar donde estaba Mi amor. Recorre sus jardines dorados de prodigios traídos de la Cuna de la Primavera y aspira los fragrantes aromas de sus cerezos en flor con sus suaves pétalos cayendo al ritmo apasionado y tranquilo de un piano que resuena desde una de las ventanas. El hogar de Mi verano, de gloriosas calles de la Edad Dorada. Y sufre su caída. La Usurpación, cuando amigos se volvieron contra amigos, sirvientes contra amos, dragones contra soles. Observa las calles teñirse de sangre por primera vez, sus sueños y tonadas convertidas en el nacimiento de un shogunato y el final de una era demente. Escucha la llamada de auxilio de Mi amor, encerrado en su final, esperando un rescate que llegaría demasiado tard