El cruel destino de las leyendas
Las leyendas son traidoras, es parte de su naturaleza. Tomemos a Robin Hood, por ejemplo: un hombre que regresa de las Cruzadas y se encuentra con que el reino que le vio nacer se encuentra en las manos corruptas de Juan sin Tierra y sus secuaces. Así que, a través de miles de peripecias, se enfrenta a los ricos y poderosos para defender a los débiles y conseguir que Ricardo Corazón de León pueda regresar de Tierra Santa y ocupar su trono legítimo. Todo muy heroico y caballeresco, incluso romántico cuando entra en escena Lady Marian. Lo que la leyenda calla, a drede sin duda, es que Ricardo fue un rey nefasto, que pasó más tiempo fuera de Inglaterra en guerras de religión sin sentido que gobernando con justicia. Lo que la leyenda retuerce es que, de hecho, el reinado temporal de Juan no fue ni de lejos tan malo como el de su hermano, ni tan corrupto. Igual que la leyenda minimiza la importancia de que a Robin, que era noble, le habían quitado sus tierras y q...