Paraíso Perdido 17: La ciudad de los muertos
Los sonidos del teclado nos arrastran al encuentro inevitable de la voz que nos habla de la defunción, del suicidio, de la extensión del veneno. En Sandman, Muerte le dice a Morfeo que el final es tan natural como la llegada a la tierra, pero Gaiman se equivocaba con ello. No es natural para los mortales el morir, es el primer castigo divino tras la Rebelión, y por eso aun ahora temen ese momento de modo atávico. Toda religión que han inventado responde como puede a la pregunta de Lo que Viene Después, pues nadie sabe qué ocurre con los que fallecen y no se aferran al mundo, y si los silenciosos elohim del Segundo Mundo conocen la respuesta, no la comparten.
Descendamos de aquellos tiempos en que se extiende por primera vez la duda, al presente donde esta ya impera. Y encontraremos a Dae-suo acudiendo a su trabajo a Ares Macrotechnology donde en su unidad de investigación sobre armas nucleares encuentra a una nueva integrante. Técnicamente se llama Claudia Wells, pero quiere que la llamen CypherGurl y bajo su actitud rebelde y protestona contra todos y todo se oculta una mente que sabe mucho de ordenadores y que, como más tarde descubrirá en el aparcamiento el Caído, es la de una maga. Creer es poder para ella, y con su ordenador cuántico puede hacer que los cláxones de un aparcamiento toquen Boulevard of Broken Dreams todo lo bien que pueden hacerlo unos coches vacíos. Y la jovencita no se deja impresionar por el intento de Dae-suo de adivinar las matrículas de los coches por venir, ni porque hackee la seguridad de su BMW (aunque claramente no tiene edad de conducir).
Adam por su parte llegó a las oficinas de Mendelson, Welshire y Asociados, donde tenía cita con uno de los socios del buffete para ver su caso, como lo habían hablado en el Heaven's Lounge el sábado pasado. El abogado le expuso las buenas y las malas noticias. Buenas porque podían coger el caso (a cambio de un precio exhorbitado), malas porque hacían falta pruebas razonables para conseguir que un juez reabriese un caso ya cerrado. Y la grabación de la confesión que Adam tenía en el móvil no sería una prueba admisible en la corte. Pero había un plan, habría que conseguir peritaje profesional, acceso a los planos, contraste de opiniones... y mucho dinero. Así que el Caído, maestro de la materia que había moldeado montañas y cuevas, fortificaciones y ciudades, decidió poner sus Saberes a buen uso... falsificar dinero. Pero en el bufete no aceptarían pago en metálico sino transferencia, así que con 15000$ en billetes de 100, el demonio se encontró con el antiguo problema que había derribado a grandes como Al Capone: blanquear dinero. Quizás Matt y sus contactos en la mafia pudiese ayudar, pero sin duda lidiar con los capos siempre es un riesgo, por muy pacto que fuese Don Corleone.
A George lo encontraremos visitando a Joe para intentar establecer un pacto con él. El cocinero, sin embargo, no cree que el psicólogo sea un ángel, y piensa que el bonsai salido de la nada es un buen truco de magos. Pero magos de los de chistera y conejo. Se enteró, eso sí, de que quizás pronto habría plazas en el psiquiátrico, pues parecía que iba a haber despidos, pero George ya no estaba del todo dispuesto a regresar al trabajo a aquel terrible lugar. Así que el encuentro se saldó sin éxito, pues el Caído se puso nervioso y no supo gestionar la situación para obtener el pacto que buscaba, y el cocinero se quedó algo preocupado por la salud mental de su amigo y cliente.
Finalmente, a Jennifer la encontramos haciendo llamadas a sus contactos en las juventudes demócratas para lograr que estos le presenten a más gente o le den nuevos números de teléfono. Cuatro interrupciones simultáneas ocurren cuando cuatro de sus hermanos de la banda a la vez la llaman porque les están secuestrando. Así que la joven sale corriendo en busca de Marco, el segundo de la banda, y le encuentra mientras ICE lo está encerrando en un furgón y se lo llevan. Ella logra colarse dentro y ver el más que cuestionable protocolo que están siguiendo los federales para tratar con la situación, finalmente llevándose a su amigo y dejando al otro reo en la furgoneta. Pero ya era demasiado tarde para salvar a los otros tres, así que con una llamada telefónica a Angela descubre dónde están los dos centros de internamiento para migrantes en Upstate New York, y para allá que se va.
Los otros tres, para entonces, se han reunido en el puesto de Joe's para ir juntos a la tienda de Isaac a obtener respuestas. El mago judío está atendiendo a un cliente cuando llegan, y cuando les atiende los intereses de George y Dae-suo no se alinearon del todo. el de la Cuarta Casa va en busca de información de CypherGurl y descubre que es una integrante de la Tecnocracia como todos los Adeptos Virtuales y por tanto un peligro aunque se intentasen hacer pasar por amigos. El de la Sexta por su parte sigue buscando información de los ídolos que podían encerrar demonios, y aunque es obvio que Isaac algo sabe, del mismo modo que no colaboró con Jordan cuando le fue a buscar por ese tema, no lo hizo con ellos. Algo que Adam solo empeoró al intentar sonsacarle con mentiras. Y con algunas acusaciones cruzadas y palabras subidas de volumen, los Caídos dejaron al hechicero con su siguiente cliente, quien estaba sorprendido de lo místico que era todo de lo que hablaban.
Jennifer, mientras tanto, está abandonando la ciudad en dirección norte. A base de autoestop avanza por la Interestatal-87, pasada Ravena pero antes de llegar a Bethlehem, donde la senda le lleva cada vez a carreteras más secundarias y apartadas. Hasta alcanzar una ruta que claramente solo siguen aquellos que van al primer centro de internamiento de emigrantes, donde sus Saberes localizan a sus tres compañeros de la banda. Pero, en precaución para no ser vista, ella permanece alejada del centro en el comienzo de la carretera, esperando encontrar al Alcaide y poder convencerle de liberar a los pandilleros sin que acaben en El Salvador.
Ya que estaban buscando magos e información sobre ídolos, George les convenció de ir a buscar a Justice Fist, y llegaron a su casa tras asustar al conductor del taxi con su conversación. El primer encuentro funesto fue, tras Adam identificar el piso del superhéroe, hablar con su madre por el telefonillo, pues resultó ser una mujer del todo detestable. Consiguieron atraer su atención con sus poderes y en el tejado hablaron con el muchacho con calma. Pero, por mucha buena voluntad que tuviese, el estudiante del Tercer Templo del Buda Dormido no tenía respuestas para sus preguntas, aunque estuvo de acuerdo en consultar a otros magos de la ciudad y ver si se querían reunir o ayudar.
Jennifer, mientras tanto, aburrida de no encontrar a ninguno de los viajeros que pareciese un Alcaide, habló de nuevo con Angela y de ahí surgió la acertada idea de que quizás habitasen cerca del centro de internamiento y por eso no habían tomado la carretera. Así que hacia allí se dirigió caminando la latina, buscando las papeletas de que la internasen sin juicio ni procedimiento, y lo que más le impactó fue el Tormento y el Sufrimiento que irradiaba de aquel lugar apartado de la mano de Dios (y del Demonio también). Cerca de allí en efecto había una villa y en la casa más grande vivía el Director del centro, pero fue su esposa la que abrió la puerta y de un modo inexplicable, fue más que capaz de resistir las sugerencias habituales de la de la Segunda Casa. Su corazón debía estar cerrado a su bien interior, pues en lugar de colaborar llamó a las fuerzas de seguridad para que detuviesen a la Caída. E incluso con ella en forma apocalíptica, devolviendo las balas de los rifles de los agentes, estos fueron de nuevo resistentes al miedo que ella intentó introducirles, de modo que la Guardiana se tuvo que ir del lugar robándoles su coche (si es que, al final, van a tener razón y estos "wetbacks" solo vienen a robar...).
Jennifer les contó a los demás lo ocurrido, y Dae-suo, usando sus conocimientos y lo hablado por la tarde con Adam, ató los cabos de que aquello debía ser el demonio encerrado en un artefacto que estaban buscando. Hablaron con Clarke, que preocupado por ello, decidió reunir a la Corte de la Gran Manzana para tomar una decisión conjunta sobre algo que afectaba tan directamente a todos los integrantes de la misma. Al fin y al cabo, si uno de los cinco Archiduques del Infierno se encontraba en Nueva York, aquello significaba mucho para todos los Caídos estuviesen donde estuviesen del mundo. George se encontraba con su esposa visitando a los médicos para hacerle las pruebas del cáncer, pero se reunió con todos ellos después de cenar en el Museo de Historia Natural. Discutieron los cuatro largamente en la entrada, hasta el punto de Elias acabó llegando y entrando antes que ellos.
Con la Corte reunida, con algunas excepciones, se planteó el tema y hubo fuertes discusiones y debates sobre la naturaleza de ese Caído, lo que significaba su Tormento y lo que había que hacer al respecto. Al final, Clarke decidió someterlo a votación de todos pues implicaba un riesgo y un cambio que afectaba a toda la Gran Manzana. Los debates se reprodujeron, con Margaret como firme partidaria de atacar contra el Mal que suponía aquel demonio, y Elias en el lado contrario porque no le importaba lo más mínimo lo que el otro hiciese en su centro presidiario. Amber tampoco estaba por la parte de intervenir en algo así, pero tras haberla ayudado con el tema de Hell Gate, se unió al grupo partidario de entrar en conflicto; incluso Jordan, inicialmente más partidario de una intervención más comedida, acabó involucrado de lleno ante la posibilidad de descubrir nuevas cosas sobre la validez de la profecía.
Así que, mientras Elias abandonaba el Museo, la Corte decidió como conjunto poner final a la situación y devolver al Caído al Infierno, en vez de arriesgarse a destruirlo. Retomando su antiguo papel de líder militar, Clarke organizó un plan para recoger información, unos por medio de la palabra (Jennifer y él mismo), otros por medio de sus Saberes (coordinados por Adam) y otros que buscarían aliados entre los magos y la tecnocracia (Dae-suo tomando el liderazgo en ese ámbito). Los primeros diseños rudimentarios estaban colocados hasta que se reuniesen de nuevo a la noche siguiente para poner en común lo descubierto.
Pues, por primera vez desde la Larga Marcha, los Caídos marcharían a la guerra contra otros Caídos. Serían los suyos los que sufrirían, lucharían y morirían o triunfarían, en la primera de las batallas que de nuevo sacudirían este mundo de tinieblas. Pues otras Cortes se estaban organizando y, como estaba Euterpe descubriendo en Las Vegas, no todas eran tan hospitalarias como la de la Gran Manzana...
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