Belle Epoque 6
París y Viena: una oportunidad para un mundo mejor El Imperio Austro-húngaro, mi hogar, ha nacido recientemente y, como mucho en mis tierras, es fruto de una derrota. No es como Francia, sin embargo, un estado moderno y unitario, sino una colección de reinos y pueblos unidos bajo la corona imperial de Franz Joseph I. Al norte están alemanes y checos, al sur serbios y búlgaros, con austríacos y húngaros en el centro, e incluso algunos pocos italianos y suizos descolocados. Es una tierra de un millar de lenguas y tradiciones, punto de encuentro y paso de imperios y conquistadores durante milenios y, actualmente, la última línea de la cristiandad ante el Imperio Otomano en el sur, aunque la situación entre ambos sea actualmente una de paz; ambos son, a su manera, vestigios vetustos de otra era, más antigua, más primitiva y menos civilizada, como la del Zar Nicolas II en el este. No vivimos ya, sin embargo, en esos tiempos de gloria sangrienta y olvidada donde mi propia Casa Belcredi fue c...