Tiempo de Exaltados 52: El fragrante aroma del bosque tras la tormenta

Las gotas caen de las hojas del árbol como acompasados tañidos de un tambor, ecos de una lluvia ya pasada. Bajo ellas en la floresta los pájaros trinan y los ciervos buscan aparearse. En el agua de los ríos los peces danzan con los espíritus acuáticos. La Creación entera está celebrando el triunfo de la vida sobre la muerte y, en ningún lugar se celebra con la fuerza e intensidad de las tropas que tanto han luchado y sufrido durante meses en esa tierra de nadie que se ha convertido la frontera de Thorns. Pero ahora esas tropas beben y bailan, cuentan historias y ríen, se drogan y se enamoran, con la total intensidad de aquellos que han aprendido el valor de la vida, al haber estado tan cerca de sus propios finales. 

Nuestros solares se encuentran en el centro de esa vorágine vital festejando juntos antes de dispersarse en busca de distinta gente cuando Synn dice que quiere conocer a Peleps Pétalo Marino y Jun se encarga de guiarle hasta allí. La joven del Reino bebe, empequeñecida por su falta de autoestima pero también por los horrores vistos durante la guerra, ante un joven Chan que desde el otro lado del fuego trata de armarse de valor para invitarla a bailar. La confianza de Synn en la otra Cenit es contagiosa, como son fuertes las palabras de Jun para conseguir que vea su propia fuerza e importancia, y poco a poco van animando a la joven hasta conseguir marcharse dejándola en compañía de Chan, ambos rojos por la vergüenza adolescente pero felices de estar juntos.

Mientras tanto, Freya en el interior de su lanza solicita a Sagrest que la deje salir esa noche para socializar y festejar, y el hechicero traza un ritual para permitir que su esencia de mantenga controlada pese a la distancia de los motores de la creación. Hablan y flirtean juntos, ríen y juegan, antes de marchar a Ullr que observa el campamento y la fiesta a una cierta distancia. La lunar sentía ya la llamada del viaje ahora que la guerra que aquí la retenía había terminado pero, con los giros de la conversación, estuvo dispuesta a abandonar todo eso para permanecer con Sagrest. Aunque desde luego ayudó a ello el nuevo carro mágico que tenía el Atardecer y que les permitiría viajar a donde quisiesen.

Ventura tuvo una larga conversación con Pai Mei, sobre el rumbo que los ninjas de la escuela y los miembros de la Sombra del Cuervo debían tomar para el futuro como fuerza de conquista de los Cien Reinos primero y después de los límites de la Creación. Pero más que sobre eso, se habló de virtud, pues a las siete virtudes principales, Ventura añadía una nueva: la moderación. La que templaría a todas las demás a darles su justa medida, que separaba virtud de vicio. Y también hubo risas debido a lo gruñón, serio y estricto que era el espíritu, que no entendía del todo el cambio pese a los siglos entre los humanos, y un Noche que se encargaba de hacerle ver que las cosas iban a cambiar, que él no era Tinta Negra y aunque mucho permaneciese de él, también había que vivir no solo servir y luchar.

Jun, seguida por Synn, dejó a los adolescentes solares y siguiendo un rastro de Esencia llegó hasta el Dios de los Festejos de los Vivos, Baco. Enviado por el Emisario para ayudar a los vivos a sobrellevar los horrores del sacrificio que acababan de hacer, su copa de alcohol mágico acabó jugando un papel importante más tarde, cuando el Eclipse encontró a Xiao Baozi preocupada frente al fuego. Ahora que las batallas habían terminado, la lunar temía volver a convertirse en el monstruo que una vez fue al no tener a donde encaminar la necesidad de violencia que anidaba en su interior, y acabó solicitando a Jun que si alguna vez hacía daño a un inocente, que su novio le diese muerte. Pero el joven Ragara redirigió todo eso para que si alguna vez le veía cruzar una línea roja lo hiciese, no cualquier acto de daño que podía ser demasiado amplio, y Xiao aceptó confiando en Jun. El cual, para animarla, le dio de beber de la copa de Baco, consiguiendo que su temor fuese sustituido por una fuerte excitación. 

Pero ellos, como los demás, serían interrumpidos por unos guerreros del norte que venían a buscarles para llevarles a hablar con Toro del Norte. El poderoso Alba les agradeció el honor de luchar a su lado y planteó la misma cuestión que había llevado a que se conociesen, tantos meses atrás: cómo iban a repartirse y gestionar la Creación. Los Cien Reinos para Ventura menos la parcela para las tribus de Toro del Norte, Nexo y Thorns para Jun, Jiara y Sijan para Synn... y Sagrest ya vería cuando decidiese asentarse, pero había mucho que ver y explorar antes de decidir reinar. Un nuevo comienzo, para un nuevo futuro que construir entre todos. 

Terminada la conversación, de nuevo se separaron y serían los dioses quienes les encontrasen. El Heraldo de los Cuatro Caminos cruzaría su senda a golpe de "¡Quack!" con los pasos de Synn, que no quería lidiar con el dios pato así que fue en busca de los demás. Sagrest encontró a Escudo de Otros Días y hablaron de cuestiones de honor y batalla, por el agradecimiento de haber tratado con los conflictos que los mercenarios habían causado en Great Forks y la promesa de acudir de nuevo si fuera necesario. Ventura estuvo conversando con Relatora de Historias Gloriosas, contándole todo lo ocurrido que ella se había perdido, para que ella pudiese esparcir la palabra y que eventualmente llegase a los oídos de los abisales, sin los cuales no sería posible restaurar el Inframundo. Y Jun y Xiao se cruzaron con Tejedora de Sueños de Victoria que buscaba su consejo para los asuntos legales y de gobierno de Great Forks pero se encontró con que no era el momento, pues el solar y la lunar necesitaban un rato de intimidad. No lo encontrarían, sin embargo, pues después de deshacerse educadamente de la diosa, Synn se encontraría con ellos en compañía de los demás para tratar el asunto del dios pato. Pese a los malentendidos, como que la Cenit intentase sellar un acuerdo usando al pato que le había regalado el Heraldo, finalmente el dios fue nombrado el Alba honorífico del Círculo y se terminó su distancia y conflictos con Synn... amén de que el dios fue drogado por la Cenit con unos blancos polvos del Dios de los Festejos de los Vivos y sus "¡quacks!" seguirían escuchándose por todo el campamento mucho después de que todos hubieran acabado derrotados y agotados por la fiesta.

Ventura fue en busca de Aurei, a la que encontró ligando y regalándole una joya a Lagertha. Claramente el flirteo iba encaminado bien, pero la aparición del joven siendo quizás demasiado claro y directo rompió parte de la magia. Y llevó a que la exaltada del fuego le hiciese una pregunta que sin duda no era el momento, en torno a qué eran y cómo definían su relación. Entre piques y miradas, Ventura le dio más vueltas hasta que al final, alzándola en un pedestal de sombras trepó por los peldaños y le puso un anillo en el dedo. No solicitó su matrimonio, lo afirmó y que la hiciese suya de ese modo sin duda fue del agrado de la asesina. No tanto de Lagertha, que huyó de allí tan pronto fue posible ante la rápida escalada que habían tenido los eventos, y el potencial salseo que contar. Ventura y Aurei también se separaron hasta más tarde, mientras el joven iba a festejar y la joven iba a buscar nuevos compañeros para su cama.

Jun y Bao finalmente encontraron una tienda de campaña vacía donde poder dar rienda suelta a su pasión compartida. Igual que la tensión hasta ahora nunca resuelta de Synn y Sagrest fue finalmente resuelta en un juego de "y yo más" que acabó con ellos en la cama con Freya. Lagertha les encontraría allí, escandalizada por lo ocurrido con Ventura y acabaría uniéndose pese a su reticencia y a que tuviesen que salir a buscarla tras huir de nuevo de primeras. Y saciados sus placeres, Synn fue a buscar a Ventura, que encontró hablando con Ma-ha-suchi de robar obras de arte y rastrear los antiguos tesoros de su manse. Desde ahí los eventos se propiciaron de tal manera que acabó una buena cantidad de personas, diosas y hadas uniéndose en una orgía en la tienda al lado de Jun y Bao. Y aunque intentaron que el Ragara y la lunar se uniesen, finalmente fueron demasiado directos y obscenos y Panterita se acabó negando y como ella no estaba, Jun tampoco tuvo mayor interés en unirse.

Solo con la llegada del amanecer, con casi todo el mundo durmiendo agotado, Ventura salió de la tienda de campaña a buscar a Nombre Olvidado que observaba las llamas de una hoguera entre los ronquidos de los presentes. Unidos en la camaradería silenciosa de los amigos de verdad, compartieron ese momento, y la sideral le hizo regalo de una joya especial a Ventura, una que sellaría el pasado en el futuro. Horas más tarde, cuando el resto fuesen despertando mientras el campamento se empezaba a recoger y las tropas se disponían para regresar a sus reinos y ciudades, Jun recibiría su joya también y el encargo de entregar las otras a los demás.

Pero antes de ir a descubrir lo que ocurría con las joyas, entre resacas y dolores de cabeza solucionados por el reparador té de Synn, partieron hacia el sur. Volando sobre Thorns en la Corona de la Creación vieron la extensión de los daños causados por las tierras de los muertos y sintieron la presencia aún de espectros y otros entes moviéndose bajo los árboles, ocultándose del fiero sol y de sus rayos perdidos.

El destino era Jiara, donde Synn se presentó ante el gobierno de la ciudad y comenzó a tomar posesión del mismo. Se decidieron cuestiones de impuestos e infrastructura, bien expuestas por la regente Khidara Weilan, y siempre contando con su consejo así como el de Jun y el de Pétalo Marino. Ventura, mientras tanto, trataba con la familia de Aurei y Sagrest aconsejaba puntualmente en cuestiones de conocimiento o infrastructura aunque estaba más distante que los demás. También se trazaron las disposiciones necesarias para la futura coronación de la Cenit como Reina de aquellas tierras, la que había sido prometida antaño y había regresado en el momento de mayor necesidad.

Completada la visita regresaron a Nexo, donde en su manse subterránea juntaron las joyas para activar la nueva herramienta de Nombre Olvidado: la Biblioteca del Precioso Recuerdo. Un espacio donde podían almacenar aquellos momentos que quisiesen y revivirlos cada vez que lo deseasen, para recordarse a si mismos de sus planes, de quienes fueron y quienes querían ser, y cualquier otra cosa que cada uno quisiese almacenar allí. Desde los planes e informaciones pragmática de Jun a los recuerdos más emocionales y románticos de Xiao. 

Fue tras esto que Jun le pidió a Sagrest que le preparase unos artefactos. Uno sería para ella, un peto protector, pero los importantes eran dos anillos que Soma le había mostrado cómo fabricar, para que los amantes pudiesen guardarse el uno al otro. Fue terminando esa conversación que Haz Argenta se aproximó al Eclipse para ver si podía romper el pacto que unía su destino al de Megara. Tenía que comprobar si lo que sentía por la hechicera era algo real, o solo el producto de la magia de antaño que había unido sus pasos en el tiempo, imponiéndose sobre sus corazones. 

También allí se hicieron los experimentos sobre la extraña esfera mágica encontrada tanto tiempo atrás entre los objetos que los abisales habían robado de la tumba de Zhiyuan. Resultó ser una prisión, un espacio de contención, lleno con un fragmento de la diosa de la muerte, una de las principales hijas de la Dama de los Finales, atada de este modo como parte del modo en que el Eclipse de la Primera Edad pretendía evitar morir cuando llegó la Usurpación. Esto se uniría a los planes de cara al futuro inmediato de lidiar con la Gran Maldición en el Continente Roto, de descender al Inframundo a poner orden allí o enfrentarse a los problemas que Malfeas pudiese causar. 

Pero todo eso sería más tarde, cuando el olor de la tormenta pasada se hubiese levantado del suelo del bosque, secado por el ardiente astro rey.

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