La Rabia
Hubo un tiempo en que la Rabia tuvo el
poder de purgar el mundo entero en un baño de sangre, de podar a la
humanidad hasta reducirla a un tamaño adecuado. Hubo reinos de los
nuestros, ocupando nodos de gran poder en el interior de los bosques
sagrados, donde únicamente las hadas osaban desafiarnos. Hubo un tiempo
en que mortales, vampiros y magos vivían escondidos en sus ciudades,
temiendo que los aullidos de los lobos en los bosques resonasen esa
noche en sus calles, pues nada podían hacer para detenernos.
Fuimos reyes, bardos, guerreros de
renombre, protectores de los espíritus, visionarios, cazadores de
monstruos, jueces sabios, exploradores de la Umbra… La Rabia lo era
todo.
Pero entonces perdimos a los Aulladores
Blancos en su descenso a la Espiral. Los humanos comenzaron a
reproducirse como conejos y las ciudades crecieron; por cada nuevo
ladrillo colocado, un árbol era talado, y nosotros retrocedíamos un
paso. Los vampiros los alentaban a crecer en número, encantados de tener
más ganado del que alimentarse. Y los magos les animaron a soñar, a
pensar, a crear, a desarrollar una ciencia que corrompió el mundo,
pudrió los ríos, enfermó a los espíritus y llenó los cielos de ceniza.
Y así hemos llegado al presente. Dicen
que este es el Apocalípsis, y sin duda no queda forma de negarlo. Somos
pocos, débiles, encerrados en Túmulos que carecen de la gloria y el
poder de los que hubo en el pasado. Los orgullosos protectores de Gaia,
sus guerreros escogidos, su Rabia personificada. Ahora no somos más que
lobos hambrientos, golpeando donde pueden en una guerra que no podemos
ganar.
Porque, sin duda, todo está perdido.
Hemos visto las señales. Ravnos atacando el corazón mismo del Ensueño y
el espacio mismo de Morfeo. Lasombra acechando en las sombras bajo
Atenas. Vampiros descendiendo a los pozos de los planos más infames y
extraños de la Umbra. O reunidos en cónclaves podridos en Madrid, para
diseñar nuevas guerras contra los suyos. Demonios habitando y
organizándose en Los Ángeles. Magos bombardeando la ciudad de Minsk.
Y sobretodo la corrupción. Desde los
pozos más insondables de los ríos emponzoñados de las grandes ciudades
como Los Ángeles, a los reductos corrompidos de la antigua ciudad
amurallada de Hong-Kong. Desde los reinos donde habitan los espíritus
como León hasta los espacios físicos donde la oscuridad se manifiesta
con fuerza como los pozos petrolíferos que vierten su ponzoña al mar. El
Wyrm ha ganado, la Tejedora ha ganado y de Gaia solo queda la sombra,
corrompida, retorcida, maltratada. El mundo que juramos proteger, es
solo un reflejo pálido y débil de lo que fue, igual que la luna brilla
poco cuando mengua hasta casi desaparecer de los cielos.
Pero, aun con todo, lucharemos. Es lo que
somos: los guerreros de Gaia. Y si lo único que nos queda es la Rabia,
la desataremos contra el mundo y su corrupción, hasta que no quede
ningún lobo con colmillos para poder morder, hasta que la última de las glaives
se hayan perdido, hasta que nuestras garras queden romas de luchar.
Solo cuando no se oigan más nuestros aullidos, descansaremos. Hasta
entonces, solo habrá Rabia.
Comentarios
Publicar un comentario