Paraiso Perdido 28
[1]
Al principio
Los Ángeles de la Única Dadora
Contaban nueve millones y nueve
mil y novecientos y
nueve
Cada Ángel tenía un lugar.
Cada lugar tenía un Ángel.
Todo era paz.
Todo estaba gobernado.
[2]
La Única Dadora otorgó Su
mayor regalo.
A Sus Ángeles les dio el don
para que pudiesen dar como Ella había hecho.
Ellos dieron lo mejor de si mismos.
Un regalo para el mundo.
Un regalo para la Dadora.
Un regalo de los unos para los otros.
Este regalo fue la Mujer y el Hombre.
[3]
Entonces la Única Dadora colocó una ley
sobre Sus Ángeles.
Se les prohibió aquello a lo que
Ella animaba.
Ella les ordenó transgredir
aquello que Ella mandaba.
No había respuesta a este acertijo.
No había luz que rompiese esta oscuridad.
El miedo entró en el mundo, y la confusión
y el pesar.
Los Ángeles lloraron mientras la Mujer y
el hombre se lamentaron.
Ημερεσ Πυροσ (Imeres Pyros), versículos 1 a 3, la Primavera del Mundo
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