Paraíso Perdido 18: El Halo Negro
Deja que el riff de la guitarra te remonte en el tiempo hasta mediados del Décimo Día, en el momento del triunfo del Reino del Halo Negro, frente a las ruinas de la ciudad sagrada de Sagun, con la Hueste en retirada. Es en el triunfo de los Caídos que encontramos a Lucifer en un lado, con Belial y Dagon de su lado; del otro lado del campo, Abaddon alza su puño airado contra el Principe de los Caídos y su negra corona, pues lo que empezó como diferencias de opinión se ha transformado en rencor y divergencia. Donde el Escarlata aun habla de emancipar a los humanos y desafiar a Dios, el de Ébano ya ha probado el sabor de la Fé y y lo que quiere es la supremacía de los Caídos sobre las Ruinas del Eden. Y con una sonrisa cruel, Abaddon se retira con su Legión, seguido por Asmodeo y la Legión de plata y la silenciosa figura de Azrael y la misteriosa Legión de Alabastro.
Con en el pesar en su corazón, en ese amargo triunfo, Lucifer decreta la Larga Marcha de las Legiones Leales contra las Legiones Traidoras. Y demonio se vuelve contra demonio, caído contra caído, hermano contra hermano. La ardiente y negra ciudad de Dûdâêl de formas terribles es la primera de caer en sangriento pero breve combate y la Legión del propio Abaddon es sometida. Tabâ'et' la sigue en una batalla mucho más duras, pues entre sus laboratorios y bibliotecas se alza el Esclavizador de Almas y toda la Legión de Plata. Y finalmente le toca su turno a Kâsdejâ, la Ciudad de los Muertos, donde el refugio de las almas de los humanos cuyo tiempo se ha acabado encontraron doloroso asilo ante el embite de las fuerzas de Lucifer.
No ha vuelto a haber una guerra entre Caídos desde esos amargos tiempos. Y sin embargo, ahora, en la Gran Manzana, de nuevo los demonios se vuelven contra los suyos a medida que empiezan a investigar al Encadenado que permanece encerrado en el centro de inmigrantes de ICE. Con animadas conversaciones de whatsapp, nuestros protagonistas se dividen en grupos para recolectar información y buscar aliados.
George es el encargado de coordinarse con Adam, Margaret y Jordan a la hora de encontrar información por medios mágicos; pero aunque queda con la otra Redencionista a una hora en el Museo de Historia Natural, acaba quedando con Adam a esa misma hora en su portal, pues su esposa reclamaba atención y cariño... y algo más que arrumacos... en aquella mañana de sábado. Así que al encuentro con Margaret llegaron prácticamente una hora tarde, y los conflictos entre ella y George solo se prolongaron ante el malhumor de esta durante todo el trayecto, llegando a un choque que ante el farol del psicólogo, casi acaba con él en el arcén de la I-87. Adam intentó mediar con cierto éxito y la crisis fue esquivada dificilmente mientras los tres abandonaban la ciudad camino del centro de internamiento.
Violet y Matt quedaron con Clarke que había conseguido una entrevista con el encargado de Urbanismo del Ayuntamiento. El ambiente político, en el comienzo de la transición de una administración a la siguiente, era complicado en el edificio y muchos temían represalias por sus rivales cuando estos tomasen el poder. En especial en un asunto sobre el que el gobierno Trump había mostrado en el pasado más que clara disposición a proteger los abusos que se cometieran. Pero entre los tres Caídos consiguieron convencer al político de que presionase al ayuntamiento correspondiente para obtener toda la información pública que se pudiera sobre el centro de internamiento. Y si algo ocurre en el Estado de Nueva York es que la ciudad, aunque no sea la capital del Estado, es el corazón del mismo.
Mientras tanto, Jennifer, ante la desaparición de Dae-suo, tomó bajo su manto intentar conseguir la colaboración de la Tecnocracia. Se reunión con el Agente de nuevo en el Empire State Building, y aunque la conversación fue suave, seguía teniendo un subtexto de tensión. Pero la Caída no se dejó intimidar y le presentó lo que estaba ocurriendo con tranquilidad y detalle, buscando los puntos donde podría existir la cooperación. Y aunque el Agente no parecía muy dispuesto a entrometerse en un evento que tenía lugar en un sitio que parecía contenido, quedó en solicitar instrucciones de sus superiores. De modo que Jennifer se fue a pasar la tarde tejiendo su red de contactos en la política, y entre llamada y llamada recibió confirmación de que la Tecnocracia no se inmiscuiría pero sí que garantizaría que no llegase ayuda ni refuerzo del exterior.
Matt y Violet estaban de brunch mientras el estafador esperaba a que Graham le dijese la información que le había solicitado. Pero su amigo policía no pudo conseguir mucha, no solo porque él trabajaba en delitos financieros y no inmigración, sino porque aquella instalación y el personal asignado estaban bajo un grado inesperado de secretismo y protección. Así que le aconsejó no involucrarse en todo aquello si podía evitarlo. Mientras tanto, Violet fue contactada por Kathy para seguir su investigación periodística y entre ambos Caídos convencieron a la reportera de reunirse a solas en una habitación de hotel cercano; cuando llegaron a la misma, sin embargo, encontraron que su equipo se encontraba en la cafetería, probablemente por si había algún problema en una reunión en un lugar poco ortodoxo como aquel, y frustrada y enfadada Violet decidió que no habría reunión y se fueron. Que Kathy investigase lo que pudiese y ya lidiarían con ese problema cuando tocase.
Mientras tanto, fuera de Nueva York, los otros tienen que lidiar con el malhumor de Jordan, a quien también llegaban una hora tarde al encuentro. Tras apaciguarlo, las tareas de exploración mágica se dividieron y cada Caído comenzó a buscar la seguridad de la distancia para hacer sus reconocimientos. Adam constató el incremento de defensa de la institución, más parecida a una prisión de máxima seguridad que a un centro de internamiento temporal de migrantes sin papeles. El Tormento era palpable incluso en la distancia y las plantas y semillas a las que consultó George le indicaron que todo lo que había en el interior del edificio era un enemigo, desde los perros de guardia a los vigilantes de los muros. Y en el interior, casi doscientas personas, aunque por su distribución Adam consiguió separar a los 150 presos de los 50 agentes de seguridad, pero eran todos potenciales enemigos. Tras ello se reunieron y el arquitecto se las ingenió para conseguir formar un aparato que les permitiese pinchar las señales de radio de la instalación, aunque pronto descubrieron que en general eran bastante silenciosos y solo se comunicaban con el exterior para las señales rutinarias de cambios de turno y similares eventos.
Y así llegamos al encuentro nocturno en la Corte, donde cada uno de los presentes puso en común lo encontrado. El secretismo en torno a la instalación era innegable, muy superior al esperado, y había comenzado unos cuatro años atrás, quizás con el comienzo de la administración Biden, como señaló Matt. Con su ayuda y la de Violet, Clarke había conseguido los planos de las instalaciones y confirmaciones de las denuncias de múltiples ONG de lo que allí estaba ocurriendo. Jordan habló de un Tormento terrible así como que en el Patrón se veía un combate inminente en el que moriría mucha gente y que cuanto más tardasen peor sería. Jennifer les puso al tanto de que la Tecnocracia se mantendría al margen y descartaron la idea de buscar ayuda en otros seres sobrenaturales. Y Adam, George y Margaret pusieron en común todo lo que habían investigado. Solo Amber no tenía nada que aportar, tan lejos de los mares sus dones no podían colaborar en la obtención de información, ni tampoco era precisamente la más sutil en esos menesteres.
Así que comenzaron a proponerse planes y surgió la primera duda cuando Jordan inquirió a Jennifer qué haría ella cuando la gente empezase a morir. Ella dijo que no tendría problema si no se podía evitar, y proponía de hecho reducirlos o acabar con ellos y la armería antes de enfrentarse al ser sobrenatural. Clarke preguntó quienes serían capaces de resistir el daño para preparar un plan de defensa, y allí Violet señaló que ella no tenía intención de jugarse el pellejo por todo aquello ni veía muy bien por qué estaban marchando a una guerra así. Aburrido tras unos minutos de debate, George se alteró y señaló que todo estaba siendo una pérdida de tiempo que no servía de nada y que hablaban en círculos, y primero Clarke le respondió que era obvio que su ausencia de la Guerra le hacía no entender para que servía todo aquello, y Jennifer le intentó explicar por qué lo que decía era importante, ya que estaba respondiendo a las clarificaciones que Matt le había solicitado.
Fue en este ambiente tenso que una mujer desconocida entró en el lugar, aunque pronto se presentó como Nuriel. Un nombre que todos reconocieron, quien más y quien menos, pues no se desconoce a una persona de tal Eminencia que es la líder de la facción de los Redentores. Ella les señaló que había acelerado su llegada a la ciudad al enterarse de que pensaban marchar a la guerra, y que el camino era la reducción del Tormento a través de la paz y ayudar a los demás. Muchos en la Primera Casa sabían que ese discurso era parte del plan de Nuriel para ganar poder, como buena Diabla, y fue Jennifer quien le propuso un trato: podría intentarlo por la vía pacífica a cambio de que si fracasaba les ayudase, siempre sin ejercer la violencia. Clarke tenía sus reticencias, ya que mostrarse al Encadenado implicaría ponerle sobre aviso de que podría haber un conflicto y perderían el factor sorpresa.
Otros argumentos se sumaron a favor y en contra, mientras el debate se prolongaba en esa noche entre sábado y domingo en que la guerra entre los elohim regresaba al mundo de donde había estado desterrada desde su encierro en el Infierno. Quizás esta no sería la Larga Marcha decretada por el Halo Negro, pero sin duda esta Marcha Corta no sería la última.
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