Humo y Espejos
Era difícil imaginar que el destino de Occidente dependía de aquella reunión en aquel bar mugroso y perdido. Que el futuro del mundo libre pasaba porque fuese capaz de colar aquel farol, de haber atado todo correctamente. Pero Trevor Williams estaba tranquilo, o todo lo tranquilo que se puede estar en territorio enemigo, en una noche desapacible, con un hostil sentado del otro lado de la mesa y un fanático al lado. Si, muy tranquilo... al menos conseguía que su voz no temblase y sonase firme. Era todo parte del Baile, al fin y al cabo.