Anatema
Anatema.
Escucha esa palabra. Es poderosa, sin duda.
Paladéala: Anatema. Te llena bien la boca, y enciende el corazón con
justificado odio. Anatema, los enemigos de la creación, las
abominaciones que regían el mundo antes de que la Emperatriz Escarlata
pusiese todo en su sitio. Antes de la graciosa llegada de su majestad
del dragón.
Pero los portentos de los anatemas fueron numerosos y
todavía ocupan el mundo a nuestro alrededor. Sus misteriosas
invenciones y artefactos siguen en manos
de algunos, que los usan como armas en estos tiempos de estabilidad y
paz. Descubrimientos y hallazgos, que realizaron debido a sus pactos
infernales, con los demonios que habitan bajo el mundo. Herramientas que
usan los injustos y los ambiciosos para conseguir poder y avanzar sus
propias agendas ahora que la Emperatriz ha desaparecido.
Y, de este modo, a través de sus obras que perduran, los anatemas
siguen corrompiendo la creación, en su eterna lucha contra el asedio del
caos y del fae. Porque lejos de la Isla Bendita, en el perímetro del
mundo, las fuerzas del desorden amenazan la misma existencia del mundo y
los hijos del dragón no somos suficientemente fuertes para detenerlas.
No sin nuestra Emperatriz. Es el precio que hubo que pagar para destruir
los anatemas: una existencia amenazada que debe ser defendida con
nuestro esfuerzo, sudor y sangre.
He luchado con las legiones de
la Emperatriz por expandir el Imperio. He visto las maquinaciones de las
casas nobiliarias y cómo administran las diferentes regiones. He
observado como los foráneos se oponen al avance de la civilización
usando las armas de los anatemas, como hacen algunas de las ciudades de
la región de los ríos. He negociado con las naves del poderoso Gremio,
cargadas de esclavos y armas necesarios para el bienestar de la Isla
Bendita. He luchado contra criaturas y enemigos de toda clase.
Pero nada de eso me da miedo. Es mi deber, al fin y al cabo, como hija
del fuego que soy. Lo único que me preocupa, que me quita el sueño, es
un rumor insidioso, que crece cada día: que los anatemas han vuelto. Que
se los ha visto, que han vuelto para juzgarnos y destruirnos, para
arrasar la paz que la Emperatriz Escarlata ha construido con tanto
esfuerzo. Que vienen para terminar con el mundo, arrasado bajo el fuego
abrasador del sol.
Y así os lo digo, hermanos. Son tiempos
oscuros los que vivimos y vamos a ser puestos a prueba pues, sin la guía
de nuestra Emperatriz, el más terrible de todos los enemigos ha venido a
por nosotros. Aprovechando nuestro momento de debilidad, nuestra
fragilidad, los anatemas vienen a por nosotros. Y no se si tenemos el
poder, el coraje y la unidad necesarios para hacerles frente.
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