Sombras sobre Coruscant
El salón del Consejo de Seguridad, otrora un lugar de sosiego y paz, hacía años que se encontraba anegado por las sombras. Los seis asientos de los Lords Sith estaban ocupados, aunque fuese por los hologramas proyectados desde distantes rincones de la galaxia: el Consejo se encontraba en sesión. Y no se trataba de una cuestión menor, pues el futuro de la galaxia cambiaba rápidamente ante los ojos de los presentes.
El característico sonido del respirador del Emperador Vader dejó de oirse mientras se despojaba de su negro casco y lo depositaba a su lado en el asiento. Su respiración aún era dificultosa, pero sus ojos devolvieron las miradas de los demás miembro del Consejo con la misma férrea determinación en sus ojos de fuego. Su cara, destrozada por las heridas inflingidas por el magma tantos años atrás mostró un gesto severo.
-Miembros del Consejo, os informo de que desde el Ministerio de Comunicación se ha detectado un incremento en las charlas de buena parte de los foros sediciosos que vigilamos. Wuan Tuuker ha cotejado estos datos con la información que tiene la ISO y parece que los informes son correctos: Mon Mothma, la líder de la Rebelión, ha muerto, aparentemente de causas naturales. Con ella se corta el último cabo suelto de la República.-
El silencio cayó brevemente sobre la sala, como un sudario. Fue la siseante voz de Lord Tengui el que lo cortó, con el desdén visiblemente presente en su gesto.
-Bien esstá que muera essa zorra asstuta. Esscoria que ssólo sservía para entorpecer la conssolidación de nuestro Imperio- el holograma no disimulaba lo más mínimo la prepotencia y la ira del trandoshano.
-La Senadora fue un rival formidable y, aún con sus errores, merece un respeto por lo que consiguió en vida. Una persona así hubiera sido un aliado formidable para nuestra causa, y aún con toda su debilidad ha sido la causa de muchos de nuestros problemas- intervino, con voz tranquila, Lord Kolvan.
-No siento alteraciones en la Fuerza- intervino brevemente Lady Covenna, tomando una pausa antes de continuar - . Su estrella hacía mucho que se estaba apagando, sustituida por otras, y aún hoy el faro del lado Luminoso brilla más fuerte de lo que lo ha hecho en años. Seríamos estúpidos si nos confiásemos ahora que hay tanto en juego.-
Tengui negó con su cabeza, una sonrisa burlona danzando en las escamas rojas de sus labios.
-Muerto el perro, muerta la rabia. ¿No ess esso lo que decíss loss humanoss? Puess essa era una perra muy rabiossa.-
-Os equivocáis, Lord Tengui, esa "perra" hacía tiempo que había perdido los dientes para morder. Otros la habían sustituido ya. Primero Leia Organna, ahora esos nuevos líderes que se os escapan continuamente.-
La imagen del holograma del trandoshano osciló brevemente. Era imposible saber si se debía a algún fallo de las comunicaciones o de la ira que emanaba de él como un campo casi físico de Fuerza.
-A vuesstra querida aprendiz no le fue mejor en ssu encuentro con elloss, Lady Jade- el veneno y el saracasmo rezumaban en su respuesta.
Rápidamente, Lord Kolvan cruzó una mirada con Mara Jade para que se sosegase, pero no fue suficiente. La oscuridad de la sala se hizo más presente cuando la voz del Emperador resonó en ella.
-Suficiente- Lord Vader silenció la sala con la fuerza de mil látigos solo con sus palabras, sin necesidad de subir siquiera el tono-. La Federación de Comercio y la Segunda Flota han declarado su independencia y el sendero de guerra que tenemos delante es obvio. Vuestras discusiones y rivalidades no tienen sitio aquí. Ya no.-
La mirada de fuego de los ojos del Emperador hizo que el silencio se mantuviese unos segundos. Finalmente, con un renuente inclinar de cabeza, el trandoshano habló de nuevo.
-Acabaré con elloss, Lord Vader, no sse me volverán a esscapar.-
-Claramente vos no sois suficiente Lord Tengui. Han matado a tres de los miembros de vuestra manada de caza y robado un destructor imperial debajo de vuestras narices, por no mencionar que fue su intervención la que salvó la vida del jedi fugitivo Rahm Kota. Haber traído a ese otro jedi, pese a ser un buen paso, no compensa vuestros errores. Esto es más grande que cualquiera de nosotros, no podemos fracasar por orgullo.-
-Estoy de acuerdo con Lord Kolvan - intervino Lady Revan -, pero hay más asuntos que resolver que esa nueva Rebelión y somos demasiado escasos.-
La voz del Emperador se escuchó de nuevo después de que una tos profunda sacudiese al Lord del Sith.
-Lady Jade, vos y los vuestros os encargaréis de la Segunda Flota del Almirante Noverrif y de la Federación de Comercio. Usad vuestra astucia y diplomacia para doblegarlos, especialmente al Almirante, pero matadlos si es necesario.-
La figura de la pelirroja Lady del Sith asintió brevemente, instantes antes de que se desconectase su holograma y quedase su asiento vacío y a oscuras.
-Lord Tengui, seguid la pista de esos rebeldes, coordinad vuestros esfuerzos con Bobba Fett si es necesario. Y no nos falléis de nuevo...-
-Assí sse hará, Emperador- y, por un momento, un atisbo de miedo fue perceptible en el cazador de jedis, segundos antes de que su holograma también se desvaneciese.
-Por nuestra parte, Lord Vader, las excavaciones marchan según lo previsto, pese al retraso en Ralltiir. Esperamos pronto poder contactar con la presencia de Dagobah y la de Yavin. Pero hay rumores que señalan que se ha visto el espectro del antiguo maestro jedi en la luna pantano...-
Yoda. Aún sin mencionarlo por su nombre, era más que suficiente para causar un nuevo silencio.
-Hace tiempo que os dije que tendréis que enfrentaros a él, Lord Vader. No queda mucho tiempo ya...- intervino Lady Covenna.
-Eso es cosa mía- respondió el Emperador, antes de cambiar su mirada de persona-. Seguid con las excavaciones, Lady Revan.-
Con un suave cabeceo, la historiadora desconectó su holograma y desapareció de la sala.
-¿Hay avances a la hora de localizar el refugio de la antigua guardia personal de Palpatine?-
-Me temo que no demasiados, Lord Vader - respondió Lady Covenna- . Valljue y los suyos continúan refugiados en un lugar desconocido del Núcleo Galáctico, lanzando sus ataques relámpago antes de retroceder al abrigo de las complicadas rutas hiperespaciales de la zona.-
-Hay que encontrarlos y pronto, o sus ataques se irán volviendo más audaces- respondió con tranquilidad Lord Kolvan.
-La venganza se ha completado y buena parte de las profecías del Holocrón se han cumplido - retomó la palabra Covenna - . Me preocupa que el baño de sangre actual haga que se cumpla la séptima profecía antes que la sexta, Lord Vader.-
-Lo se, pero las dudas no sirven, solo los resultados.-
Covenna asintió a las palabras del Emperador. La destrucción de Palpatine aún tenía consecuencias por toda la galaxia y ella podía sentir bien cómo los equilibrios de la Fuerza cambiaban. Lord Vader en cambio miró a los ojos a sus dos principales asesores.
-El lado luminoso es una reliquia del pasado y será aplastado como todo lo que tiene que ver con la República. Es lo que dicen las profecías, es lo que va a ocurrir.-
Con gesto distraido, volvió a colocarse el casco y su respiración pesada y mecánica llenó el silencio. Con paso decidido se encaminó a la entrada del Consejo, dejando que su estela quedase marcada por el ondear de su capa.
-Sexta o séptima, todo depende de ello...- musitó Covenna, de modo ausente.
-Siempre hay otros caminos, Lady Covenna, y algunos están en nuestras manos...-
Atusándose su barba encanecida, Lord Kolvan se puso en pie y se encaminó hacia la salida, dejando a la sith a solas con sus planes y visiones. Fuera, en el exterior del Consejo, el sol se ponía en el cielo de Coruscant.
El característico sonido del respirador del Emperador Vader dejó de oirse mientras se despojaba de su negro casco y lo depositaba a su lado en el asiento. Su respiración aún era dificultosa, pero sus ojos devolvieron las miradas de los demás miembro del Consejo con la misma férrea determinación en sus ojos de fuego. Su cara, destrozada por las heridas inflingidas por el magma tantos años atrás mostró un gesto severo.
-Miembros del Consejo, os informo de que desde el Ministerio de Comunicación se ha detectado un incremento en las charlas de buena parte de los foros sediciosos que vigilamos. Wuan Tuuker ha cotejado estos datos con la información que tiene la ISO y parece que los informes son correctos: Mon Mothma, la líder de la Rebelión, ha muerto, aparentemente de causas naturales. Con ella se corta el último cabo suelto de la República.-
El silencio cayó brevemente sobre la sala, como un sudario. Fue la siseante voz de Lord Tengui el que lo cortó, con el desdén visiblemente presente en su gesto.
-Bien esstá que muera essa zorra asstuta. Esscoria que ssólo sservía para entorpecer la conssolidación de nuestro Imperio- el holograma no disimulaba lo más mínimo la prepotencia y la ira del trandoshano.
-La Senadora fue un rival formidable y, aún con sus errores, merece un respeto por lo que consiguió en vida. Una persona así hubiera sido un aliado formidable para nuestra causa, y aún con toda su debilidad ha sido la causa de muchos de nuestros problemas- intervino, con voz tranquila, Lord Kolvan.
-No siento alteraciones en la Fuerza- intervino brevemente Lady Covenna, tomando una pausa antes de continuar - . Su estrella hacía mucho que se estaba apagando, sustituida por otras, y aún hoy el faro del lado Luminoso brilla más fuerte de lo que lo ha hecho en años. Seríamos estúpidos si nos confiásemos ahora que hay tanto en juego.-
Tengui negó con su cabeza, una sonrisa burlona danzando en las escamas rojas de sus labios.
-Muerto el perro, muerta la rabia. ¿No ess esso lo que decíss loss humanoss? Puess essa era una perra muy rabiossa.-
-Os equivocáis, Lord Tengui, esa "perra" hacía tiempo que había perdido los dientes para morder. Otros la habían sustituido ya. Primero Leia Organna, ahora esos nuevos líderes que se os escapan continuamente.-
La imagen del holograma del trandoshano osciló brevemente. Era imposible saber si se debía a algún fallo de las comunicaciones o de la ira que emanaba de él como un campo casi físico de Fuerza.
-A vuesstra querida aprendiz no le fue mejor en ssu encuentro con elloss, Lady Jade- el veneno y el saracasmo rezumaban en su respuesta.
Rápidamente, Lord Kolvan cruzó una mirada con Mara Jade para que se sosegase, pero no fue suficiente. La oscuridad de la sala se hizo más presente cuando la voz del Emperador resonó en ella.
-Suficiente- Lord Vader silenció la sala con la fuerza de mil látigos solo con sus palabras, sin necesidad de subir siquiera el tono-. La Federación de Comercio y la Segunda Flota han declarado su independencia y el sendero de guerra que tenemos delante es obvio. Vuestras discusiones y rivalidades no tienen sitio aquí. Ya no.-
La mirada de fuego de los ojos del Emperador hizo que el silencio se mantuviese unos segundos. Finalmente, con un renuente inclinar de cabeza, el trandoshano habló de nuevo.
-Acabaré con elloss, Lord Vader, no sse me volverán a esscapar.-
-Claramente vos no sois suficiente Lord Tengui. Han matado a tres de los miembros de vuestra manada de caza y robado un destructor imperial debajo de vuestras narices, por no mencionar que fue su intervención la que salvó la vida del jedi fugitivo Rahm Kota. Haber traído a ese otro jedi, pese a ser un buen paso, no compensa vuestros errores. Esto es más grande que cualquiera de nosotros, no podemos fracasar por orgullo.-
-Estoy de acuerdo con Lord Kolvan - intervino Lady Revan -, pero hay más asuntos que resolver que esa nueva Rebelión y somos demasiado escasos.-
La voz del Emperador se escuchó de nuevo después de que una tos profunda sacudiese al Lord del Sith.
-Lady Jade, vos y los vuestros os encargaréis de la Segunda Flota del Almirante Noverrif y de la Federación de Comercio. Usad vuestra astucia y diplomacia para doblegarlos, especialmente al Almirante, pero matadlos si es necesario.-
La figura de la pelirroja Lady del Sith asintió brevemente, instantes antes de que se desconectase su holograma y quedase su asiento vacío y a oscuras.
-Lord Tengui, seguid la pista de esos rebeldes, coordinad vuestros esfuerzos con Bobba Fett si es necesario. Y no nos falléis de nuevo...-
-Assí sse hará, Emperador- y, por un momento, un atisbo de miedo fue perceptible en el cazador de jedis, segundos antes de que su holograma también se desvaneciese.
-Por nuestra parte, Lord Vader, las excavaciones marchan según lo previsto, pese al retraso en Ralltiir. Esperamos pronto poder contactar con la presencia de Dagobah y la de Yavin. Pero hay rumores que señalan que se ha visto el espectro del antiguo maestro jedi en la luna pantano...-
Yoda. Aún sin mencionarlo por su nombre, era más que suficiente para causar un nuevo silencio.
-Hace tiempo que os dije que tendréis que enfrentaros a él, Lord Vader. No queda mucho tiempo ya...- intervino Lady Covenna.
-Eso es cosa mía- respondió el Emperador, antes de cambiar su mirada de persona-. Seguid con las excavaciones, Lady Revan.-
Con un suave cabeceo, la historiadora desconectó su holograma y desapareció de la sala.
-¿Hay avances a la hora de localizar el refugio de la antigua guardia personal de Palpatine?-
-Me temo que no demasiados, Lord Vader - respondió Lady Covenna- . Valljue y los suyos continúan refugiados en un lugar desconocido del Núcleo Galáctico, lanzando sus ataques relámpago antes de retroceder al abrigo de las complicadas rutas hiperespaciales de la zona.-
-Hay que encontrarlos y pronto, o sus ataques se irán volviendo más audaces- respondió con tranquilidad Lord Kolvan.
-La venganza se ha completado y buena parte de las profecías del Holocrón se han cumplido - retomó la palabra Covenna - . Me preocupa que el baño de sangre actual haga que se cumpla la séptima profecía antes que la sexta, Lord Vader.-
-Lo se, pero las dudas no sirven, solo los resultados.-
Covenna asintió a las palabras del Emperador. La destrucción de Palpatine aún tenía consecuencias por toda la galaxia y ella podía sentir bien cómo los equilibrios de la Fuerza cambiaban. Lord Vader en cambio miró a los ojos a sus dos principales asesores.
-El lado luminoso es una reliquia del pasado y será aplastado como todo lo que tiene que ver con la República. Es lo que dicen las profecías, es lo que va a ocurrir.-
Con gesto distraido, volvió a colocarse el casco y su respiración pesada y mecánica llenó el silencio. Con paso decidido se encaminó a la entrada del Consejo, dejando que su estela quedase marcada por el ondear de su capa.
-Sexta o séptima, todo depende de ello...- musitó Covenna, de modo ausente.
-Siempre hay otros caminos, Lady Covenna, y algunos están en nuestras manos...-
Atusándose su barba encanecida, Lord Kolvan se puso en pie y se encaminó hacia la salida, dejando a la sith a solas con sus planes y visiones. Fuera, en el exterior del Consejo, el sol se ponía en el cielo de Coruscant.
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